El proyecto del parque eólico marino Nordés, que prevé la instalación de ochenta aerogeneradores flotantes y un cable submarino frente a la costa ártabra, no convence a las asociaciones ecologistas a las que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha solicitado que presenten las alegaciones que consideren oportunas.

Tanto Adega, como SEO/Bird Life, Amigos da Terra y Ecoloxistas en Acción —consultadas por este diario— coinciden en que el ministerio debería paralizar la tramitación de los nuevos polígonos hasta que se apruebe la regulación estatal de los parques eólicos marinos, que es el documento que determinará en qué zonas se pueden instalar y en qué condiciones.

“No sabemos a qué atenernos. El ministerio había dicho que no aceptaría ningún proyecto hasta tener esta normativa, pero no lo ha cumplido”, resume Fins Eirexas, que es secretario técnico de la asociación Adega. Esta entidad solicita que se excluya toda la costa gallega de los lugares en los que se pueden instalar parque eólicos marinos.

“No hay necesidad, porque Galicia ya tiene sus montes plagados de eólicos, tenemos una avalancha en tierra y ahora, también, quieren ponerlos en el mar”, denuncia Eirexas, que se posiciona en contra del proyecto, sea cual sea su dimensión.

En la misma línea se manifiesta Ángel Dorrío, técnico de medio ambiente de la asociación Amigos da Terra, que considera “innecesario” este parque en Galicia, ya que es un territorio que tiene “mucha producción de energía eólica”. Estas entidades, prevén, además, problemas con el sector pesquero, ya que consideran que la implantación de aerogeneradores de más de cien metros de altura afectarán a la actividad.

El coordinador del programa marino de la SEO/Bird Life, Pep Arcos, asegura que, actualmente, la situación “es un caos”, ya que el ministerio admitió a trámite 17 proyectos de parques eólicos marinos en España sin haber publicado los planes de ordenación del espacio marítimo, que se sometieron a consulta este verano. Arcos incide en que la instalación de un parque como el Nordés “no tiene precedentes” y que, por ello, “merece la máxima precaución”.

“No debería haber un despliegue tan descontrolado de algo que, sin duda, va a tener un impacto ambiental, por mucho que las energías renovables sean algo a potenciar. Es un tipo de infraestructura hecha desde una perspectiva industrializada, con unos aerogeneradores flotantes muy novedosos, porque son mucho más grandes que los que hay en tierra firme. Nuestra visión general es que se está avanzando demasiado rápido. En relación a las aves, lo que existe de eólica marina se ha desarrollado en zonas muy diferentes a las de nuestras aguas, como el mar del Norte y el Báltico”, relata Arcos, ya que, en estos casos, las estructuras están ancladas al fondo y afecta patos marinos y a los colimbos.

“No tenemos ningún tipo de información que nos permita saber el impacto que tendrían en las aves de aquí, que son pelágicas [que viven alejadas de la costa]”, comenta Pep Arcos, que señala que existe un riesgo muy alto de colisión contra estas estructuras y de que la población de aves como la pardela balear, que pasa por la zona afectada por la construcción de este parque, se extinga.

Arcos señala, además, que sería más interesante empezar el proyecto con la instalación de “uno o dos aerogeneradores” en un lugar en el que el impacto fuese mínimo en vez de hacerlo con treinta molinos de golpe, para poder saber cómo afectan a las especies más sensibles y que, si esto es viable, se proceda al despliegue de más dispositivos.

“Galicia es especialmente sensible porque representa un corredor migratorio a escala mundial para aves marinas y terrestres sobre el mar. Por su situación, es un lugar en el que confluyen diferentes rutas de aves que vienen del Ártico, del norte de Europa, del hemisferio sur y del Mediterráneo, hay millones de aves que cruzan cada año frente a la costa gallega y es una zona de alimentación importante. El problema más grave es la colisión y es muy fácil que se den. Sería una presión añadida a las especies que se encuentran en peligro de extinción”, comenta Arcos. Es una especie de la que se estima que hay solo 3.000 parejas pero de la que cada año se pierde un 14% de la población por impactos diversos, de modo que, en cincuenta años, a este ritmo, desaparecería. Cuando acaba la cría, en el archipiélago balear, se desplaza al Atlántico y Galicia es una zona de paso muy importante, para esta especie que se considera que es la más amenazada de las aves marinas en Europa.

En la misma línea se manifiesta Henrique Lijó, activista de Ecoloxistas en Acción, que considera que la transición ecológica se está haciendo "del peor modo posible", primando a las grandes compañías, "permitiendo el monopolio del sector" y no dando protagonismo a las cooperativas y a los pequeños productores. "Es un modelo depredador del territorio del que no sabemos las consecuencias", relata Lijó, ya que, al ser un proyecto nuevo en un lugar de paso de aves y cetáceos, todavía no hay estudios sobre su impacto.

El Concello, a la espera de la aprobación

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha solicitado un informe al Concello de A Coruña sobre el proyecto del parque eólico marino Nordés. Preguntado por este diario, el Gobierno local asegura que “todavía es pronto para poder hacer una valoración” sobre el impacto que puede tener la construcción de este proyecto y considera que, antes de emitir una opinión sobre esta actuación, tiene que conocer “qué se permite hacer y qué se aprueba”. Fuentes municipales indican también que, “en todo caso”, el proyecto que se desarrolle “tendrá que garantizar la preservación del medio ambiente y la viabilidad social y económica, con garantías de que no afectará a sectores tan importantes como el de la pesca”. El Ministerio para la Transición Ecológica ha solicitado informes a más de sesenta administraciones y entidades para que se posicionen sobre la construcción de este proyecto.