“Tenemos opiniones propias, y no nos gusta que nadie nos ponga un pie en el cuello”. Así resume Catarina da Silva, alias Katari, batería de la formación de punk rock lisboeta Anarchicks, la actitud ante la vida y las letras que comparten las cuatro mujeres que forman este grupo. Para las portuguesas, que darán este viernes un concierto a las 23.00 horas en la Mardi Gras, la música es “una forma de reivindicarnos, hacernos oír, e inspirar a la gente para que vivan sus propias vidas”, un mensaje que quieren llevar al “mundo entero”.

Ese espíritu se ve en su último single, No freedom under fascist rules. Publicado este año, nace del coronavirus y la pérdida de “libertades” a raíz de la pandemia. En Portugal “se realizaron muchas medidas inconstitucionales que no tenían que haberse tomado”, afirma Katari, que señala que la canción también denuncia la emergencia de ideologías relacionadas con el fascismo y “movimientos totalitarios”.

“Pensamos que era bueno utilizar nuestra música para decirle a la gente: ¡Espera! Vamos a ver qué es lo que está pasando, qué estoy perdiendo, vamos a pensar más sobre las cosas y tener una postura más activa en la sociedad”, explica la batería. Una de sus influencias es el movimiento Riot grrrl, una tendencia de punk femenino que nació en Estados Unidos en los años 90 del siglo pasado y que vincula la música con el feminismo y las reivindicaciones sociales.

Anarchicks lleva ya una década en funcionamiento, en la que han sacado tres álbumes: Really?! (2013), We Claim the Right to Rebel and Resist (2016) y Loose Ends (2019), además de singles y EP digitales. Katari forma parte del grupo desde el inicio, así como Helena Andrade, alias Synthetique, la bajista, y la guitarrista Adam d’Armada Moreira. La actual vocalista, Rita Sedas, es la tercera que tiene la formación, y se unió a ella en 2017.

A lo largo de estos diez años, explica Katari, han ido desarrollando “más consciencia del papel que tenemos en el mundo, y de lo que queremos transmitir”. Y afinando el aspecto musical, pero sin buscar melodías demasiado complejas, ya que emplean “un lenguaje directo”.

Aún así, la batería de Anarchicks explica que el grupo bebe de muchas fuentes musicales: “Cada una de nosotras tienen un espectro musical muy distinto” señala. Ella tiene una aportación “muy fuerte” del metal, así como del rock de la década de 1970, mientras que Helena Andrade “fue gótica y le gusta la electrónica”. Rita, la incorporación más reciente, “es millenial” y trae bagaje del movimiento emo, mientras que Adam es “muy ecléctica”. “Las influencias musicales son muy dispares, y me parece que eso va muy en favor de la riqueza de la banda. No nos encuadramos en una sola cosa y tenemos una gran paleta de recursos musicales” reflexiona Katari.

Anarchicks canta mayoritariamente en inglés, lo que responde por una parte a que este idioma “es espontáneo, tiene una musicalidad propia” y, para Katari, es “favorable” para componer, mientras que hacerlo “en tu propia lengua es más difícil”. También ayuda a difundir su música y mensaje a otros países.

En concreto, al grupo le gusta mucho tocar en España, un país en el que “es una fiesta” actuar. “Sentimos mucha empatía, mucho cariño” por parte del público, indica la batería, si bien señala que las escenas portuguesa y española “son mundos que infelizmente están un poco separados”.