Cuando María Fernanda Candal Tapia era una niña veía desde la ventana de la casa de sus abuelos en la calle Socorro (entonces llamada Juan Canalejo) largas colas de gente a las puertas de un lugar donde se le daba de comer. Hasta mucho después no supo que aquellas personas acudían a la Cocina Económica, una entidad benéfica de la ciudad a la que ahora la pintora coruñesa, funcionaria “en edad de prejubilación”, va a donar la recaudación de diez de sus cuadros que en la actualidad tiene expuestos en la galería ArtBy’s, en la calle San Andrés.

Los lienzos forman parte de una colección que recibe el nombre de Desde la ventana, no aquella desde la que la niña María Fernanda veía a los necesitados de la ciudad en busca de alimento, sino de aquellas ventanas en las que se apoyaban “las abuelas que no veían el mundo por la televisión”, explica la artista. La muestra estaba lista para ser montada el 17 de marzo de 2020 en La Fábrica de Santa Cristina, pero el COVID que entonces empezaba a trastocar los planes de millones de españoles también canceló la exposición una semana antes. Parte de aquellos cuadros, diez, tienen ahora un destino nuevo y un fin solidario.

Cada pieza cuesta 250 euros, un precio rebajado respecto al original, y el dinero que se recaude por una, dos o todas, será para la Cocina Económica. Las obras que no se vendan también acabarán en manos de la institución. “Yo soy una pintora de emociones y quiero ayudar a personas que necesiten apoyo, a gente que lleva tiempo pasándolo mal y a gente que inesperadamente se ha visto con necesidades y está pasando hambre. Como a muchos vecinos, la pandemia me ha afectado mucho. No miro al frente sino arriba y abajo, y lo que veo abajo es muy duro”, confiesa Candal Tapia.

La artista cursaba el Bachillerato cuando la pasión por la pintura apareció en su vida para no abandonarla jamás. “No sé bien por qué surgió. Tenía los libros de texto garabateados con miles de dibujos porque me encantaba dibujar”, recuerda. El novio que más tarde se convertiría en su marido le regaló un equipo de pintura y María Fernanda Candal quiso entonces aprender un poco más. “Felipe Criado y Antonio García Patiño fueron mis maestros, con ellos descubrí la magia artística, y sin parecerme a ellos. Criado me decía que como yo no había nadie que pintase igual y eso fue lo que más me impactó de todo lo que me enseñó”, reconoce.

Decenas de exposiciones promueven la obra de Candal desde hace más de dos décadas. El suyo, recalca, es un estilo “expresionista de emociones”. Es una etiqueta “que no existe”, pero que le gusta acuñar, quizá porque sus cuadros han recibido distintas denominaciones. Trazos marcados que atrapan la atención resaltan en los lienzos de Candal como elementos expresivos sobre fondos de combinada variedad cromática. Son sus emociones: ternura, amor, pasión, lucha, serenidad, verdad, tentación, éxito, nobleza… como los títulos de estas obras que quieren servir para que la gente pase menos hambre. “Pinto para mí, pero lo que me importa de verdad es que cuando alguien se ponga delante de mis cuadros y los vea encuentre en ellos su propia historia”, destaca la pintora.