Cristina Barreiro es doctora en Periodismo y da clases de Historia Contemporánea en la Universidad CEU-San Pablo. El próximo viernes 18 de febrero a las 19.00 horas presenta en la librería Santos Ochoa (Teresa Herrera, 3) Las hijas de Isabel II, libro en el que recrea la vida de las cuatro vástagas de la Reina castiza: Isabel, Pilar, Paz y Francisca.

¿Cuánto está novelado?

No hay personajes ficticios, la historia es real. He usado su correspondencia y telegramas, pero tomo como licencia algunos diálogos. Es una crónica ambiental y ensayo histórico con elementos de novela.

¿Por qué adoptó este formato?

Yo vengo del mundo académico, pero noto que no sabemos comunicar bien. Hay una gran distancia entre lo que el público demanda y lo que publicamos los historiadores, que vamos muy al detalle y a la nota al pie. Eso no le gusta al público general. Quise un libro que llegase a todo el mundo, ágil y divulgativo, pero sin que falte rigor.

¿Y por qué elige a las infantas?

Hay muchos estudios individuales sobre ellas, pero no un relato conjunto. Quería utilizar la vida de las cuatro infantas para contar un siglo de historia en España y en el mundo, desde que nace la primera en 1851 hasta que fallece la última en 1958.

"Isabel II fue una figura con carácter impulsivo, romántico y apasionado"

¿Cómo les influye Isabel II?

Es una figura con carácter impulsivo, romántico y apasionado, y me parecía que las iba a marcar. Tuvo una infancia condicionada por la guerra carlista, fue políticamente muy osada. Quería acercarme a las relaciones íntimas y al trato humano de las infantas, de su vida cotidiana: sus partidas a las cartas, las visitas al hipódromo o al teatro, a la ópera... En Historia dejamos de lado a veces los aspectos más personales.

La mayor es Isabel de Borbón, a la que llamaban La Chata.

Es la más conocida. Le gustaban los toros, las verbenas, y era el miembro más querido de la familia real, hasta la República. Pero era muy autoritaria, mandona con sus hermanas. Tenía un carácter campechano, pero era una fiel guardiana del protocolo en la Corte. Queda viuda con 18 años cuando su marido se suicida, y no quiso volver a casarse.

Luego está Pilar, que muere muy joven, con 18 años.

Lo más destacado es que estaba ilusionada con casarse con el hijo de Eugenia de Montijo, el príncipe real Eugenio Luis [de Francia]. Que, tras caer el Imperio Francés, se enrola en el ejército imperial británico y muere en la guerra zulú. Y a los pocos meses muere ella.

Y está Paz, que casó con Luis Fernando de Baviera.

Era una mujer muy culta, que animó muchas iniciativas musicales y educativas. Creó una para llevar niños españoles de recursos limitados a Munich y darles formación con pedagogía alemana. Colaboró en prensa y tuvo una sección en ABC. Y me permite hablar de la historia de Europa, la unificación de Alemania, el Imperio Austrohúngaro. Vive la Primera Guerra Mundial, en la que lo pasó mal económicamente... Y vivió la caída del imperio, perdiendo su condición de princesa.

Muere en 1946 y vive el régimen nazi en Alemania.

Vivió en Munich, la capital de nazismo, pero nunca fue nazi: tanto ella como su marido eran tan religiosos que el paganismo nazi les era contrario. No voy a decir que tuvieran problemas económicos en comparación con el común de los mortales, pero vieron caer mucho su posición. Luis Fernando, que era violinista y médico, ejerció su oficio, y les ayudaron los ingresos de su clínica.

"La infanta Eulalia visitó Cuba y Estados Unidos antes de la guerra de 1898, y partió del puerto de A Coruña"

La benjamina es Eulalia, que hace un viaje oficial a Cuba y Puerto Rico pocos años antes de la guerra de independencia.

Precisamente partió del puerto de A Coruña. En el viaje también fue a Estados Unidos, y conoció Nueva York y Washington. Le dio mucho orgullo que María Cristina de Habsburgo la enviara a ella.

Pero se dice que chocó con su sobrino, el rey Alfonso XIII.

La quería mucho, pero Eulalia se casa con su primo Alfonso de Orleans, y este tuvo un amante a la que Alfonso XIII le dio un título. A Eulalia le sienta fatal. Se va a vivir a París, y escribe un libro, Al filo de mi vida, en 1911, en la que habla de la mujer. En España se entendió como feminista y krausista. Alfonso XIII no la expulsó, pero en una década no va a venir a España. Luego se reencontraron en Normandía, y tan amigos.