El acoso sexual, una de las manifestaciones más frecuentes del machismo, está presente en todos los ámbitos del día a día. Los campus universitarios, entornos en el que alumnado, profesorado y personal de servicios pasan el grueso de sus jornadas, no son una excepción. Un estudio encargado por la Oficina de Igualdade de Xénero de la Universidade da Coruña delata que el 5% de las personas que integran la comunidad universitaria ha sufrido acoso sexual en el entorno de los campus. Hay otro 5% que afirma no saber a ciencia cierta si fue objeto de estas conductas.

De ese 5% de víctimas, nueve de cada diez son mujeres. La proporción se repite en el caso contrario: nueve de cada diez acosadores son hombres. La vicerrectora de Igualdade, Cristina López Villar, y la subdirectora de la Oficina para a Igualdade de Xénero, María José Abad, presentaron los resultados en un acto institucional que se celebró con motivo del Día Mundial para la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. Los datos revelan que, en términos generales, el campus universitario es percibido por sus usuarias como un entorno seguro y libre de violencias, pero las responsables de la Oficina de Igualdade insisten en la necesidad de intensificar la formación al respecto para reducir estas conductas al mínimo. “Se hacen acciones todos los años, tanto para alumnado como para profesorado. Es importante formar para que ellas aprendan a detectar estas conductas”, señala la vicerrectora.

La investigación delata que las víctimas de esas actitudes no encuentran comprensión ni perciben que haya un clima propicio para la denuncia. El 8% de la comunidad universitaria afirma haber sido testigo directo de alguna de estas situaciones de acoso sexual, mientras que el 12% no sabe si los sucesos que presenció responden a casos de estas características.

El estudio, que será publicado con propuestas y conclusiones en los próximos días, arroja otros datos que preocupan a los representantes académicos, relativos a la direccionalidad del acoso: la mayoría de las personas que han sufrido conductas machistas en el campus son alumnas, y los autores de los hechos, profesores. En menor medida, el acoso se da entre los propios alumnos, de ellos a ellas. Las situaciones más comunes en el seno del campus que notifican las alumnas son comentarios sobre el aspecto físico o de carácter sexual, bromas ofensivas, miradas y gestos lascivos o la invasión del espacio personal.

“Claro que preocupa. Hay que tener en cuenta que hay aulas muy grandes. Solo con que en una clase haya un señor que se dedique a hacer comentarios machistas, afecta a un número muy elevado de chicas”, explica la vicerrectora, que insiste en la importancia de dotar a los datos de contexto, y que el estudio es una herramienta para medir las actitudes que quedaban invisibilizadas al no traducirse en denuncias directas en la Oficina de Igualdade.

“Es importante seguir investigando más en profundidad. Este estudio permite ver cosas que no nos llegan directamente. Desde que estoy en este puesto, el protocolo de acoso solo se activó una vez, para un caso de alumno a alumna”, matiza. Los casos más graves, de darse, son derivados al Centro de Información a la Mujer, (CIM), con el que la institución académica mantiene un estrecho contacto. Ante las conclusiones que desvelan los datos del informe, y a la espera de nuevos estudios que ayuden a dilucidar la realidad de los campus coruñeses con respecto a la libertad sexual, las responsables de Igualdade fijan la prioridad en el trabajo preventivo que ya se venía haciendo desde la Oficina.

Las formaciones, explica la vicerrectora, tienen una acogida dispar. “Observamos que, cuando se dan cursos relacionados con el acoso sexual, a los que están dirigidos a profesores se anotan tanto hombres como mujeres. En las que van dirigidas a los alumnos, solo ellas. En la última, de 30 plazas, se anotaron solo tres hombres”, ejemplifica Cristina López, que asegura que desde la vicerrectorado se está trabajando en nuevas acciones y campañas dirigidas directamente a hombres.