A Coruña elevó, ayer, un único clamor: el que pide, de forma firme y unánime, la erradicación de la violencia contra la mujer. Un reclamo que miles de mujeres entonan a diario, pero que ayer se erigió como demanda colectiva en las calles coruñesas con motivo del Día Mundial de la Eliminación de la Violencia contra la mujer. Una lucha con la que, cada vez, más gente se siente comprometida e interpelada, como ayer evidenció la pluralidad de perfiles que se encontraban en la manifestación que partió del Obelisco y recorrió diversas calles de la ciudad, para culminar en dos puntos: primero, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, y, más tarde, en la Delegación del Gobierno.

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25-N | A Coruña en pie: "Ni una menos" Carlos Pardellas

Colectivos feministas y por la diversidad afectivo sexual, representantes de partidos políticos, madres, hijas, padres, abuelos y abuelas, grupos de amigas de todas las edades y ciudadanos solitarios que secundaron la marcha según fue adentrándose en las calles de la ciudad se unieron, ayer, en en un único grito: “Ni una menos”. La marcha de este año se centró, sobre todo, en la denuncia de lo que los presentes calificaron de “justicia patriarcal”. La falta de perspectiva de género en el poder judicial y los responsables de la administración de justicia es una cuestión muy debatida en los últimos tiempos. Una discusión que se dejó palpar ayer en la protesta, que, tras recorrer los Cantones y las calles Compostela y Juan Flórez hizo una parada frente al Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, donde algunas representantes de los colectivos escenificaron su malestar para con los organismos jurídicos a través de una performance.

Un momento de la performance que se escenificó frente al Tribunal Superior de Xustiza Carlos Pardellas

Una mujer, con los ojos vendados, ataviada con una toga y sosteniendo una balanza representaba a la justicia patriarcal, que se presupone ciega. A su alrededor se apostaban otras mujeres, que acuden a ella para denunciar la violencia que sufren: agresiones sexuales o físicas, abusos o asaltos. Por cada situación de discriminación que experimentan las mujeres en los juzgados al denunciar esos delitos, se colocaba una piedra en la balanza, que terminó la acción, como era de esperar, totalmente inclinada hacia un extremo.

Lectura de manifiesto en la marcha por el Día de la Violencia contra la Mujer

Lectura de manifiesto en la marcha por el Día de la Violencia contra la Mujer Carlos Pardellas

“Cuando se cuestiona si no te resististe lo suficiente, es justicia patriarcal”, “cuando se cuestiona si una violación fue consentida, es justicia patriarcal”, “cuando se absuelve a quien graba nuestros cuerpos y lo difunde con fines sexuales, es justicia patriarcal”, fueron algunos de los ejemplos vertidos, tras los que se iban depositando las piedras.

Asistentes portan carteles con distintos lemas Carlos Pardellas

La iniciativa corrió a cargo de activistas trans, racializadas y diversas, con el objetivo de evidenciar el sujeto colectivo de las mujeres que sufren estas violencias y el carácter interseccional de la marcha. “Si es machista no es justicia”, clamaron al unísono los asistentes en varios momentos del recorrido. La acción concluyó con varios cañones de polvo que tiñeron de violeta la figura de la justicia, como una forma de visibilizar la perspectiva de género que precisan los tribunales. La marcha culminó, finalmente, frente a la Delegación del Gobierno, donde representantes de los colectivos convocantes dieron lectura a un manifiesto que recogía las distintas demandas del 25N.

Uno de los momentos de la marcha Carlos Pardellas

Se pidió, sobre todo, una implicación real de los legisladores y administraciones. “Hay un incremento de conciencia feminista. Tenemos en marcha medidas impensables hace diez años, campañas puestas en marcha desde las instituciones y avances en materia legislativa, pero son insuficientes cuando profundizamos en cómo se aplican”, denunciaron, al tiempo que acusaron a las instituciones de “instrumentalizar” el discurso feminista para intereses o fines partidistas. Un manifiesto que reclamó, sobre todo, que la eliminación de la violencia de género se sitúe como prioridad para los organismos encargados de proteger a las mujeres. “La violencia machista no sabe de horarios de oficina”, clamaron.