Julia Dopico es de tres sitios a la vez, A Coruña, Ferrol y Ortigueira, pero su corazón pertenece a una única pasión: la música, en todas sus formas, desde la interpretación, hasta la composición, pasando por su estudio. Una destreza que combina con su otra gran inclinación, la escritura. Un binomio que le ha hecho merecedora del cargo de Delegada permanente de las Relaciones con la Música, que la Unión Nacional de Escritores de España le ha otorgado de forma honorífica tras toda una vida entregada a la disciplina.

Delegada permanente de las Relaciones con la Música. Debe ser el cargo más bonito que se ha inventado.

Indudablemente. Es un cargo de tipo honorífico, que fue para mí una sorpresa inesperada, lo cual lo hace más bonito todavía. Partió del presidente de esta entidad, Juan Carlos Heredia. Tienen la sede en Melilla, y tienen distintas delegaciones en España. Me han nombrado en reconocimiento a la actividad que yo desarrollo en relación a la literatura y la música.

No solo es intérprete o compositora. También es una gran estudiosa de la materia, además de docente. ¿Dónde intersecciona con la literatura?

Mi vínculo con la música es el trayecto de toda mi vida. Empecé a estudiar música a los 5 o 6 años, en el Conservatorio. Obtuve la licenciatura en Piano y Lenguaje Musical,. Después, pues toda la vida con la música, en distintas facetas: como intérprete y como compositora. Mi música se presentó en 2018 en un simposio en Estados Unidos, parece que la acogida fue muy grata y que a la gente le gusta. Para mí es una satisfacción que esas ideas musicales se vayan interpretando en Barcelona, Santiago de Compostela, Nueva York...Como intérprete, estoy trabajando como bandurrista en un repertorio llamado De cine, acompañada al piano de un excelente pianista escocés, Rupert Twine. En relación con la literatura, publico en prensa, siempre en temas de índole musical, quizás por eso en la Unión pensaron en mí. Escribí varios relatos cortos de temática musical. En relación a investigación, las aportaciones más interesantes son las que recuperan la figura del compositor ferrolano José Arriola, niño prodigio como pianista, y sobre Bernardo Freire, un compositor de Cedeira que desarrolló su carrera artística en Uruguay. Es un trabajo que me apasiona.

Sus investigaciones se centran, sobre todo, en el estudio del patrimonio musical local. ¿Busca demostrar que aquí también tenemos lo nuestro?

Indudablemente. En Galicia tenemos lo nuestro, efectivamente, y eso es muy importante reivindicarlo y ponerlo en valor, porque el valor lo tiene. Es de justicia conocerlos, aproximarnos a estos grandes compositores, y también al terreno de la composición musical femenina, silenciada durante siglos. Las mujeres nunca pudimos acceder, históricamente, a determinados campos, pero es algo que está cambiando. Es de justicia poner en valor y situar y valorar lo que tenemos, tanto compositores como compositoras, que es un patrimonio cultural de todos.

En el año 2018, llevó a Estados Unidos composiciones que rendían homenaje a tres mujeres: Rosalía de Castro, María Balteira y Maruja Mallo. ¿Una forma de poner en primera línea el legado de las mujeres gallegas?

Efectivamente. La idea era presentar música de mujeres, creada por mujeres y pensada en mujeres dentro del ámbito de las artes. Pensé en estas protagonistas de nuestra historia: de la trovadora María Balteira, surgió una pieza al piano, Meninha Balteira. Después pensé en Maruja Mallo y salió una pieza de violín, Cores no ar. Para nuestra nai da poesía galega, Rosalía de Castro, hay una pieza muy emotiva y muy íntima y sensitiva. También se interpretó en este simposio.

¿Aprecia el público extranjero esta música de raíz?

En relación a este tema de la música popular y la música culta habría mucho que decir. Muchos de los grandes compositoras de la historia tuvieron su fuente en la música popular. La música popular siempre ha servido como fuente para muchísimas elaboraciones, no digamos ya en el siglo XIX, donde los compositores beben de esta raíz inmensa para hacer sus obras. La música culta lo que hace es dar otro tipo de tratamiento. La acogida ha sido siempre fabulosa. Creo que, efectivamente, el público internacional valora las creaciones que se hacen en este sentido. Por lo menos, esa ha sido mi experiencia. El de Denver fue un encuentro emotivo, porque allí estábamos intérpretes, compositoras y autoridades de Galicia, y hubo una empatía mágica en aquel momento, algo que se repite en otros conciertos.

¿Cree que hay una revalorización de la música popular propia de las culturas periféricas?

Lo popular siempre ha estado presente en la música de los grandes de la historia, de Mozart a Falla. El propio José Arriola estudió con Strauss, y no se sabe. Vivió en Alemania e hizo una obra musical impresionante. Es importante que sepamos lo que tenemos.

¿Cuál será su función como delegada de las Relaciones con la música?

En principio es una distinción honorífica, que yo agradezco mucho, y así quiero expresarlo en estas líneas. Yo estoy a entera disposición de lo que ellos estimen oportuno. En principio es un cargo honorífico, espero que el futuro depare que la Unión, centrada más en lo literario, inicie una andadura en la que la música y la literatura vayan de la mano. Así ha sido siempre, de hecho: desde las canciones, hasta los libretos de las grandes óperas, que se fundamentan también en la literatura. Esperemos que esto sea el principio de un buen navegar entre la Unión y la música.