El nuevo peaje costaría 428 euros al año a un trabajador que use la A-6 entre A Coruña y Lugo

La tasa que estudia el Gobierno central para realizar el mantenimiento de las carreteras estatales, de un céntimo por kilómetro, exigiría 126 euros para un vecino que se desplace entre Betanzos y Arteixo

Autovía A-6 a su paso por Cambre

Autovía A-6 a su paso por Cambre / Víctor Echave

A Coruña

El debate sobre si cobrar o no por el uso de las carreteras estatales para poder afrontar su mantenimiento ha surgido en varias ocasiones durante los últimos diez años. El Gobierno de Mariano Rajoy lo estudió y el de Pedro Sánchez ha ahondado más en esta cuestión para hacerla realidad en las vías de alta capacidad en los próximos años. Del plan ya se conocen algunos detalles que permiten hacerse una idea del impacto que tendrá en los bolsillos de los conductores. La previsión del Ejecutivo central es de implantar en 2024, de forma provisional, una viñeta y, después, un céntimo por kilómetro, cuando ya estén operativos los sistemas de conteo. En el caso de A Coruña, esta medida afectaría a los usuarios de la Autovía del Noroeste, la A-6. Un trabajador que tenga que desplazarse a diario por motivos laborales a Lugo tendría que afrontar un importante gasto: 428,4 euros al año, a los que hay que sumar el elevado precio del combustible y el desgaste que sufre el propio coche cada vez que sale al asfalto.

Un viaje entre A Coruña y Lugo por la A-6 (si se toma como referencia la rotonda de Ledoño y la salida del polígono de O Ceao en Lugo) implica realizar 170 kilómetros entre el desplazamiento de ida y el de vuelta. Para un trabajador que lo realice durante 21 días al mes, esto se traduciría, si el plan del Gobierno finalmente consigue salir adelante, en 35,7 euros al mes, es decir, al año serían 428,4 euros. En cambio, si este recorrido se realiza en un día puntual, el coste por el uso de la carretera se quedaría en un total de 1,70 euros.

En el área metropolitana de A Coruña, la Autovía del Noroeste cumple la función de una circunvalación al sur de la ciudad, que beneficia especialmente a los concellos de Betanzos, Carral, Cambre, Culleredo y Arteixo. De hecho, en este último tiene su final esta autovía, que se queda a escasa distancia del polígono industrial de Sabón, uno de los más importantes de Galicia, que siempre tuvo la ventaja de tener un acceso directo a esta vía de alta capacidad que llega hasta Madrid. Los vecinos de estas zonas que utilizan a diario la A-6 también se verían perjudicados por este nuevo sistema de peaje. Una persona que viaje desde Betanzos a Arteixo durante 21 días al mes para poder acudir a su puesto de trabajo debería pagar 126 euros al año, es decir, 10,50 al mes. En este caso, el recorrido de ida y de vuelta son 50 kilómetros. Otro recorrido que es común para muchos empleados es ir entre Cambre y Arteixo. Realizar este viaje implica recorrer 20 kilómetros, es decir, se traduce en 50,4 euros anuales (4,2 al mes).

El impacto en recorridos por ocio sería menor, pero igualmente supondría afrontar un gasto más. Salir de Galicia por la autovía A-6, en un recorrido de ida y vuelta entre la ciudad (el punto de entrada en el vial sería en la rotonda de Ledoño) y Pedrafita do Cebreiro, tendría un coste de 3,10 euros (310 kilómetros). Pero si la meta es llegar a la Comunidad de Madrid, el peaje alcanzaría los 10,22 euros. En cambio, si se recorren los 510 kilómetros de la autovía desde Arteixo hasta la capital de España (hay que tener en cuenta que en el tramo de los túneles de Guadarrama esta vía se convierte en autopista de peaje), el precio ascendería a 10,36 euros, en ida y vuelta.

El coste que tendría que afrontar un conductor que realice un viaje desde A Coruña hasta Ribadeo, en la provincia de Lugo en su límite con la comunidad autónoma de Asturias, (incluyendo la ida y la vuelta) sería de 3 euros. En este caso, el recorrido sería de 300 kilómetros, pero por dos autovías estatales: la A-6 (Arteixo-Madrid) y la A-8 (Galicia-País Vasco).

Una viñeta en 2024, después el pago por kilómetro

Aunque hasta la fecha el Ejecutivo central ha hecho poco más que lanzar “globos sonda” y argumentar en público la importancia de aplicar un sistema de tarificación que ayude a sufragar el costoso mantenimiento de una red de viales que, solo en 2022, tiene consignados 1.371 millones en los Presupuestos Generales; poco a poco han ido deslizándose algunas claves de la medida. La principal: cómo planificaría el Gobierno su aplicación. Primero, ya en 2024, con un sistema de viñetas, una especie de cuota. Y segundo, una vez implantada la tecnología necesaria para el cobro, un sistema de peajes que rondaría el céntimo por cada kilómetro circulado. Un importe alejado, de entrada, de los nueve céntimos por kilómetro que reclama Seopan o los cuatro de Acex, ambos colectivos que representan a empresas concesionarias y de conservación.

El Gobierno de Pedro Sánchez en 2018 abrió la puerta a la implantación de pagos por uso de las autovías. Lo hizo el exministro José Luis Ábalos y ha cogido el testigo la actual titular de la cartera, Raquel Sánchez. Anteriormente con el Ejecutivo del PP, un informe de febrero de 2018 de la consultoría Ineco, dependiente del Ministerio de Transportes, ya planteaba el pago por la utilización de las autovías por turismos y camiones. Una medida que preveía aplicarse en 2021 y con la que se pretendía recaudar 2.743 millones.

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