Los libros. Estos podrían ser los protagonistas de parte del espacio que se recuperará y se abrirá a la ciudadanía en los terrenos portuarios coruñeses. La Memoria de Xestión 2020 del Ayuntamiento, en el apartado que informa sobre la situación de las bibliotecas municipales, que dirige Isabel Blanco, propone en sus conclusiones la creación de una biblioteca central “en la zona recuperada del puerto”.

La iniciativa se plantea dentro de las sugerencias para dar respuesta a la falta de “cobertura bibliotecaria” en “zonas amplias” que quedan “pendientes” de dotar de este servicio. “La red debería completarse con bibliotecas en las siguientes zonas: Mesoiro, Riazor, Cidade das TIC y la creación de una Biblioteca Central en la zona recuperada del puerto”, defiende el informe.

La biblioteca central que sugiere el departamento del servicio de préstamo de libros en la ciudad podría incluirse como parte de los equipamientos públicos futuros de la fachada portuaria. El acuerdo entre el Estado, Puertos y Xunta aún no ha fructificado pero el Gobierno gallego ha incluido en sus presupuestos para 2022 una partida de 1,7 millones de euros como avance del total de 20 millones de euros que el Ejecutivo gallego prevé destinar a la operación para pagar por los muelles de Batería y Calvo Sotelo, para sufragar la deuda del puerto, y a construir un equipamiento público en la zona.

La creación de una biblioteca central y la dotación de estos equipamientos a las zonas que todavía no disponen de ellos, como proponen los responsables del servicio, mejoraría la ratio de 29 metros cuadrados por cada 1.000 habitantes que ofrecen las salas municipales, “el 50% de la superficie bibliotecaria pública de la ciudad”, que completan la Biblioteca de la Diputación (en el edificio anexo al Teatro Rosalía, en Riego de Agua) y la de la Xunta y el Estado (la González Garcés, en Elviña), que elevan a 61 metros cuadrados por 1.000 habitantes el espacio bibliotecario disponible, por encima de los 56 metros cuadrados por 1.000 habitantes que recomienda la IFLA (Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas), señala la memoria.

El informe avisa de la “insuficiencia de metros cuadrados en las bibliotecas más viejas (Biblioteca Durán Loriga, Biblioteca de Estudios Locais, Biblioteca de Monte Alto y Biblioteca Sagrada Familia), según los estándares profesionales y las directrices de accesibilidad de los espacios públicos” e insta a “tomar decisiones” al respecto, “tanto por la insuficiencia de superficie como por las condiciones de las infraestructuras”. Señala, sin embargo, que “la satisfacción de los usuarios es alta” con el servicio. “Podemos afirmar que, en términos generales, contamos con instalaciones modernas y funcionales que están muy bien valoradas por los usuarios y que nos permiten ofertar los servicios básicos con calidad”, afirma, aunque avisa de que existen “muchas limitaciones para diseñar nuevos servicios basados en las tecnologías, en el aprendizaje compartido en los laboratorios ciudadanos y en la mayor implicación y participación de la comunidad”.

El departamento ve necesario “o bien ampliar el cuadro de personal o reducir el horario de atención al público, además de mejorar la especialización con una presencia mayor de personal técnico frente al auxiliar”. Apunta que las bibliotecas coruñesas abren 60 horas a la semana mientras que la mayoría de las españolas abre “40 o menos”.