David Pintor | Ilustrador y autor del libro infantil ‘La gran aventura de Nara’

“Como mi libro no tiene palabras, padres y niños pueden crear su propia historia”

“La literatura infantil permite una gran libertad y que la imaginación explote”

El autor David Pintor  | // LA OPINIÓN

El autor David Pintor | // LA OPINIÓN / enrique Carballo

A coruña

El dibujante y humorista gráfico coruñés David Pintor lleva muchos años ilustrando libros infantiles, guionizados por otros autores. Ahora ha dado el salto a producir una obra él solo: La gran aventura de Nara. En España lo edita Degomagon; ya ha salido en Portugal y en Italia la publicará, el año que viene, Mondadori.

“Como mi libro no tiene palabras, padres y niños pueden crear su propia historia”

Una de las ilustraciones de ‘La gran aventura de Nara’. / enrique Carballo

Dedicó otro libro a su hija, El primer diccionario de Nara.

Allí recopilé las primeras palabras que fue aprendiendo. Este es diferente: ya es una historia. Nació de cuentos que le narraba a mi hija, y es un libro sin palabras: la trama se cuenta a través de ilustraciones. No tengo experiencia como escritor, y recurrí a una técnica del humor gráfico, en el que llevo mucho tiempo trabajando y en el que cuento gags sin palabras. La historia comienza con una niña leyendo, que encuentra un globo en la caseta de su perro. Sale volando agarrada a él y empiezan a ocurrirle un montón de aventuras. Hago muchas referencias al cine, porque la acción es muy trepidante.

¿Dio algo de miedo hacer este libro sin el apoyo de un guionista?

Miedo no, miedo no. En la vida no hay que tener miedo, sino tener ganas de hacer cosas. Yo estaba muy motivado tras el nacimiento de mi hija, pues resulta muy inspirador a la hora de contar historias: ella te las pide. Muchas veces recurres a los libros, que tienes por casa, pero otras usas tu propia imaginación, para contarle una historia nueva antes de que se vaya a dormir. Me apetecía mucho hacer el libro, veía qué cosas funcionaban con ella y cuáles no, y al final me animé. Quería contar mi propia historia y tener un control total de todo, desde la historia al diseño y las ilustraciones. Me sentí muy cómodo y muy ilusionado.

¿Para qué edades está pensado?

Lo que se maneja por ahí es para primeros lectores, pero creo que el libro es muy versátil. Ya le he regalado el libro a alguna personas, y he comprobado que, al no tener palabras, da mucho juego a que cada padre o cada cuentacuentos se imagine, no su propia historia, pero sí los diálogos, detalles de cosas que aparecen... Creo que es una herramienta muy buena para leer a los hijos y que entre los dos creen su historia. Incluso que los propios niños se imaginen los diálogos.

En su obra como ilustrador tiende hacia toques mágicos e imaginativos que encajan bien dentro de la literatura infantil. ¿Cómo empezó en el género?

Me decidí a partir de mi selección en la feria del libro infantil de Bolonia. Durante muchos años me había dedicado al humor gráfico o a otros géneros, y la ilustración infantil me apetecía, pero le tenía cierto respeto. No sabía muy bien qué estilo emplear; tienes que utilizar uno diferente que cuando ilustras algo para adultos. Envié algunas ilustraciones a este certamen y las eligieron. Fue un impulso muy grande: pues me dio la sensación de que mi estilo podía valer para este campo. A partir de ahí accedí al mercado internacional, empezaron a llegarme encargos, y fui depurando mi estilo.

¿Qué le gusta del género?

Me encuentro muy a gusto, porque la literatura infantil, a nivel ilustración, es un campo que permite una gran libertad y que la imaginación explote. Me encuentro muy libre para experimentar diferentes estilos, pues me permite jugar con diversas técnicas, con personajes muy locos, y eso me gusta mucho.

¿Cree que la literatura infantil debe educar y transmitir ciertos valores o cierta moral, o prefiere que los libros se centren en la parte imaginativa y de diversión?

Hay espacio para todo, también para libros que fomenten valores o enseñen, pero yo no me planteo dar una moraleja o enseñar valores. Creo que se trata de que el niño disfrute y llevarlo a un mundo de fantasía, con personajes locos, donde por un rato se convierta en un pirata, o viaje a la Luna. Creo que eso es mucho más que suficiente para un libro.

También se puede decir que eso, por sí mismo, es una forma de fomentar la creatividad.

Permitir al niño entrar en mundos fantásticos es una manera de fomentar la creatividad, pero lo principal, en mi caso, es hacer que los niños pasen un buen rato.

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