Algo se mueve, en los últimos tiempos, en el mercado laboral. Los perfiles más demandados por los empleadores se están reconvirtiendo en los últimos años a un ritmo imparable: si antes reinaban los graduados universitarios, ahora son los titulados en formación profesional los que salen de las escuelas casi con un puesto de trabajo bajo el brazo. Los datos del último informe sobre la inserción laboral del alumnado de FP, que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, presentó esta semana, avalan esta visión: la mayor parte de las familias profesionales en las que se reparte la formación profesional supera el 85% de inserción laboral.

Nacho Romero, director de la Escola de Imaxe e Son Casteleiro/Roller Agencia

“Estas titulaciones están muy de moda, se están revalorizando mucho. Hay mucha demanda de ingreso en los ciclos formativos de formación profesional. Desde 2009, la demanda ha aumentado un 70%”, ilustra el director de la Escola de Imaxe e Son, Nacho Romero. El centro coruñés es ejemplo de ello desde su apertura: si bien en sus más de 30 años de historia nunca han tenido plazas libres en titulaciones como Realización, Imagen, Sonido, y, más recientemente, Animación 3D, en los últimos tiempos, la lista de espera para entrar es más larga que nunca.

"Jamás hemos tenido que publicitar los ciclos para captar alumnado. La demanda es altísima"

“Jamás hemos tenido que publicitar los ciclos para captar alumnado. La demanda es altísima. Ahora todavía más, porque en Galicia hay un importante sector audiovisual: hay productoras de cine aquí, otras que vienen de fuera...”, juzga Romero. La realidad se repite en todos los centros de formación profesional. Alumnos y docentes comparten la percepción, y también el diagnóstico: la clave, aseguran, está en la calidad de la enseñanza que reciben y lo adecuados que salen para las demandas del mercado.

Así lo perciben Marisol, Jesús, Eduardo y Santiago, alumnos del ciclo de Sonido para Audiovisuales y Espectáculos. “En la Universidad puedes tener una asignatura de Sonido y probablemente salgas con muy buena formación teórica, pero no te especializas como técnico., aquí sí. Esto está enfocado al ámbito laboral, te enseñan a trabajar”, juzgan.

Eduardo, Jesús, Santiago y Marisol, estudiantes de Sonido Casteleiro/Roller Agencia

Los alumnos que componen su clase acreditan otra dinámica que se viene observando, también, en los últimos años: la disparidad de edades de los estudiantes que integran la formación profesional, que oscila entre los 18 y los treinta y tantos, lo que atestigua que cada vez más gente recurre a este tipo de formaciones en distintos momentos de su vida. “Al ser modular, está adaptada a gente que trabaja y que quiere compaginarlo. La mayoría de los que estamos aquí venimos del mundo de la música , y queremos completar con la parte técnica. Cada vez hay más salida”, aseguran.

"Hay mucha matrícula todos los años, y la gente se queda sin entrar. Aquí tenemos más de 1.500 alumnos y seguimos aumentando ciclos"

La percepción de que la universidad se ha quedado atrás es compartida entre las direcciones de los centros, que se esfuerzan por mantener su oferta formativa adecuada a los movimientos del mercado y actualizada a a las últimas tendencias. “Es mucho más práctico y se hace más atractivo. Hay mucha matrícula todos los años, y la gente se queda sin entrar. Aquí tenemos más de 1.500 alumnos y seguimos aumentando ciclos, estamos al límite”, observa Luis Quintana, secretario y profesor del Centro Integrado de Formación Profesional Someso. Allí aprecian, de forma cada vez más acusada, la aparición de un nuevo perfil profesional: los titulados universitarios que optan por los ciclos para reforzar su formación. “Tengo alumnos ingenieros que vienen aquí a hacer ciclos de Automoción”, asegura Quintana.

Detrás, se encuentran dos realidades. Por una parte, la ya citada “obsolescencia” de la academia con respecto a las tendencias del mundo actual, y, por otra, el aumento de la calidad de la formación en los ciclos, vinculado al incremento parejo de la inversión pública en FP de los últimos años, que hace posible mejorar las instalaciones y acceder a medios más punteros para simular entornos de trabajo. “También el contacto con el mundo empresarial. Hay una transferencia de conocimiento entre la empresa y el centro. Desde aquí sabemos lo que demanda el mercado. El alumnado sale y puede ponerse a trabajar al momento”, aprecia Nacho Romero.

La revalorización de los oficios

La formación profesional ha aumentado su inserción laboral en 50 puntos en los últimos diez años, pero hay titulaciones que toman con fuerza la delantera con respecto a otras familias profesionales, rozando casi la inserción total. Se trata de los ámbitos de energía y agua, marítimo-pesquera, instalaciones y mantenimiento, agraria, transporte y fabricación mecánica, todos ellos por encima del 90% de empleabilidad. Ayoub Hajjaji y Martín Campelo, alumnos de ciclo dual de Mecanizado, lo comentan mientras aprenden, en los talleres de Someso, a hacer piezas de metal. “Me resulta interesante y me parece una profesión bonita y con salida”, resumen.

Martín y Ayoub, alumnos de Mecanizado Casteleiro/Roller Agencia

Cuando terminen sus estudios, enmarcados en el ámbito de la Fabricación Mecánica, estarán preparados para un enorme abanico de profesiones y para un mercado que les espera con los brazos abiertos, porque les necesita. En su caso, la FP dual, donde la enseñanza se reparte entre el centro y las propias empresas, las cifras de empleabilidad son todavía más impresionantes que en las titulaciones al uso, con un 97% de inserción laboral. “Hay poca mano de obra y pagan bien. El centro está bien, la maquinaria es buena y nos enseñan bien”, comentan.

Sara y Sheila, alumnas de Peluquería Casteleiro/Roller Agencia

Saben lo que quieren, también, sus compañeras de centro, las alumnas del sector de la Imagen Personal, que pisa fuerte con más de un 80% de inserción y que representa, desde hace años, uno de los más atractivos para el alumnado. “Hoy en día, cada vez hay más trabajo en el ámbito de la estética, están saliendo muchas cosas nuevas”, comenta Sara Fatahllah, alumna de peluquería. “No todo es estar en un salón o en una peluquería, tienes la posibilidad de dedicarte a la formación. Es hacia donde yo me quiero orientar. No era mi primera opción, pero llegué y me enganché”, añade su compañera, Sheila Seoane.