La ampliación y mejora del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) ha dado esta semana un paso adelante con su declaración como proyecto de interés autonómico. Para comenzar a definir la transformación, la adjudicataria de la redacción del proyecto, la unión temporal de empresas formada por Pinearq, Vázquez Muíño y Monteoliva, ha realizado un diagnóstico de la situación actual, en la que figuran las deficiencias del hospital y el Materno Infantil Teresa Herrera, que tiene todas las papeletas para echar la llave tras la mudanza de sus servicios, al igual que el hospital de pacientes, cuya demolición está prevista para el próximo año.

El hospital coruñés fue construido en los años setenta y, desde entonces, sus bloques han sufrido varias reformas. También se han realizado ampliaciones. En la memoria, la empresa señala que el interior del centro hospitalario “está totalmente renovado”, pero existen “ciertas partes o elementos” que siguen igual. Se refiere al cuerpo transversal del bloque administrativo y hospital de pacientes, que se encuentra a un lateral del Chuac, y dos fachadas, que todavía presentan su estado original.

Estas fachadas están deterioradas por el “paso del tiempo”. Cuentan con ventanas de aluminio anodizado de único vidrio, por lo que su eficiencia energética “es muy baja”, algo que se quiere cambiar con la reforma. Otro problema es el hospital de pacientes, un bloque independiente construido en 1978 junto al centro. Fue creado como residencia de las religiosas que hacían labores de enfermería. Actualmente tiene diferentes usos, entre ellos, administrativo y hotel de pacientes. Según el informe del arquitecto del Chuac, el edificio presenta “diversas patologías que lo hacen considerar obsoleto”.

El principal problema que se detecta en este bloque es de tipo edificatorio, ya que al haber sido creado como una residencia, “no resulta adecuado para otros usos”. Los informes advierten, además, del ruinoso estado de su fachada, que tiene constantes desprendimientos. De hecho, se tuvieron que instalar unas bandejas perimetrales de recogida de material desprendido para poder garantizar la seguridad de los viandantes.

Otros problemas constructivos derivan de la propia estructura de hormigón armado, con “algunos problemas de corrosión”, y del estado de las terrazas, que necesitan “de un continuo mantenimiento”. Sobre sus instalaciones, recoge la memoria, es necesaria una “renovación de parte de las instalaciones del suministro de agua y de evacuación, por la antigüedad de la misma”. La instalación de climatización, por su parte, solo produce calor, por lo que resulta ineficiente. Además, está anticuada. En caso de que este edificio forme parte del futuro Chuac, las obras de rehabilitación, según el proyecto, costaría tres millones de euros, algo que ya ha sido descartado pues está prevista su demolición a finales de 2022.

Pero el Chuac no es el único complejo que presenta deficiencias y problemas. También el Materno Infantil Teresa Herrera. Su funcionalidad, por el tipo de edificio, se considera “obsoleta”. Presenta problemas de adecuación a las normativas técnicas.

Su estructura de hormigón armado presenta, en varias zonas, problemas de corrosión de armaduras y de carbonatación por culpa de la calidad de la obra y la exposición a un ambiente húmedo y salino. La fachada tiene “grietas y fisuras”. Dada la antigüedad del Materno, la eficiencia energética de los cierres y acristalamientos “es muy baja”. Hay desprendimientos de la cubierta, lo que supone un problema de seguridad para los viandantes, y la instalación de agua caliente sanitaria está “anticuada”, así que las plantas altas del edificio “no reciben el suficiente caudal” . La iluminación también presenta “grandes problemas de eficiencia”, al igual que la instalación de climatización. Funciona con gas no autorizado por la normativa vigente. También las cocinas son de gas propano, aspecto que es “discutible” teniendo en cuenta “otras alternativas más eficientes”.