El Consorcio para la Promoción de la Música señala en la Memoria de Xestión de 2020 que, salvo que las administraciones que financian la entidad —Concello, Xunta y Diputación— “aumenten proporcionalmente sus aportaciones” será necesario reducir “los créditos destinados a las actividades” de la Orquesta Sinfónica de Galicia, la Orquesta Joven, los coros y los conciertos didácticos.

En las conclusiones del año 2020 se recoge también que en febrero se eliminaron las becas a la excelencia —que tenían una dotación de 100.000 euros— y que se mantuvieron las reducciones realizadas en el ejercicio 2019 de las partidas destinadas a los coros y a la Orquesta Joven y de sus actividades programadas. En febrero de 2020, la entidad tuvo que renunciar a financiar con fondos propios las becas a sus alumnos para que continuasen sus estudios más allá de A Coruña con el objetivo de blindar la actividad de sus agrupaciones infantiles. “Es un momento de transición y, para no eliminar los programas de formación, decidimos cancelar las becas”, explicó en aquel momento el gerente del consorcio, Andrés Lacasa, que reclamaba que la Xunta resarciese a la entidad la deuda contraída desde 2011.

En su análisis de este primer ejercicio marcado por la pandemia, el gerente del consorcio también explica en la memoria de gestión que la reducción de los recursos “va a suponer la desaparición de gran parte de las actividades de las agrupaciones infantiles y juveniles” y menciona los coros y la Orquesta Joven de la Sinfónica, con la consiguiente “pérdida del valor cultural y educacional” que implica este descenso en las aportaciones económicas.

En este contexto marcado por la pandemia, el Consorcio para la Promoción de la Música explica, además, que, si finalmente “los ingresos por la venta de entradas y de abonos no se recuperan”, la entidad se encontrará “con grandes dificultades para que se pueda mantener la actividad ordinaria prevista para la Orquesta Sinfónica de Galicia y la Escola Municipal de Música”. Para paliar esta situación, el gerente del consorcio indica que podría ser necesaria la utilización del remanente líquido de tesorería para financiar las actividades ordinarias de la entidad.

El ejercicio de 2020 estuvo marcado por la pandemia, por la cancelación de las actividades entre marzo y junio, —en total, quince conciertos de la Sinfónica, también de clases, encuentros y otras propuestas— pero también por la falta de acuerdo entre Xunta y Concello para la financiación de la entidad.

En 2004, la aportación mínima del Gobierno autonómico se fijó en tres millones de euros anuales, pero en 2011, debido a la crisis económica, la Xunta dejó de satisfacer esa cantidad y redujo su aportación. El Concello le reclamó a la Xunta en varias ocasiones una deuda acumulada de más de cinco millones de euros, una cantidad que nunca satisfizo, al entender que había adaptado su aportación al Consorcio para la Promoción de la Música a la situación económica.

Concello y Xunta llegaron a un acuerdo en el mes de agosto de 2021 para la financiación de la entidad por valor de 3,5 millones de euros dividido en dos convenios, uno de 800.000 euros, para costear actividades enmarcadas en el Xacobeo 21-22 y el otro, de 2,7 millones, para financiar los gastos corrientes de la Sinfónica durante el ejercicio 2021.

El consorcio, según explica su gerente, lleva “desde 2015 aplicando políticas de reducción del gasto” con el objetivo de mantener “las cuentas saneadas” y para garantizar la viabilidad futura de la entidad “con grandes esfuerzos y sacrificios”. Si la Xunta redujo su aportación a partir de 2011, no llegando a los tres millones de euros, la Diputación mantuvo congelada durante años su partida en 1,5 millones de euros.

En 2020, el Consorcio para la Promoción de la Música se vio obligado también a devolver casi 190.000 euros en concepto de abonos y entradas, por la cancelación de parte de la programación, también dejó de cobrar los recibos a las familias usuarias de la Escola Municipal de Música desde el mes de abril, de modo que perdió de ingresar unos 88.000 euros y unos 624.000 euros por todas las actuaciones que no se pudieron ejecutar.

A pesar del decreto de estado de alarma, en marzo de 2020, la Sinfónica mantuvo la actividad que pudo, a través de redes sociales y, ya cuando fue posible, se mudó del Palacio de la Ópera al Coliseum, que fue su casa desde el mes de agosto de 2020 hasta el 30 de junio de 2021. Con esta medida, la Sinfónica consiguió tocar —primero sin público, después ya con él y ajustándose a las restricciones vigentes en cada momento— y mantener a todos sus músicos sobre el escenario, ya que, con la construcción de una concha de sonido, los integrantes de la formación pudieron respetar la distancia de seguridad, de modo que fue de las pocas orquestas que no se vio abocada a hacer un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) a sus trabajadores. A mediados de 2021, el Concello y la concesionaria del Palacio de la Ópera, Sociedad de Fomento y Desarrollo Turístico, del grupo Comar, llegaron a un acuerdo para que la Sinfónica volviese a tener este edificio como sede, a pesar de los desencuentros de ambas partes, ya que la orquesta se había quejado en muchas ocasiones del mal estado del edificio y la empresa le reclamaba el alquiler del recinto durante el año 2020. Para evitar dirimir este asunto en los juzgados, el Concello aceptó abonar 600.000 euros a la concesionaria y cambiar las condiciones de uso del equipamiento cultural.

En el informe de la actividad de 2020, el Consorcio para la Promoción de la Música calcula que, hasta el decreto del estado de alarma asistieron 23.000 personas como público a los conciertos de abono de la temporada, convirtiéndose en una “de las orquestas sinfónicas de España con mayor proporción de abonados en relación con su población”, según recoge la memoria de gestión. Durante este ejercicio se inició también la colaboración con músicos como Xoel López, para crear conciertos especiales.