Un “incordio”, un “engorro”. Dos hosteleros de la ciudad califican con estas palabras la obligación de solicitar a sus clientes el certificado COVID que acredita su pauta de vacunación. La autorización requerida para acceder a cafeterías y a locales de ocio nocturno —además de a hospitales, residencias, albergues, gimnasios y eventos multitudinarios— caduca este sábado día 12, pero la Xunta ha pedido al Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) prorrogar la obligatoriedad de presentar este certificado hasta el 26 de febrero en los ámbitos en los que en la actualidad está vigente. La hostelería coruñesa admite estar “cansada” de esta medida y se opone a que continúe aplicándose.

No todos los establecimientos hosteleros de la ciudad piden a sus clientes mostrar el certificado COVID-19, pero la mayoría sí lo hacen, algunos incluso a consumidores que entran todos los días, mientras que otros ya no se lo requieren a las personas a las que se lo pidieron la primera vez. Algún hostelero consultado por este periódico ha preferido no pronunciarse sobre la pretensión de la Xunta; los que responden se expresan contrarios a la permanencia del certificado como permiso para poder consumir.

“Estamos totalmente en contra de esta medida, que va a contracorriente de lo que se hace en otras comunidades. Las fuentes sanitarias dicen que el certificado COVID no redunda en una mayor seguridad en el interior de los establecimientos de hostelería, sino a conseguir un mayor grado de vacunación”, se queja el presidente de la Asociación Provincial de Hosteleros de A Coruña, Héctor Cañete.

"Nos genera problemas con nuestra clientela, cada vez más gente no quiere presentarlo"

Hacemos unas tareas que no nos corresponden, las de pedir a la gente que nos demuestre su vacunación, y no queremos seguir. Además es una función que está en el limbo legal porque no nos corresponde hacer eso, sino dar servicio. Nos genera problemas con nuestra clientela porque hay un número cada vez más abundante de gente que no quiere presentarlo. Si tenemos que pedirlo en la hostelería que se haga también en otros ámbitos donde se concentra gente como los comercios y los buses”, protesta Cañete.

Las quejas de los consumidores son habituales, reconocen otros hosteleros, y algunos incluso salen del local cuando se les pide enseñar el documento. “Diría que un 30% de los clientes o no lo quieren enseñar o dicen que no lo llevan encima. Entonces se van. Hay quien ha llegado a pedir el libro de reclamaciones”, cuenta Alejandra Martínez, de Café Macondo.

"Un 30% de los clientes no lo quieren enseñar o dicen que no lo llevan encima"

Manuel López, de Ágora Café, admite que la solicitud de mostrar el certificado de vacunación solo la hacen los hosteleros por obligación: “Es bastante incordio pedirlo, sobre todo los fines de semana porque hay más gente. Algunos clientes se quejan, aunque son pocos.”

Daniel Mosquera, del pub Folks, cuenta que en su local ha tenido que vetar el paso a clientes que no llevaban la acreditación o no tenían la pauta completa. “No me parece que tenga sentido seguir pidiéndolo, ya que hay personas que aunque lo muestran pueden estar infectados y propagar el virus de todos modos”, opina.

“Prudencia” en los colegios con las mascarillas

Desde hoy ya no es obligatorio el uso de la mascarilla en los patios de los colegios de España, según ha decretado el Gobierno central. La Xunta, sin embargo, mantiene esta medida y aún no ha concretado cuándo permitirá a los menores descubrir la cara en el exterior de sus centros. La Asociación de Directores de Centros Públicos de A Coruña defiende la permanencia de la mascarilla mientras no se permita lo contrario.

"Hay un alto grado de aceptación a llevarla entre los menores"

“Todos estamos deseando quitárnosla, pero han de ser los expertos, que tienen en sus manos mucha responsabilidad, los que digan cuándo toca. Si la Consellería de Sanidade dictamina prudencia, habrá que esperar”, cree Antonio Leonardo Pastor, presidente del colectivo. Este docente señala que el uso de mascarillas no ha generado ningún problema en los centros y destaca el “gran grado de aceptación” por parte de los menores.