Entrevista | Marwán Cantante, en concierto el viernes en Palexco con el ciclo Acustiquísimos
“Mi canción ‘El viejo boxeador’ habla de luchar por lo que sueñas”
“Mi padre es un refugiado palestino y lo que sufrió sería impensable para nosotros”

El artista Marwán. | // DAVID PALACÍN
Momentos Alhambra: Acustiquísimos regresa este viernes a la ciudad, a Palexco, con el concierto de Marwán. Confiesa que tiene una “vocación poética absoluta” y sus libros lo demuestran, pero también la letras de sus canciones llegan a lo más profundo. Presentará su último disco El viejo boxeador, en formato acústico.
Las entradas se han agotado hace más de tres semanas, ¿cuál es el truco para tener un público tan fiel?
La gente que me conoce y viene a los conciertos suele contar que se lo pasa muy bien, a pesar de que a veces las canciones son un poco tremendas emocionalmente. Creo que es por el tipo de canciones que hago, porque la gente se ve muy reflejada y reconocida en ellas. Es una de las claves por la que esto está funcionando.
En una canción de su último disco dice Y quién coño soy yo si todos tienen miedo a la palabra cantautor. ¿Quién es Marwán?
Soy un cantautor por la búsqueda que hago, sobre todo a nivel letrístico, no tanto sonoro porque creo que ahí tengo un pie en la canción de autor y otro en el pop. Creo que la canción de autor se caracteriza principalmente por una búsqueda letrística de una profundidad tanto en la forma como en el fondo, de hacer un tipo de canciones que sean difícilmente imitables. El cine de autor, la cocina de autor, la canción de autor se basan en hacer algo propio. Yo no hago hamburguesas musicales, hago algo que es más propio. No significa que sea ni peor ni mejor.
El álbum se llama El viejo boxeador. ¿Ha tenido que pelear mucho para llegar hasta aquí?
Un poquito. Hasta hace unos años tuve una carrera absolutamente independiente y el esfuerzo ha sido mucho. Es cierto que he acabado agotado en algunas épocas, pero es pura vocación, puro disfrute en el escenario, en los recitales y en las firmas. A pesar del trabajo intenso, se hace con mucho gusto.
Cuando uno empieza una carrera independiente y el camino le conduce a grandes sellos, ¿son inevitables las críticas?
Yo las críticas las recibí en el mundo de la poesía. Saqué un libro y vendí 50.000 copias y saqué otro y vendí mucho más. Como cantante ya se me conocía, aunque no tanto, y como poeta fue como un conocimiento masivo. Ciertos sectores poéticas me criticaron, pero en la música no recibí críticas. Hay artistas independientes que son absolutamente mainstream, como Izal, es un sello independiente, tiene su propia discográfica y su éxito es brutal. O Zahara y El Kanka.
Aparece en la portada del disco junto a su padre, ¿qué significa este gesto?
La canción de El viejo boxeador habla sobre varias cosas, sobre la autenticidad, luchar por lo que sueñas, sobre las segundas y terceras oportunidades, el concepto de resiliencia, que básicamente todo el disco habla de eso. Mi padre es un refugiado palestino y las cosas que ha sufrido en su Palestina natal serían absolutamente impensables para nosotros, igual que los obstáculos que ha tenido que superar. Me apetecía un montón hacerle este homenaje porque él sí es el viejo boxeador.
¿Le ha afectado de alguna forma ser hijo de un refugiado palestino?
Sí. La forma de ser de tus padres talla tu forma de ser, como la educación sentimental que he recibido yo por su parte. Mi familia vivió situaciones absolutamente vergonzosas y durísimas, como la desposesión de sus tierras y sus casas y su expulsión. Mi padre tuvo que estar un campamento de refugiados. Son cosas muy duras que divide a toda una familia y se transmite de generación en generación.
¿Temió, con la pandemia, que podría dar un paso atrás en su carrera?
Los pasos atrás los hemos dado. Por ejemplo, con la reducción de aforos. Y aun así, he tenido 50 conciertos y han sido muy bonitos.
¿Ha sentido que el sector estaba desprotegido?
La desprotección por parte de las administraciones es absoluta. Eso es así. Somos uno de los pocos países de Europa que no tenemos un estatuto del artista que nos proteja. En la pandemia, lo notamos de un modo neutral. Pero nuestra vocación es componer, cantar, viajar y encontrarnos con gente, así que aunque los aforos sean pequeños, lo estamos disfrutando.
Entre la publicación de sus discos suelen pasar tres años, ¿es el tiempo que necesita para crear?
En realidad podría sacarlos antes, pero como desde hace diez años alterno disco y libro, tengo otros procesos creativos. Me lleva más tiempo componer los discos. Además, me gusta hacer giras largas. Lo siguiente que toca es disco.
¿Qué encuentra en la poesía que la música no le da?
Quizá una cierta libertad. Ahora estoy escribiendo mucha poesía rimada, pero antes era menos, era poesía de verso libre. Puedo escribir otras cosas que siento que en el formato canción no tienen tanto sitio, cosas muy reflexivas o alguna imagen. Un poema puede tener una extensión de una línea o un libro entero y eso te da libertad.
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