La negociación del reparto de cuotas pesqueras europeas en el Atlántico dejó el pasado martes tres importantes recortes en las aguas españolas para 2022, entre ellas las de la zona Cantábrico-Noroeste, que incluye a A Coruña. La de bacaladilla o lirio cae un 19%, mientras que la de merluza lo hace un 8,2%, la de caballa el 6,7% y la de lenguado un 5%, si bien este apenas llega a la lonja. El presidente del mercado de pesca y gerente de la asociación coruñesa de armadores Pescagalicia, Juan Carlos Corrás, denuncia que se trata de especies “claves” cuya reducción no es “puntual” sino que se acumula con años anteriores. El recorte, señala, “va minando la voluntad” del sector pesquero y hace “perder competitividad” al comercializador , que deberá buscar producto en otros países.

“Perjudican todos los recortes” opina Corrás. La merluza fue la segunda especie capturada por toneladas en la lonja coruñesa en 2020, y la primera por facturación: unos 13,4 millones de euros, o un 22,2% del total. De esta “especie estratégica”, como la define Corral, dependen buques tanto del Gran Sol como del litoral, y “la rentabilidad es cada vez más difícil”. La Unión Europea recortó cuotas de merluza ibérica por un valor aproximado de 16 millones en la última década.

La bacaladilla supuso un 13,8% de las toneladas comercializadas en A Coruña el año pasado, con un valor de casi tres millones de euros, y Corrás considera que la población “no está en malas condiciones” que justifiquen un descenso del volumen de capturas, y menos de casi un quinto de la cuota. “Es un recorte muy grande, y de un año para otro” señala.

Lo mismo opina de la caballa, que en 2020 fue la quinta especie de la lonja coruñesa (con el 6,5% de las capturas, por un valor de más de 2,1 millones): “hay pescado en el mar, pero no podemos capturarlo por la cuota”. El recorte del 6,7% “ya nos parece poco comparado con salvajadas” de años anteriores, pero el presidente de la lonja indica que las cuotas españolas ya estaban recortadas por sanciones por incumplimiento en 2009 y 2010, mientras que países externos a la UE “se han autoimpuesto un incremento de capturas en 2021 y no les pasa nada”.

Otro “gran varapalo” sale de que no se haya abierto la captura de cigala en las aguas de alrededor de A Coruña, que fue “el puerto cigalero por excelencia” pero suma cinco años de veda. “La situación de la población tiene que ser bastante buena” afirma Corrás, que denuncia que la evaluación científica de las poblaciones de 2022 se calcula en base a observaciones realizadas en 2020. “Es un campo que se debe mejorar bastante” reclama.

Sin cuotas anuales de jurel

La zona Cantábrico-Noroeste no tiene por el momento cuotas anuales definitivas para jurel, raya y anchoa, ya que estas especies migran pasando por aguas territoriales de países fuera de la UE y hay que esperar a negociar con el Reino Unido (y en el caso de la anchoa, a la recomendación científica). Se ha establecido una cuota provisional para el primer trimestre, el 25% de la propuesta científica, pero Corrás lo ve un “mal arreglo”, pues “no te permite planificar la campaña anual”.

El jurel es especialmente importante para A Coruña, pues es la primera especie en peso de la lonja: el año pasado pasaron por las instalaciones casi 9,6 millones de kilos, un 31% del total de capturas, con un valor superior a los 8,8 millones de euros. En la zona pesquera 9A, que comprende las Rías Baixas, la costa portuguesa y la atlántica andaluza, la cuota ha subido un 11,6%. En opinión de Corrás, “es una buena noticia porque los países del Norte querían reducirla, pero a nosotros nos queja lejos, y tememos una posible reducción del jurel del Cantábrico”.

El presidente de la lonja añade que los recortes se suman a otros problemas del sector pesquero, como “el gran número de regulaciones”, la falta de personal o el alza del gasóleo: “intentamos inyectar optimismo con iniciativas como el sello de Peixe da Coruña, pero esto aumenta el pesimismo de los armadores, que soportan pérdidas de rentabilidad insostenibles en el tiempo”.