Con el cambio de hora y una vez pasado Halloween, el invierno está a la vuelta de la esquina, pero hay quien prefiere obviarlo y sigue tirando de la ropa de verano. Las últimas jornadas en la ciudad han estado marcadas por chaparrones intensos, pero también el sol ha conseguido colarse en algún momento. En estos meses, se sale de casa con bufanda y se vuelve al mediodía con la chaqueta en la mano. Todavía hay quien se calza sandalias. Pero quizá no sea la mejor idea a estas alturas. No se sabe si alguien que pasaba ayer por Os Mallos, mientras llovía, se las sacó y las dejó en la calle o quiere regalarlas. Pero allí estaban, junto a un portal, a la espera de dueña nueva.