La hostelería, y en concreto el ocio nocturno, ha alzado de nuevo la voz para manifestar su malestar por las restricciones de la Xunta, que llegan “mal y tarde”, protestan. A solo tres días de celebrar Fin de Año, la noche más importante del año para el sector, el Gobierno gallego anunció medidas que afectan de pleno a discotecas, pubs y bares, pues se reduce el horario de apertura y, además, se impone el toque de no queda, por lo que no podrá haber grupos de gente no conviviente por la calle entre las tres y las seis de la madrugada. No solo eso, sino que el horario de apertura el día 1 de enero se retrasa a la diez de la mañana, para evitar afterparties.

En A Coruña, la mayor parte del ocio nocturno que organizó grandes fiestas para despedir el 2021 ya tenía las entradas agotadas, como el Cine París o Pelícano. Los almacenes estaban llenos de bebida y el personal contratado. “Estaba todo preparado y nos avisan ahora. Hubiera sido más razonable la semana pasada”, apunta un hostelero afectado.

Cada local podrá decidir qué hacer. Si abrir hasta las tres de la mañana —aunque las campanadas son a las doce— o cerrar. En caso de cierre los días 30 y 31 de diciembre y 1 y 2 de enero, la Xunta ha acordado con el sector una serie de ayudas económicas que van en función de los metros cuadrados de cada local.

La negociación en la reunión de ayer empezó con los hosteleros del ocio nocturno pidiendo abrir hasta, al menos, las cuatro de la mañana. Se encontraron con una negativa. Así que fue momento de hablar de subvenciones. “Si quieren cerrar el ocio nocturno tienen que pagar. Igual que ha ocurrido en Cataluña”, señala Luis Diz, presidente de Galicia de Noite y gerente de locales como Pelícano o Playa Club. “Mis pérdidas, aun con las ayudas de la Xunta, son de aproximadamente 400.000 euros”, informa. Sin embargo, trata de ser optimista: “Tenemos que pensar que va a haber más noches de fin de año”. Lo que tiene claro es que sus locales no van a abrir. “No puedo engañar a mi público, que ya ha pagado una entrada, y que solo sea hasta las tres de la mañana”, explica Diz, que, por la parte sanitaria, entiende que “hay que tomar medidas”.

Lo que preocupa a muchos hosteleros, que también han expresado sus opiniones en redes sociales, es que estas restricciones se anuncien “a solo tres días de Fin de Año”, cuando ya está todo organizado.

Ahora, los responsables de los locales tendrán que hacer cuentas y saber “si les compensa o no” abrir el 31 de enero. Algunos jóvenes se planteaban la posibilidad de cenar en sus casas, pero tomar las uvas fuera para aprovechar más la noche, pues a las tres tendrán que recogerse.

Al sector le preocupa también que este cierre provoque que se organicen más fiestas privadas en pisos, casas o fincas, donde no hay ningún tipo de vigilancia. “Están mejor controlados en una discoteca que en fiestas privadas”, opina el presidente de Galicia de Noite, que ya cuando el ocio nocturno estaba cerrado por el coronavirus reclamaba una apertura segura, con mascarilla y con controles, en vez de promover los botellones.

Los representantes del Gobierno gallego y del sector del ocio nocturno han acordado volver a reunirse una vez pasado el 18 de enero a fin de recuperar los horarios que marcan las licencias —previos al COVID— si la situación sanitaria lo permite.

Restricciones que llevan a la cancelación de conciertos

Aunque el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, no dio datos específicos sobre las salas de conciertos, estas forman parte del ocio nocturno, por lo que muchos propietarios y programadores ya cuentan con cancelar actuaciones. “Tengo conciertos todos los viernes y sábados a partir del 7 de enero, no sé qué voy a hacer porque con estos horarios es inviable”, comenta Lorenzo Barro, de la sala Filomatic. También tenía previsto una fiesta de fin de año. “Es la mejor noche del año y nos la han quitado. Ese día facturamos el triple y el personal también cobra más”, expone el hostelero, que ya había llenado su almacén de bebida para estas fiestas, ya que solo quedan dos días para que finalice el año. “Estábamos todos esperando a ver qué pasaba y no nos imaginábamos nada bueno”, reconoce. En el Garufa tienen previsto un concierto de Los Mecánicos para la noche de Fin de Año, pero será hoy cuando decidan qué hacer con él. Además, los responsables de las salas comentan que, ante la subida de casos de coronavirus en los últimos días, estos espacios tienen “menos público”.