La Policía Nacional investiga una agresión en grupo a una pareja que se había sentado en un banco de la calle Socorro la noche del 29 de diciembre, sobre las tres y media de la madrugada. Fruto de esta paliza, el hombre tuvo que ser hospitalizado al sufrir múltiples contusiones y la fractura de la nariz, unas lesiones de las que todavía no se ha recuperado.

“Bajamos a dar una vuelta y fuimos a la playa, después, nos sentamos en un banco. Habíamos comprado unas gorras a los chicos que venden en la calle, y mi marido se puso una. Estábamos sentados hablando y, primero, vino un chico, que por el acento, me pareció extranjero, y le dijo: ‘Dame la gorra’, y vimos ya que había gente en círculo, como que lo de la gorra era solo una excusa”, relata la mujer del agredido. En ese punto se desencadenaron los hechos que denunciaron a la policía y que recuerdan como un “horror”. Ella le respondió que, si quería una gorra, se la comprase a los vendedores ambulantes. Recuerda que el joven le contestó que no estaba hablando con ella, “que era una mujer”. Y ya no le dijo nada más.

“Después vino otro chico, con actitud amenazante y seguían otros en una posición estratégica, de estoy pero no estoy, pero si nos dan la señal, vamos. Este chico nos dijo: ‘¿Vosotros no sabéis quién soy? Yo soy de los Blues y os vamos a matar’ y nos enseñó un tatuaje. Volvió el primer chico y enganchó a mi marido y ya los que estaban alrededor vinieron a por él y lo tiraron al suelo, le dieron patadas, le insultaron y le repitieron que lo iban a matar”, relata la mujer. Ella, entonces, se tiró encima de su pareja, pidiéndoles a los agresores que parasen de pegarle, incluso llamándole a alguno por su nombre, ya que había escuchado que una de las chicas que estaba con la pandilla se dirigía a uno de ellos así.

A pesar de que los afectados solo pudieron conseguir un vídeo de la parte final de la agresión, grabado por una vecina, creen que puede haber más, de esta parte inicial de la paliza, ya que les consta que algunas de las testigos sacaron el móvil. “Lo usaron como un sparring, le daban patadas, yo empecé a gritar para que alguien me ayudase porque veía que estábamos rodeados y llamé a la policía con el manos libres”, recuerda esta mujer que, en aquel momento, lo único que intentaba era, cuando menos, despertar a los vecinos para que pidiesen ayuda.

Uno de los participantes en el ataque, según denuncia la mujer, se tiró encima de la víctima y le dijo que los otros chicos eran sus amigos y que él lo iba a intentar proteger y que se estuviese quieto. En ese punto, según recuerda la mujer, los agresores estaban llamando por teléfono a otras personas para que se uniesen a la pelea.

“Yo pensaba que iban a cumplir lo que estaban amenazando”, comenta la afectada. Cuando vio que ya había gente en las ventanas, consideró que podía acercarse a su marido y levantarlo del suelo. Entonces, reunió fuerzas y lo hizo, pensando que ya se podrían marchar. Habían pasado como unos siete u ocho minutos desde el inicio de la agresión, según calculan las víctimas, pero aún quedaban unos dos más, los que grabó una vecina.

La mujer cuenta que no fue hasta que vio el vídeo cuando comprendió qué había pasado porque ella levantó a su marido del suelo, miró hacia atrás, vio “gente corriendo” y, sin saber cómo, a su pareja tirado contra una barandilla. En el vídeo se puede comprobar que un joven —identificado por la víctima como el que les dijo que era de los Blues— le propinó un brutal puñetazo al hombre, que lo tiró contra la barandilla y que, tras el golpe, se aleja dando voces y alzando los brazos. Al fondo de la calle vieron las luces de los coches policiales y cómo se dispersaba el grupo. “Éramos como una presa en una diversión para apalear y matar”, resume la mujer, que está representada por la abogada Esther Muñoz, que apunta a que esta agresión es similar a la que acabó con la vida de Samuel Luiz en julio del año pasado. Un desencadenante fortuito con personas a las que no conocían de antes que sirve de detonante para una agresión colectiva. “Yo me acordé de Samuel, la verdad”, reconoce la mujer.

Ya esa misma noche, mientras su marido se iba en la ambulancia al hospital, ella pudo reconocer ante los agentes a tres de sus agresores y una vecina les mostró el vídeo que había grabado a los policías para corroborar la versión de la mujer, ya que los jóvenes alegaban que “estaba loca” y que “era todo mentira”.

El hombre, que tiene reconocida su incapacidad desde hace unos años, fue atendido de los golpes que sufrió esa noche, entre ellos, una fractura nasal, de los que todavía no se ha recuperado y que han derivado en dolores en el cuello, ya que, mientras le pegaban, la víctima intentó poner la cabeza entre las rodillas, para protegerse.

Muñoz hace referencia también a la responsabilidad no solo de los agresores que más pegaron a la víctima, sino también a la de los miembros del grupo que no hicieron nada para intentar que la paliza se detuviese. La Policía Nacional está investigando los hechos para esclarecerlos.