Hasta el pasado mes de noviembre, la palmera situada en el pequeño jardín existente en el callejón de la Estacada, el estrecho hueco existente en la avenida de la Marina frente a la Autoridad Portuaria, era uno de los rasgos característicos de este espacio. Pero la acción del picudo rojo, el insecto que está acabando en Galicia con todas las palmeras que se encuentra a su paso, hizo que la de la Estacada fuese una de sus víctimas y que finalmente el Concello tuviese que optar por su tala.

En principio el Ayuntamiento pensó en sustituir el árbol, de la especia conocida como palmera canaria, por un ejemplar de otra que no pudiese ser atacada por el picudo rojo, pero el dictamen de los técnicos de la comisión municipal del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) del casco histórico, que autorizó su eliminación tras constatar el fracaso de los remedios aplicados contra el picudo rojo, hizo que el departamento de Medio Ambiente cambiase sus planes. Cuando el calor regrese a la ciudad en los próximos meses, en el jardín se plantará una nueva palmera canaria tras arrancar el tocón de la anterior, alrededor de la que crecen dos brotes suyos.

Los técnicos que supervisan la aplicación de la normativa urbanística en los barrios de la Ciudad Vieja, Pescadería y As Atochas advirtieron de que la palmera talada era un “ejemplar único por sus características” y del “significado de su implantación como especie exótica con referencia a edificios institucionales de interés y a espacios públicos de especial relevancia en la ciudad”, en alusión a la Autoridad Portuaria y la Marina. Por eso determina que la presencia de una palmera en ese lugar “mereció, y merece una especial tutela de cara a su conservación y mantenimiento”.

Según la comisión del Pepri, el nuevo árbol que se plante deberá ser de la misma especie y tener un “porte suficiente”, ya que la altura que alcanzan estos ejemplares “permite una mejor visibilidad de los edificios y espacios de interés”. También señalaron los técnicos que una vez que se instale la palmera, deberá actuarse de forma inmediata contra las enfermedades o ataques que sufra para evitar su contagio a otros ejemplares. La plaga del picudo rojo, que llegó a Galicia en 2013, ya hizo desaparecer la palmera de la residencia militar de A Maestranza y numerosas situadas en fincas particulares del municipio de Oleiros.