La relación epistolar que vecinos del Orzán mantienen con la alcaldesa, Inés Rey, para denunciar el exceso de ruido que padece la zona en horario nocturno, especialmente los fines de semana desde el verano, alcanza el tercer capítulo. Su argumento: mediciones de ruido con niveles más elevados que los establecidos como límites por distintas normativas y una advertencia al Concello de que la situación, si continúa, podría llegar a los juzgados. Según los vecinos, la regidora no ha respondido a ninguna de las cartas.

El escenario concreto en el que se apoyan los vecinos esta vez es el cruce de las calles Sol y Socorro, donde numerosos clientes de locales de ocio han protagonizado concentraciones ruidosas tras la hora del cierre de los establecimientos, en alguna de las cuales se ha dañado mobiliario urbano, según recogieron vecinos afectados en fotos y vídeos. En esa confluencia de calles hay un sonómetro municipal instalado en un poste que registra los niveles de emisiones acústicas en tiempo real procedentes del entorno. Los vecinos han extraído como ejemplo los datos del pasado 26 de septiembre, domingo, que en horario de madrugada, entre las 0.00 y las 6.00 horas, tuvo niveles de entre 73 y 93 decibelios, según los residentes entre 20 y 40 más que los límites establecidos en leyes españolas y europeas.

Los vecinos toman como referencia legal el real decreto de 2007 que desarrolla la ley del ruido del año 2003, que establece en 55 el límite de decibelios en horario nocturno en suelo de uso residencial, y una directiva del Parlamento Europeo de 2002 sobre gestión del ruido ambiental que lo baja a 50. Además, la ordenanza municipal contra la contaminación acústica de 2014 señala que “toda instalación, establecimiento, actividad o comportamiento deberá respetar los límites de transmisión al medio ambiente exterior” indicados en un cuadro que recoge las áreas acústicas receptoras, entre ellas la de uso “predominantemente residencial”, en la que el límite en horario nocturno es 45 decibelios.

El ruido procedente de la gente, la actividad hostelera y la circulación de vehículos entre las doce de la noche y las seis de la madrugada del 26 de septiembre se elevó hasta los 93 decibelios entre las 0.00 y las 02.00 horas. A partir de las 04.30, con los locales cerrados, baja el nivel hasta por debajo de los 60 decibelios y vuelve a subir hasta casi 80 por la intervención de las máquinas y vehículos de limpieza, apuntan los vecinos.

La obtención de estos datos de una fuente municipal lleva a los residentes del Orzán que han enviado una nueva carta a la alcaldesa a concluir que “la situación en la que el Concello mantiene” a estos vecinos es “claramente delictiva”. “El Gobierno local es conocedor de los hechos desde hace mucho tiempo y se ha negado a tomar las medidas necesarias a pesar de nuestras protestas”, señala la carta.

El colectivo vecinal Ensenada del Orzán, que denuncia sus problemas para conciliar el sueño desde que la actividad hostelera regresó tras las restricciones de la pandemia, advierte al Ejecutivo local de la posibilidad de “pedir responsabilidades legales a los dirigentes locales”. “Nos vamos a reservar lo del juzgado (de momento) y vamos a pensar que el Ayuntamiento, vista la evidencia, estará por la labor de resolver el problema”, añade la carta.