En 1938 Piñeiro Pose, vecino de A Coruña, decidió hacer un testamento para poner en orden lo que ocurriría con sus nada despreciables bienes. Según su propio testimonio, había empezado a trabajar con 15 años en la emigración, sin haber recibido “herencias ni auxilio de nadie”, y había llegado a convertirse en un propietario importante, con edificios tanto en A Coruña como en La Habana.

Tumba de Piñeiro Pose, con claveles, en San Amaro. | // L.O.

Pero no tenía hijos a los que dejarle estas riquezas. Como hombre piadoso, que consideraba que debía todo este capital “a la Infinita Bondad del Todopoderoso Dios Nuestro Señor”, legó sus bienes muebles a instituciones benéficas. Las propiedades cubanas, a su “indigno” hermano, pese a su hábito de “dilapidar” y deseando que “Dios se lo perdone como se lo perdono yo”. Y sus fincas de A Coruña, dos edificios con fachada conjunta que da a las calles Payo Gómez y Teresa Herrera y la plaza de Pontevedra, en una de las zonas más cotizadas de la ciudad, debían ir a socorrer a los pobres del Hospital Municipal, además de mantener su tumba y realizar misas por su alma.

Piñeiro Pose murió en 1940, y ahora, 81 años después, el Ayuntamiento reclama la propiedad como heredero del Hospital Municipal, mientras que sus gestores, tres eclesiásticos, cuestiona que tenga derecho a exigirla.

- ¿Qué quería Piñeiro Pose? Que el edificio nunca se vendiese, y que las rentas se dividiesen en dos partes. Una, equivalente a una participación de 140.000 pesetas de 1938 (el 6,5% de la propiedad, según los cálculos del Concello), se dedicaría a cuidar de su tumba, en el cementerio coruñés de San Amaro, y a hacer una misa diaria por su alma y las de sus allegados. La parte restante se destinaría al Hospital Municipal para “fines benéficos”, en especial para mejorar el “tratamiento científico” y la “alimentación de los enfermos”.

Pero la legislación no permite hacer mandas a perpetuidad, por lo que, pasados 30 años de su muerte, el Ayuntamiento debía comprar la parte que se había reservado para cuidar de la tumba y el alma del filántropo; el dinero se destinaría a comprar deuda pública, y a seguir pagando estos fines con los intereses. Entonces, los beneficios del edificio pasarían al completo al Hospital Municipal. Pero esto nunca se produjo, y el hospital desapareció en 1985.

- ¿Qué reclama el Ayuntamiento? La propiedad del edificio. Aunque ya había habido gestiones anteriores, la actual reclamación se basa en un informe sobre la situación del legado realizado por la Concejalía de Regeneración Urbana (Urbanismo) del anterior Gobierno local. Este documento, adelantado por LA OPINIÓN hace dos años, señala que el Hospital Municipal nunca tuvo entidad jurídica propia, sino que dependía del Concello, por lo que a partir de 1970 este podría haberlas incorporado a su patrimonio.

A cambio, el Concello ofrece pagarles a los encargados de gestionar la propiedad 172.339 euros, para que los destinen, como está previsto en el testamento, a garantizar el pago de las misas y mantenimiento de la tumba. Pero estos se oponen.

- ¿Quiénes gestionan el legado? Seis albaceas, de los que tres han renunciado o son cargos que ya no existen: la madre superiora de las Hermanas de la Caridad (responsable del Hospital Municipal), el decano del colegio de Notarios y el presidente del Monte de Piedad.

Los otros tres forman parte de la Fundación Legado de Don Manuel Piñeiro Pose, el patronato que gestiona el legado del filántropo: el abad de la Colegiata y los curas párrocos de San Nicolás y Santa Lucía, iglesia esta última en la que también se prestan las misas por el alma del filántropo.

- ¿Por qué se oponen al Concello? En el escrito del abogado que tienen en común presentan dos argumentos principales. Una es que el Ayuntamiento aceptó su participación en el testamento a través de un acuerdo plenario en 1940. Como en aquel momento la corporación estaba formada por personas designadas por el bando golpista, los sacerdotes cuestionan la “legitimidad” y la “legalidad” de esta decisión; si bien el testamento fue elaborado por el propio filántropo ya una vez sucedido el golpe, y en zona franquista.

- ¿Quién es el heredero del Hospital Municipal? Según los informes municipales, el Ayuntamiento, pero los albaceas no están de acuerdo, y esa es la otra gran reserva a la transmisión de propiedad. Según argumentan, Piñeiro Pose no legó la propiedad al Concello, sino al beneficio de los enfermos del hospital y la investigación científica.

