El antiguo Hospital Labaca dejó de recibir las ayudas del gestor del edificio de Payo Gómez
La fundación constituida para administrar el legado de Piñeiro Pose desvía las donaciones a otras entidades benéficas tras admitir el actual Centro Oncológico que no gastaba las suyas

Descanso eterno en San Amaro. El alma y los restos de Manuel Piñeiro Pose descansan en el cementerio de San Amaro. Ayer adornaba la tumba del filántropo y su esposa, fallecidos en 1940 y 1936 respectivamente, un gran ramo de flores. En cumplimiento de su voluntad recogida en el testamento, parte de las rentas del céntrico edificio —el Ayuntamiento calcula que un 6,5% del total—se dedican a cuidar su tumba y a oficiar misas por su alma y la de su mujer y familiares cercanos. | LA OPINIÓN / R. D. Rodríguez
La Fundación Legado de Don Manuel Piñeiro Pose, constituida tras el fallecimiento del filántropo coruñés del mismo nombre en agosto de 1940, ha sido la encargada de administrar desde entonces para fines benéficos las rentas del edificio que ocupa el número 15 de la calle Payo Gómez y el 16 de la calle Teresa Herrera en el que vivía el acaudalado vecino. Parte de esas rentas se destinaron al Hospital Municipal —el resto debía dedicarse a cuidar su tumba y oficiar misas por su alma—y tras la desaparición de esta instalación en 1985 se desvió una cantidad de dinero al antiguo Hospital Labaca, el actual Centro Oncológico de Galicia. Esta donación dejó de existir años después porque, según recoge el expediente municipal que investiga la herencia de Piñeiro Pose, el centro Labaca no tenía necesidad de gastar ese dinero. Lo que hizo la fundación ante esta situación posteriormente fue hacer donaciones periódicas a otras entidades benéficas de la ciudad.
El documento del Ayuntamiento, que tiene la pretensión de adquirir el céntrico inmueble, señala que la administración de la Fundación Piñeiro Pose, presidida por el abad de la Colegiata, uno de los albaceas de la herencia, informó acerca de la eliminación de las donaciones al Hospital Labaca, cedido en la década de los ochenta al Centro Oncológico, dependiente de la Asociación Española contra el Cáncer.
Fuentes próximas a la fundación ratifican a este periódico no solo el mantenimiento de su actividad hasta el día de hoy, sino también la administración de ayudas a otras asociaciones benéficas coruñesas tras dejar de asignarlas al centro Labaca, entre ellas Cáritas, la Cocina Económica y Padre Rubinos. Parte de estas entidades confirman que siguen percibiendo cada año las donaciones económicas de la Fundación Piñeiro Pose procedentes de las rentas de los residentes en el edificio de las calles Payo Gómez y Teresa Herrera.
De acuerdo con la misma fuente, el testamento de Piñeiro Pose establece que parte de su legado debía atender las necesidades de los “enfermos pobres” que atendía el Hospital Municipal de A Coruña y no tratarse de una donación exclusiva al propio hospital. Añade que cuando años después el Hospital Labaca admitió que no echaba mano de la cuenta de ingresos derivados de la herencia del filántropo “por no tener a pacientes a los que atender”, la fundación siguió ayudando a “pobres de otras instituciones benéficas”. Esta fuente resalta que la fundación tuvo desde el comienzo de su funcionamiento la condición de “institución benéfica particular”.
El Concello va a abonar 172.339 euros para heredar el edificio que Piñeiro Pose legó a la ciudad a cambio de que la administración local pagara las misas en su memoria y velara por su sepultura y las de sus familiares. Cuando deposite esta cantidad en la cuenta habilitada en el juzgado de instrucción, el Ayuntamiento procederá a inscribir a su nombre el inmueble del centro de la ciudad en el Registro de la Propiedad, según ha informado el Gobierno local.
Además, el Ayuntamiento abre la puerta a la posibilidad de reclamar las cantidades que desde 1985 hasta el presente no ha percibido y debían ser destinadas a fines benéficos, como señalaba el testamentario en su herencia. Los únicos ingresos procedentes del legado a favor del Hospital Municipal de los que hay constancia son los que corresponden al periodo 1977-1984, según recoge el expediente municipal de la herencia de Piñeiro Pose firmado por el área de Rexeneración Urbana al final del mandato pasado.
A la adquisición de la propiedad del edificio por parte del Concello, pretensión iniciada en el anterior mandato y adelantada por LA OPINIÓN hace dos años, se oponen los tres albaceas de la donación de Piñeiro Pose. Uno de sus argumentos es que este vecino legó el inmueble para ayudar al Hospital Municipal, y en la actualidad no está claro, al haber desaparecido, que el Ayuntamiento lo haya sustituido como legatario.
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