El asociacionismo vecinal de Monte Alto pasa página para comenzar una nueva etapa. El barrio tuvo durante mucho tiempo, más de cuatro décadas, tradición reivindicativa e implicación social a través de los representantes de los vecinos; prueba de ello es el reconocimiento que le otorgó el Foro Cívico a finales de 2018 con la entrega del Premio Marcelino Liste. Hoy la Asociación de Vecinos As Atochas-Monte Alto afronta el reto de “reactivar” ese gen reivindicativo, ligado a la voluntad de “no permitir extremismos”, de la mano de una nueva directiva que encabeza desde la semana pasada Xosé Vázquez Romero.

La agenda del nuevo presidente, un economista jubilado vecino de la plaza Juan Naya que en la pandemia trabajó como voluntario en el barrio, todavía no tiene orden de tareas. Le gustaría que el asociacionismo del que ahora es partícipe sea “razonable y preocupado por cubrir las necesidades que tiene la gente y no por cuestiones ideológicas”. Si se le pregunta en qué quiere que el barrio mejore y por qué actuaciones le gustaría pelear responde que desea arreglos urbanísticos y proyectos de “humanización” en las calles de Monte Alto.

Y en la antigua cárcel de la Torre, ¿qué se puede reivindicar? Antecesores en el cargo de Vázquez Romero reclamaron durante años la recuperación del viejo penal para usos ciudadanos. Es algo por lo que también apuesta, pese a las dificultades administrativas que impiden la reversión del abandonado edificio. “Lo grave es que es una propiedad del Estado, pero nos preocupa que se recupere. A la vieja cárcel habría que darle una utilidad, algo histórico o cultural, o algo compartido con usos públicos y privados”, defiende el presidente vecinal, que destaca que en su directiva conviven “posturas de todo tipo”, sin que se imponga una corriente por encima de otras.

Una reforma en el Campo de Marte y la transformación de la plaza del mercado de Monte Alto, una millonaria obra integral anunciada en el mandato del PP, modificada en el de Marea Atlántica y con escasos avances en el ciclo socialista, son otros proyectos concretos que a Vázquez le gustaría ver cumplidos. “Todos queremos una ciudad más agradable con calles menos agresivas y sin coches mal aparcados. Al barrio le hacen falta arreglos en las aceras y buenas canalizaciones”, añade de manera general.

Otros barrios de la ciudad denuncian desde hace meses problemas de inseguridad ciudadana en sus respectivos entornos, con Os Mallos a la cabeza a través de protestas y concentraciones en la calle por violencia, robos, ocupación ilegal y tráfico de drogas, secundadas por vecinos de otras zonas de A Coruña. En Monte Alto, Vázquez no advierte “alarmante” inseguridad, acaso algún incidente relacionado con la droga “cerca de la Torre de Hércules”, pero sí se muestra crítico con las acciones vandálicas, con pintadas en los muros y destrozos de mobiliario urbano, actitudes que le gustaría combatir desde la entidad vecinal.