Así, los tres eclesiásticos que sirven de albaceas consideran “precipitado” asumir que el Concello sea heredero del hospital. Señalan que desconocen si “se liquidó” y quién es el responsable de asumir sus competencias: si el propio Ayuntamiento, el Servicio Galego de Saúde o una fundación, en referencia, sin nombrarla, a la que gestiona el actual Centro Oncológico de Galicia, que sucedió al antiguo Hospital Municipal.

- ¿Qué era el Hospital Municipal y por qué desapareció? Piñeiro Pose vivió en una época en la que el sistema estatal de Sanidad era muy rudimentario, y esta competencia la cubrían instituciones de caridad u otras administraciones. En A Coruña había instituciones sanitarias de la Diputación o el Ayuntamiento, y este último se encargaba de vacunar niños, mantener casas de socorro o afrontar la pandemia de 1917. El hospital, gestionado a veces directamente, a veces por una institución religiosa, pasó por varias ubicaciones, la última en la clínica Labaca.

A partir de 1985 este hospital desapareció, y las instalaciones se cedieron por medio siglo 50 años al Centro Oncológico de Galicia, a cambio de un canon, en una operación muy discutida en su momento por una comisión ciudadana que lo consideraba una “privatización”.

- ¿Qué ha ocurrido con el legado? El edificio sigue en pie, gestionado por los tres eclesiásticos que continúan como albaceas, y cuenta tanto con pisos destinados a vivienda como con bajos comerciales. De acuerdo con fuentes de la fundación, las rentas de los edificios se siguen cobrando en su mayoría, si bien en parte son de renta antigua. Tanto el mantenimiento como el destino del dinero se gestiona por parte de la fundación.

- ¿Cuándo dinero renta la casa? De acuerdo con un informe de la empresa Axesor, la fundación tuvo ingresos de explotación superiores a los 2,6 millones de euros, y más de 900.000 de beneficios. Pero la propia empresa indica que esto es una estimación, y fuentes cercanas a los albaceas indican que no se llega ni “a la mitad”. Entre 1977 y 1984 los beneficios anuales eran de unos 20.500 euros actuales.

- ¿A qué se destina? Al menos entre 1977 y 1984, de acuerdo con la documentación del Ayuntamiento, se recibieron pagos destinados al Hospital Municipal, pero a partir de entonces dejaron de registrarse ingresos. El informe municipal de 2019 abría la puerta a exigir las cantidades “cobradas y retenidas indebidamente” desde ese año, con el fin de “destinarlas a los fines benéficos dispuestos por el testador”, si bien esta reclamación no se ha materializado.

La fundación indica que una parte de los fondos ha seguido destinándose a cuidar la tumba de Piñeiro Pose (que tiene, ocho décadas tras su muerte, flores frescas sobre la lápida) y a pagar las misas (si bien el programa de actos de Santa Lucía no incluye el nombre del filántropo).

- ¿Y el fin benéfico? Según comunicó la fundación al Ayuntamiento, dejaron de enviarse sumas al actual Centro Oncológico porque desde este “no eran capaces de gastarlo”. Así, el dinero se destina a “pobres de otras instituciones benéficas” de la ciudad, como Cáritas, la Cocina Económica y Padre Rubine. Varias entidades han confirmado a este diario que reciben aportaciones.

- ¿Ganan dinero los albaceas? De acuerdo con fuentes cercanas a la fundación, nadie se beneficia directamente. “Ningún albacea ni patrono cobró nunca sueldo ni asignación, sino que es una labor totalmente altruista y desinteresada” señalan. Las mismas fuentes indican que la fundación no tiene empleados, aunque en el pasado tuvo porteras para los dos inmuebles. Solo existiría una vinculación indirecta con el sacerdote de Santa Lucía, ya que su parroquia recibe el dinero del legado para realizar misas.

- ¿Qué pasaría si el edificio pasase a ser propiedad municipal? A corto plazo, el Concello pasaría a cobrar las rentas de los inquilinos, sin realizar desahucios, pero, según ha indicado el actual Gobierno local, la voluntad es que el edificio se vaya vaciando.

De acuerdo con la alcaldesa Inés Rey, la transmisión de propiedad no perjudicaría “a nadie” y se respetarían los contratos firmados por los inquilinos. El plan es que quede “expedito y libre” y “se pueda destinar a medio plazo a usos públicos”.