Voz e imagen confluyen en Nada que ver. Una emisora de radio y un documental audiovisual. La combinación da como resultado el repaso a una travesía de colaboración y comunicación, de esfuerzo y diversión a lo largo de un cuarto de siglo. Cuac FM, la radio comunitaria de A Coruña, nació hace casi 26 años. “Hecha por la ciudadanía para la ciudadanía”, han recalcado siempre sus fundadores. Ellos participan en el documental de casi una hora que este jueves, 10 de febrero, se proyectará en el teatro Colón a las 20.30 horas. La proyección tendrá sorpresas, alfombra roja y photocall. Iago Prada es el director de Nada que ver.

¿Por qué se le elige para documentar la historia de Cuac?

Porque no tienen criterio, están locos (risas). En serio, me conocen y confiaron en mí, he formado parte de Cuac FM, y el equipo con el que trabajo también. Me dedico al género documental sobre todo. Se dio esa conjunción y sabían que íbamos a disfrutar y a exprimir la esencia de la emisora.

¿Qué hizo usted en Cuac?

En 2015 empezamos Xeración Bravú, un magacín de actualidad con bastante preparación, y dos años después participé en La juventud del Papa, un programa muy loco y de mucha improvisación.

¿Cuántas personas han participado en el documental?

Un equipo técnico pequeño: cuatro personas para el rodaje y la posproducción. Entrevistamos a 20 testigos y colaboraron tres o cuatro personas más. Acabamos un documental de 54 minutos. Lo empezamos en octubre de 2021, aunque llevábamos meses planificándolo, y no paramos hasta ahora.

Se verá en pantallas grande, como las grandes películas.

Lo grabamos en formato cine, 4K, para proyectarlo en un espacio agradable para ver cine, el Colón.

¿Es fácil documentar la radio?

No lo sé, pero Cuac sí es muy fácil. Porque es mucho más que una radio. Siempre ha hecho muchas actividades y estado muy presente en la vida universitaria cuando empezó y en la vida social coruñesa. Iniciativas que son más propias de otro tipo de asociaciones que de una radio. Conocer todas esas acciones y documentarlas ha sido muy bonito.

¿Qué recursos utilizó para ello?

Las entrevistas. Ficcionamos un par de secuencias porque queríamos mostrar A Coruña en 1996, el año en que nació Cuac. Entonces el Dépor lo petaba, por eso recurrimos a la ficción para contextualizar. Digitalizamos mucho archivo antiguo, incluso con software de inteligencia artificial para ampliar a 4K fotos y vídeos. Con los casetes nos rendimos, había demasiados.

¿Por qué cree que la emisora ha llegado tan lejos?

Llegó a los 25 años y llegará a muchos más porque ha sabido organizarse, dividir el trabajo. No es solo una radio, es la vía que permite a los ciudadanos ejercer su derecho a expresarse y comunicar. Es un proyecto de todos y en el momento en que te dan las llaves de la emisora para hacer tu programa el lugar se convierte en tu casa, y la tienes que cuidar como tu casa. Las 1.700 personas que han pasado por ahí y los 480 programas que se han hecho han sabido involucrarse y mimar a la emisora.

¿Qué ha aprendido en Cuac y, después, con su documental?

Como usuario, lo primero que aprendí fue a organizarme y a tratar las cosas de forma horizontal. Allí cualquier persona que participa puede dar su voto, opinar y hacer todo como el que lleva veinte años. Hay un sentido de la responsabilidad grande y una forma interna de trabajar muy agradable. Al hacer el documental descubrí que hay un montón de medios comunitarios más allá de Cuac, en España y en otros países, que funcionan de forma similar y que se han ayudado unos a otros cuando han tenido problemas. El apoyo de esas personas que no conoces pero que están ahí sirve para defenderte, reencontrarte y recuperarte.

Ya que usted es cineasta, diga un buen programa de cine en la radio.

Había programas buenos como Spoiler o No solo cine. Pero los chavales de Xeración Bravú nos quedamos con las ganas de hacer uno que nunca se hizo: un programa sobre películas malas que se llamara El séptico arte.