En el libro Renta básica: una herramienta de futuro, el doctor en estudios sobre desarrollo, profesor universitario e investigador Julen Bollain analiza la aplicación de este derecho de la ciudadanía no solo desde el punto de vista teórico sino también del práctico, estudiando proyectos piloto de estados en los que ya se ha puesto en marcha esta renta. El sábado, 22 de enero, presentará el libro en A Tobeira de Oza (calle de la Merced, 24), a partir de las 19.00 horas.

Muchas veces equiparamos renta básica con ingreso mínimo vital, ¿son lo mismo y tienen los mismos objetivos?

No, no son lo mismo. Ha habido confusión incluso a nivel político. En España se aprobó una renta mínima y con esto se superó un déficit estructural respecto a la Unión Europea, estableciendo una renta mínima a nivel estatal que hasta el momento era autonómica, como la RISGA, en el caso de Galicia.

¿Cuál es la diferencia?

La renta mínima es un programa que actúa una vez que la persona ha caído y no puede cubrir sus necesidades básicas. Va a la Administración y le dice que necesita una ayuda porque no llega a fin de mes. Esto implica la pérdida de libertad efectiva de las personas. La renta mínima no llega a todas las personas que la precisan, se estima que en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) entre el 20% y el 60% de las personas que tendrían derecho a la renta mínima no acceden a ella por distintos factores. Uno de ellos es la estigmatización de las personas beneficiarias. Ir a la Administración y desnudarte ante ella, enseñarle tus extractos bancarios y todo sobre ti, hace que mucha gente no acceda y que la que la que lo hace se sienta estigmatizada. Eso, además, afecta mucho a la salud mental y no ayuda a salir de la pobreza. El 92% de las personas en situación de pobreza actualmente no accede al ingreso mínimo vital. Las rentas mínimas tienen lo que en economía denominamos trampa de la pobreza. Como muchas veces ese ingreso no es compatible con rentas de trabajo, a los perceptores del ingreso mínimo si les ofrecen un empleo, tienen que ver si les conviene aceptarlo, porque si lo cogen les van a quitar casi toda la prestación. La renta básica parte de una concepción distinta. Es un derecho de ciudadanía, no actúa cuando las personas han caído. Es individual, es para las personas y no para las familias, es universal y es incondicional, ya que no depende de condiciones presentes, pasadas o futuras.

Ir a la Administración y desnudarte ante ella, enseñarle tus extractos bancarios y todo sobre ti, hace que mucha gente no acceda y que la que la que lo hace se sienta estigmatizada. Afecta mucho a la salud mental y no ayuda a salir de la pobreza

¿A qué se podría equiparar?

A derechos adquiridos universales como la sanidad o la educación. La sanidad no estigmatiza ni divide a la sociedad entre aquellos que dan y los que reciben. A un hospital vas con la cabeza bien alta, pero a solicitar una renta mínima vas con ella gacha. La renta básica lo que haría sería, como la educación y la sanidad, dignificar a las personas y permitir que no nos sintiésemos mal por cobrar un derecho de ciudadanía que nos permite garantizar nuestra existencia material de entrada. Esto conseguiría erradicar la pobreza y dotar de libertad a la gente, porque cuando tiene garantizadas sus necesidades básicas y sabe que va a poder comer todos los días y encender la calefacción puede edificar su camino en la vida.

¿Y tendría el mismo derecho a recibir la renta básica una persona multimillonaria que otra que acaba de salir del chabolismo, o debería ser proporcional a las necesidades?

Si una persona millonaria enferma de coronavirus y necesita un respirador, en el hospital no se van a preguntar si merece o no el respirador, porque tiene el mismo derecho a recibirlo que cualquier otro paciente. Lo que cambia es que una persona millonaria va a pagar más impuestos para financiar los hospitales o las escuelas. Con la renta básica pasa lo mismo, que todos la cobremos no quiere decir que todos vayamos a salir beneficiados en términos económicos, pero sí a nivel social.

Conseguiría erradicar la pobreza y dotar de libertad a la gente, porque cuando tiene garantizadas sus necesidades básicas y sabe que va a poder comer todos los días y encender la calefacción, puede edificar su camino en la vida.

“Con la renta básica aumenta el emprendimiento”

¿Y cómo se financiaría, solo con la redistribución de la riqueza o con otros impuestos?

