El programa A Radio Conta de este año está dedicado a la Asociación de Pro Enfermos Mentales (Apem), donde atienden anualmente a 300 personas con trastornos psicóticos, bipolares o abusivo compulsivo. Una entidad que lleva casi cuatro décadas “atendiendo a personas con enfermedades mentales graves y dando apoyo a sus familias”, según cuenta el psicólogo Txema Iparraguirre.

¿Cuál es el objetivo de la asociación?

Atender al colectivo de personas con enfermedades mentales graves. Dentro de la salud mental, hay enfermedades más comunes, como depresiones o trastornos de ansiedad, que últimamente se han disparado mucho por la pandemia, pero nosotros trabajamos con trastornos mentales severos.

¿Cuál es la diferencia?

Estas enfermedades más graves son crónicas, no tienen una cura. Así como la depresión o la ansiedad sí que pueden tener una cura por medio de la farmacología y la psicoterapia, las nuestras son crónicas. Nuestra función es trabajar en la rehabilitación de los pacientes para que se puedan reincorporar a la sociedad de una manera óptima y cubriendo las necesidades que tenemos todos. Las personas con enfermedades mentales no se diferencian de cualquier otro individuo de la sociedad, tienen las mismas inquietudes, las mismas necesidades de trabajo, de pareja, de familia o de sentirse entendido por los demás. Nuestro trabajo es darles las herramientas para que se puedan recuperar y reinsertar en la sociedad. Una característica de las enfermedades mentales graves es que con un tratamiento farmacológico adecuado, un seguimiento médico psiquiátrico y con apoyo, tanto familiar como el que damos en la asociación, puede uno normalizar su vida.

¿Cuál es la clave para lograrlo?

Es fundamental que haya un diagnóstico y un tratamiento. Se estima que la mitad de la gente que tiene una enfermedad mental en España no tiene tratamiento o no tiene un tratamiento adecuado. Eso es un handicap a la hora de trabajar en la rehabilitación. Tener una buena pauta nos permite, a través de actividades y servicios, ir trabajando otras cuestiones como las habilidades sociales. También el autoconocimiento es una parte importante, ayudar a la persona a conocer cómo cursa la enfermedad en cada uno, porque puede ser diferente aunque haya el mismo diagnóstico. Eso ayuda a anticiparse a momentos en los que la enfermedad repunta. Si los detectamos a tiempo, evitamos una recaída. El mensaje es que con un buen tratamiento y un buen autocuidado, la mayoría de estas personas puede normalizar su vida. A veces hay una estigmatización social sobre esto. Además, es una enfermedad que solo se detecta cuando la persona está en crisis.

¿Se están dando pasos adelante para acabar con los tabús sobre salud mental? ¿La pandemia ha ayudado?

Indiscutiblemente. La pandemia ha traído muchas cosas negativas, pero sí ha puesto encima de la mesa el debate de la importancia de la salud en general y de la salud mental en particular. En este año y medio, hay gente que ha tenido crisis de ansiedad, miedo, depresión... La salud mental de la población se ha visto afectada y eso ha hecho que se empiece a hablar más de esto, que se empiece a normalizar la importancia de tener una buena salud mental, de que haya recursos sanitarios a los que acudir, que son insuficientes. Esto ayuda a acabar con la estigmatización. También que haya programas sobre esto, como el de A Radio Conta, o que salgan en los medios noticias positivas.

¿Apem también le da un papel importante a las familias?

Sí, porque los familiares son los segundos grandes afectados por la enfermedad mental. Tienen que soportar y aguantar tener un familiar enfermo, con todo lo que eso conlleva. Enfermedades, además, que todavía se ocultan porque da vergüenza hablar de eso. Es complicado. Hablamos de enfermedades que cuando están activas afectan a la conducta. Quizá un dolor en un órgano es menos visible para el resto que una conducta inapropiada. Todo esto conlleva un sufrimiento importante a las familias. A veces tampoco están preparadas para entenderlo. Esa labor la hacemos en la asociación. Tanto el apoyo como la psicoeducación. Es fundamental que haya un entorno familiar proactivo. Hay muchísima diferencia entre pacientes que no tienen ese apoyo familiar a los que sí lo tienen. En este último caso, la evolución es mejor.

¿Qué retos se marca la asociación?

Como asociación, tenemos objetivos muy concretos, y también otros más generales que igual no están en nuestra mano, pero por los que peleamos, como que haya más dotación a nivel público para la salud mental. La psiquiatría está colapsada, hay muy pocos profesionales para muchos pacientes. A nivel particular, querríamos aumentar los servicios que tenemos para poder llegar a más gente. Hemos atendido a aproximadamente 300 personas en un año, pero es una gotita en el océano de la gente que tiene enfermedades mentales graves en el área sanitaria de A Coruña. Otro de nuestros retos es abrir una residencia en la ciudad de A Coruña. Apem tiene una unidad residencial en Cee con 24 plazas. Estamos luchando para abrir otra. También queremos aumentar los servicios que tenemos en los centros de rehabilitación y crear espacios de inserción laboral.

El programa A Radio Conta, ¿ayuda a dar visibilidad a la labor de la asociación y avanzar en esos retos?

Sí, y todo lo que sea dar difusión al colectivo y sus necesidades. Esto ayuda a tener una visión distinta de las enfermedades mentales.