Nos han llegado protestas vecinales porque algunas de las luces navideñas que ha instalado el Concello se parecen a la estructura del coronavirus. No compartimos esta queja caprichosa: las bombillas son filosóficamente interesantes, en tanto que iluminan y ensombrecen (el ánimo). Total, las luces ya son generosas en paradojas: nuestro magín peruleiro se da de bruces contra eso de electricidad cara, crisis y pobreza energética al ver lo que pagamos al encenderlas.