El Barrio de las Flores tiene una población más envejecida que la media de la ciudad: casi el 30% de los vecinos tienen 65 años o más, cinco puntos por encima del promedio coruñés. Pero, de acuerdo con la documentación del Plan Director de Rehabilitación Integrada de la zona, encargado por el Ayuntamiento, tan solo el 16% de las viviendas del barrio (y el 9% de las comunidades de vecinos) tiene accesibilidad garantizada.

La mayoría de las viviendas, el 52%, no tiene ascensor, y solo el 25% tienen uno completamente accesible. Y en las que sí cuentan con el servicio, otro 36% no es accesible por su entorno urbano: según figura en la documentación del plan, en el barrio existen apenas 22 rampas peatonales, frente a 283 tramos de escaleras. En total, más de 1.600 casas no tienen un acceso completamente asegurado.

Como parte de la elaboración del plan se han realizado encuestas a 488 residentes (aproximadamente, uno de cada ocho vecinos) y el 59% opinaron que la accesibilidad y movilidad del barrio es “mala” o “muy mala”, frente al 11% que la consideran “buena” o “muy buena”. Aunque el 94% se desplaza preferentemente a pie por el barrio, el 45% señala que tiene dificultades para hacerlo.

Los problemas también se producen a la hora de relacionarse con el resto de la ciudad. El barrio tiene ocho accesos principales, pero solo uno de ellos es peatonal. En cuanto a los secundarios, un total de 27 se ven interrumpidos por “barreras físicas o visuales”, según indica el documento.

Tan solo el 11% de los entrevistados va preferentemente caminando cuando tiene que salir del barrio, y la cantidad que lo hace en bicicleta o en patín es todavía más pequeña, el 3%. Pese a que en general se valora positivamente el acceso en transporte público, el 41% de los vecinos lo emplea para este tipo de viajes, frente al 42% que emplea, preferentemente, el coche o la motocicleta.

Bajo mantenimiento

Entre los residentes se da una aparente paradoja. La mayoría de los vecinos, el 81%, están satisfechos o muy satisfechos con vivir en el barrio, y casi la misma cantidad no preferiría vivir en ningún otro lugar. Pero, pese a que entre los aspectos mejor valorados de la zona se encuentran los paseos y parques (el 70% usa las zonas verdes todos los días), el 85% está descontento con su espacio público. Casi la mitad, el 49%, se declara “nada satisfecho”.

Esto se debe, probablemente, a la percepción de que los equipamientos se han ido degradando. El 55% considera que la situación del barrio ha empeorado en los últimos cinco años. Aproximadamente nueve de cada diez vecinos reclaman que se reparen las calles y aceras. Más de la mitad reclaman corregir problemas en las plazas públicas.

Después de la de las obras en las aceras, la siguiente petición más frecuente para mejorar las zonas comunes, que reclaman aproximadamente siete de cada diez vecinos, es la de introducir áreas de estancia y descanso. De acuerdo con el informe del Plan Director, pese a que hay mucho espacio público, tan solo el 7% tiene una función “social o lúdica”, un terreno que apenas suma una hectárea. El 83% de la superficie de las amplias plazas no tiene uso, por lo que hay “una gran cantidad de espacios potenciales” en los que hacer intervenciones. Podrían crearse, señala el informe, una decena de nuevas plazas de proximidad.

El 85% de los locales previstos no están en activo

El plan original del Barrio de las Flores preveía que tuviese 185 locales comerciales, pero actualmente solo el 15% tiene actividad; el resto están cerrados o se han convertido en viviendas. Pese a que el 41% de los vecinos realiza su compra diaria en locales de la zona, el 20% reclama más comercio de proximidad, y el 21% servicios como farmacias, estancos, lavanderías o papelerías. De acuerdo con el vicepresidente de la Plataforma Veciñal Barrio de las Flores, David Vázquez, “otros barrios han crecido y nos han quitado la vida”. Cuando se creó esta zona, explica, este estaba aislado del resto de la ciudad, por lo que mucha gente compraba en las tiendas que tenía a mano. Pero cuando el Barrio de las Flores se vio rodeado de tejido urbano, con supermercados y grandes superficies, “esos locales fueron muriendo”. Los negocios del barrio tienen otra característica. En la mayoría de la ciudad, los locales se encuentran en las plantas bajas de edificios de viviendas, pero a esa tipología solo responden el 3% de los del barrio. El 29% está en edificios separados, y el 68% en plantas altas de bloques de pisos. Actualmente, explica Vázquez, “los que siguen funcionando son los que están a pie de calle; ahí hay un mayor porcentaje de locales abiertos, pero en el interior de los bloques no queda ninguno”. E incluso en los que están en la planta baja, muchos “han cerrado en el interior”, mientras que otros subsisten en el perímetro del barrio, en las zonas en las que hay conexiones con otras zonas, como Monelos.