El código postal 15009, que engloba los barrios de Os Castros, O Castrillón y Monelos, es uno de los más poblados de la ciudad, y el que año tras año firma más declaraciones de IRPF. Pero, también año tras año, estas reflejan una riqueza por persona inferior a la media de la ciudad. Hasta 2019. El año anterior a la pandemia, según datos de la Agencia Tributaria, la riqueza de los vecinos se incrementó bruscamente en más de un 30%, sobrepasando el promedio coruñés en un 12,8%, solo por detrás de la Ciudad Vieja, el Ensanche y las zonas de Juan Flórez-Santa Lucía.

El número de declarantes apenas cambió, y si este aumento de riqueza hubiera sido uniforme, cada vecino que hace la declaración habría visto cómo aumentó su riqueza, antes de impuestos, en casi 8.400 euros. Pero la distribución de los ingresos de 2019 lleva a pensar que lo que ocurrió fue que un solo declarante, o un pequeño número de personas emparentadas, ingresaron una cantidad próxima a los 141 millones. Y que, además, esa fortuna no se debe a que vendiesen una gran propiedad, sino a que proviene de participaciones en una empresa.

Esto se debe al origen de las rentas. La mayor parte de la riqueza de los vecinos de Os Castros que hacen la declaración (que no son todos, ya que las personas que ganan menos de 22.000 euros anuales no tienen que presentarla) procede del trabajo. Por ejemplo, en 2018 los salarios supusieron el 85% de los ingresos de los vecinos. Pero en 2019 las ganancias medias por este motivo solo se incrementaron un 1,6%. Tampoco se movieron demasiado los ingresos que provienen de bienes inmuebles, un 3,5%, que son minoritarios en el barrio. La categoría de “otras rentas” aumentó de manera importante, pero es una parte muy pequeña del total.

Y las ganancias patrimoniales (por ejemplo, las derivadas de la venta de acciones, o de edificios) se redujeron un 26% a lo largo del año. Esto es lo más sorprendente, ya que, si una persona ingresa un año una cantidad desproporcionada de dinero, lo más probable es que se deba a que lo ha recibido por la venta de una empresa o de un parque inmobiliario.

Por el contrario, lo que se disparó fueron las rentas del capital mobiliario. Estas, según la ley del IRPF, son las que se derivan de propiedades distintas a las fincas y edificaciones. Las más habituales son los dividendos que se cobran por tener participación en empresas y los intereses de operaciones financieras (por ejemplo, lo que se ingresa por cuentas remuneradas). También se incluye el cobro de seguros de vida o de invalidez, y algunas categorías más exóticas, como los procedentes de arrendar minas, de ceder la explotación de la propia imagen o algunos tipos muy específicos de propiedad intelectual.

Este apartado suele ser muy minoritario en el barrio: en 2018 fueron apenas 9,8 millones de euros para todos los vecinos, y desde 2014, cuando se empezó a hacer la estadística, todos los años había cifras en ese orden. Pero en 2019 este apartado se multiplicó por 15; el total aumentó en 140,9 millones en solo un año. El año anterior al COVID, en Os Castros se cobraron el 45,8% de todas las rentas de capital mobiliario de todo el municipio.

Debido al salto brusco entre un año y otro, más probable es que esta renta pertenezca a un nuevo vecino con participaciones en una empresa muy valiosa, o una familia que comparta la propiedad y que se haya instalado en el barrio. Esto aumenta el misterio, ya que muy pocas personas en el mundo tienen un patrimonio que preste beneficios de este tipo.

Por ejemplo, Inditex, una de las empresas más valiosas del globo, repartió en 2019 dividendos por valor de 35 céntimos por acción: en total, unos 1090 millones de euros. Sandra Ortega, que fue el año pasado la mujer más rica de España, tiene el 5%, con lo que habría ganado algo más de 54,5 millones de euros de dividendos por esta empresa; sustancialmente menos que el misterioso millonario de Os Castros (si bien pudo obtener más ganancias de otras propiedades).

¿Error de cálculo?

La solución más sencilla sería que el misterioso multimillonario es un espejismo. Esta es la opinión de un economista consultado por este diario, que trabaja habitualmente con datos de A Coruña y al que el crecimiento de la renta le parece desproporcionado. Ve difícil que un solo vecino haya tenido ingresos de 141 millones, aunque es “aún más improbable que fueran diez personas” con 14,1 millones cada uno, por lo que la explicación que le parece más convincente es que la Agencia Tributaria se haya equivocado con las cuentas.

Pero esta cuestión se le ha planteado directamente a la Agencia Tributaria, y según la respuesta de esta, a la que ha tenido acceso este diario, los responsables de la información publicada señalan que “se ha verificado y contrastado” y que la estadística “es correcta”. La identidad del supuesto multimillonario, de cualquier manera, queda cubierta por el secreto estadístico.