La guionista y cómica oleirense Carolina Iglesias es la mitad de Estirando el chicle, el pódcast que comparte con Victoria Martín y que acaba de ser reconocido con el Premio Ondas. Su programa es el más escuchado del país, acumula cuatro millones de reproducciones al mes y las entradas de sus directos se agotan en cuanto salen. La industria no apostó por su proyecto, pero el gran público sí. Para muestra, un botón.

La última vez que la entrevistamos en este periódico fue en mayo, por el premio Marcela y Elisa. Ahora hablamos por el Ondas. ¿Cómo está yendo el 2021 para Carolina Iglesias?

El de Marcela y Elisa significó mucho, por ser un tema LGBT, además en mi tierra, que eso para mí puntúa triple. Lo del Ondas no nos lo esperábamos. Siempre dices jo, estaría guay, porque hemos conseguido mucho en un año, pero nunca te imaginas un premio de esta categoría. Estamos en un proceso de asimilación, porque no somos conscientes de que es un premio importantísimo. Es un poco fruto de mucho tiempo trabajando y de un año y medio, que es lo que llevamos con el pódcast, muy duro. Esto es una palmadita para seguir. Y vaya una palmadita.

Una palmadita también para los que piensen que lo que ustedes hacen no es comunicación ni periodismo serio. Que los hay.

Claro, es que encima somos dos mujeres hablando de cosas como la regla. Hay gente que posiblemente esté ardiendo de rabia. Por eso significa muchas cosas. Es como que se valoran discursos diferentes, que es lo que llevamos defendiendo desde el programa desde el principio, basándolo también en nuestras propias experiencias. Yo me tuve que ir de un programa porque no querían que hubiera dos mujeres presentando, y era una cosa que parecía impensable. Ahora, que dos programas de dos mujeres se lleven el premio es un ánimo. Hemos vivido golpes duros y situaciones machistas en determinados momentos, y esto es como un impulso para decir que algo bien estaríamos haciendo cuando queríamos hacer las cosas de esta manera.

El premio es ex aequo con Deforme semanal, otro programa presentado por dos mujeres jóvenes. El hecho de que hayan sido reconocidas con este premio, ¿qué nos dice sobre hacia dónde se dirige el sector de la comunicación?

Ojalá signifique algo y que no se quede en un caso aislado. Yo siento, además, que cada vez hay más mujeres haciendo contenidos, y que en el pódcast hemos encontrado un lugar en el que expresarnos, y en el que el público ha encontrado un sitio donde tener discursos diversos, que a lo mejor en la televisión empezaban a echarse en falta de alguna manera. Henar Álvarez puso en Twitter una cosa que es muy clave: la importancia de que nos dejen hacer, no solo somos presentadoras, somos también creadoras. Es importante tener la libertad de crear un proyecto de cero y capitanearlo, dejarnos escoger el equipo, que nos rodeemos de personas de confianza y no por ello menos válidas. Juntar en un programa a cuatro mujeres aleatorias no te asegura el éxito. Esas cuatro mujeres pueden no conocerse, tienes que dejarlas encajar y tener un rodaje. En todos los programas acaban estando los amigos de siempre. Todo el mundo quiere estar con sus amigos, pero hay que buscar la diversidad de alguna manera, no metiendo a una mujer en un entorno todo de amigos. A nadie le gusta meterse en un sitio en el que todos se conocen y tú llegas de nuevas. Confiar en nuestro criterio y en lo que podemos hacer también es importante, y el premio también significa eso.

No les gusta que se refieran a ustedes únicamente como youtubers. ¿Hay cierta superioridad o desprecio en los medios tradicionales cuando se dirigen o hablan de ustedes?

Sí, yo creo que al final es el miedo a lo desconocido. Nos hemos sentido muy valoradas, y, de hecho, con el pódcast el valor que hemos tenido y sentido y la alegría de la gente por el premio nos ha desbordado bastante. En ocasiones, sí que lo sentimos. Recibes comentarios que dices... jolín. O la gente que no te conoce y dice “mi hijo os conoce, pero yo no”. Vale, lo entiendo, pero si me vas a hacer una entrevista, al menos léete mi vida. No nos tiene que conocer todo el mundo. Ahora mismo, estamos en un momento en el que una persona puede tener tres millones de seguidores y que no la conozca tanta gente. Sí que siento que, en ocasiones, se nos trata con superioridad moral, pero dejamos que nuestro trabajo hable por nosotras. A veces es un poco desolador, pero hay muchísima gente que nos valora.

Entrevistan a mujeres, pero tienen un público muy heterogéneo. ¿Hacía falta un espacio que diese valor a temas asociados a lo femenino, que históricamente se han considerado frívolos?

Yo creo que sí. Nosotras no esperábamos tanta repercusión, nos sigue sorprendiendo bastante. Al final son temas que hablamos con nuestras amigas en nuestro día a día. Ahora con 30 años hablamos de cosas que, a lo mejor, cuando teníamos 15 nos habría gustado escuchar. Tenemos seguidores y seguidoras de todas las edades, desde adolescentes hasta gente de 50 o 60 años. Nos hemos encontrado madres e hijas que vienen juntas a vernos, eso es algo que creemos que une mucho a las generaciones. Están viniendo invitadas con historias muy distintas, por ejemplo, Chelo García Cortés, que tiene 69 años, y se pone a hablar de la bisexualidad con una libertad y con una forma que es muy emocionante escuchar. La edad es un número, pero las experiencias nos unen a todas las generaciones.

Lo de Chelo García Cortés fue muy comentado. Salieron incluso en Sálvame. Hubo cierta crítica hacia lo que los jóvenes consideran referentes: una periodista del corazón y personaje televisivo. ¿Creen que no se pararon a escuchar su discurso?

Total. Yo leí este tipo de comentarios, además, de compañeros de profesión. Me sorprendió, pero, al final, justo por eso invitamos a Chelo, porque a lo mejor conoces solo su parte más televisiva de Mediaset, en la que hace una función, y, a lo mejor, como no has profundizado mucho en su persona, te piensas que es una friki. En el programa habló de la bisexualidad, de cómo superó que su madre se suicidase cuando era joven, cómo asumió su padre su bisexualidad, cómo lleva una relación de 20 años con su mujer. Habló de temas que para mí fueron muy emocionantes, y se conoció un poco más de ella como una persona muy tierna, y que se abrió con nosotras de una manera súper generosa. Me da más pena por ella, pero creo que está curada de espanto. Se ha creado una amistad muy bonita entre ella y el equipo. Nosotras, con Chelo a muerte, y a quien la quiera insultar, le pisamos la cabeza.

¿Qué mensaje le mandan a la industria que les cerró las puertas, ahora con un Ondas como refrendo del sector a su trabajo?

Pues que hay muchas más que no tienen un Ondas, y que más les vale darles voz antes de que sea demasiado tarde. Ahora nosotras estamos en el número uno y tenemos este momento de foco y de visibilidad, pero hay muchas más que a lo mejor nunca llegan al número 1 y no por eso son menos válidas. Lo ideal para nosotras sería no tener que llegar al número 1 para que nos hagan caso. Ojalá esto sirva para que investiguen un poco y escuchen nuevos discursos. Ahora, nosotras, en el punto en el que estamos, si entramos en la industria va a ser con nuestras condiciones, porque nosotras si entramos va a ser para mandar. Que escuchen a las que vienen detrás, que hay mucha gente con talento, y que no se les olvide.