Es un servicio más del estado de bienestar y necesita financiación. Los estudios que se han realizado en España y en otros países, casi todos muestran resultados similares. Hay un incremento de la presión fiscal que recae en el 20% más rico de la ciudadanía, se hace una reforma fiscal a través del IRPF y ese 20% debería pagar más. Sabemos que el IRPF no es el impuesto más justo para financiar una renta básica, ya que los grandes capitales no tributan por IRPF, así que, hay otros impuestos que se podrían tocar, así como reforzar la lucha contra el fraude para incrementar los ingresos del Estado. La idea es que hay riqueza suficiente, pero está mal repartida, si la repartimos de forma adecuada, podríamos financiar una renta básica.

“Si queremos este derecho hay que presionar”

¿La renta básica se plantea desde el nacimiento hasta el fallecimiento o solo durante unos años? Es un derecho de por vida por el simple hecho de ser ciudadano.

Para los menores de 18 años no tendría sentido que fuese del 100%. Para una persona menor de trece años sería un 20% de la cuantía y de los trece a los 18 podría cobrar el 50% y, a partir de la mayoría de edad, el 100%, con una cifra igual al umbral de la pobreza. En algunos proyectos piloto hemos visto que la renta básica permite el emprendimiento de verdad, hacerlo porque quieres y no porque tienes que buscarte la vida. Se incrementa el número de cooperativas que nacen porque hay grupos de personas que tienen un proyecto común y cuentan con un colchón económico para desarrollarlo y, si fracasan, tienen una segunda oportunidad. Nadie les va a penalizar por ello, como pasa ahora.

La renta básica ya se ha aplicado en otros estados como Alaska, ¿cómo ha funcionado?

Es una de las experiencias más interesantes. En 1981 se crea un fondo, financiado con los beneficios obtenidos a través del petróleo. Alaska ha pasado de ser uno de los estados con mayor desigualdad de EEUU a ser actualmente uno de los más igualitarios. Esto nos permite ver cómo una renta básica, sin que implique una redistribución de la riqueza también puede tener unos efectos muy interesantes. Hay más de setenta proyectos piloto en países que están explorando la protección universal de las personas más allá de viejas políticas inspiradas en el asistencialismo. Tenemos muchos ejemplos, aunque el más sonado fue el de Finlandia. En Cataluña se ha puesto en marcha la oficina para poner desarrollar el plan piloto y seguramente empiece el año que viene. Estos planes piloto lo que demuestran es que mejorar el nivel económico de las personas, reduce los problemas de salud mental y las hospitalizaciones, ya que gran parte de los problemas de salud mental viene por la inseguridad económica que tenemos las personas, mejoran las habilidades cognitivas además de incrementar la confianza de las personas en sí mismas, en las administraciones, en las demás personas y en la posibilidad de cambiar las cosas. En cuarto lugar, y Finlandia es bandera de eso, ya que el programa lo puso en práctica un gobierno de centro-derecha para comprobar si la gente dejaría de trabajar remuneradamente, a diferencia del ingreso mínimo, que desincentiva la búsqueda activa de empleo, con la renta básica salió que las personas se activaban más laboralmente. La gente no dejaría de trabajar porque no cae en la trampa de la pobreza, porque la renta básica se considera un suelo y si la gente trabaja va a cobrar más a fin de mes que quien solo cobre la renta básica.

¿Sustituiría o solucionaría el problema de las pensiones?

Hay diferentes versiones y se han hecho estudios de varios modelos. Las pensiones y todas las prestaciones inferiores a la renta básica se suprimirían. Si un pensionista cobra 490 euros por una pensión no contributiva, se anularía y cobraría una renta básica, que sería el umbral de la pobreza, por ejemplo, 750 euros. Si un pensionista cobra mil euros, hasta los 750 estaría cubierta por la renta básica y tendría un complemento hasta los mil. Hay varios modelos y en todos, la renta básica es viable económicamente.

¿Qué posibilidades hay de que se ponga en práctica la renta básica en los próximos diez años?

Son muy altas. El mayor reto es político y la cuestión es si las personas de a pie queremos un cambio y, si lo queremos, tenemos que presionar. La última encuesta revelaba que el 68% de la población europea estaría a favor de la renta básica, fue una encuesta hecha durante la pandemia. El ingreso mínimo no ha logrado su objetivo de acabar con la pobreza, los proyectos piloto, sabiendo que tienen limitaciones, nos han mostrado muchísimas evidencias y han hecho que la renta básica esté en la agenda política. En tercer lugar tenemos que la renta básica es un medio para llegar a un fin. Presumiblemente, avanzamos hacia un futuro en el que se va a dar una destrucción neta de empleo, ante esa realidad no valen los sistemas que tenemos. Si no podemos vincular la subsistencia de las personas a la tenencia de un empleo hay que buscar alternativas y la renta básica puede ser una de ellas. La renta básica es muy potente siempre y cuando profundicemos en un reparto justo del empleo.