La asociación ambiental Petón do Lobo empezó haciendo jornadas de formación para adquirir “habilidades para la vida”, como saber presentar una solicitud ante la Administración y ahora cuenta ya con una web y redes sociales en las que publica modelos de alegaciones a la construcción de parques eólicos. Entre ellos, el marino flotante Nordés. Los socios de la entidad en Sabón y su área de influencia elaboraron este documento, que está disponible para su descarga. Sus alegaciones se centran no solo en el aspecto ambiental sino también en los defectos de forma en los que consideran que ha incurrido la tramitación, así que, confían en poder frenar el avance de este proyecto que prevé la instalación de hasta ochenta molinos frente a la costa ártabra.

“Hay un procedimiento para la tramitación de los parques eólicos marinos flotantes, establecido en un real decreto del año 2007, consideramos que se vulneró ese procedimiento, ya que todos los procedimientos se tienen que iniciar con la presentación de una solicitud de reserva de zona. El promotor tiene que solicitar una reserva de la zona del mar en el que quiere colocar los eólicos y tiene que cumplir unos requisitos, como acreditar la capacidad, presentar un anteproyecto... el área eólica marina tiene que estar debidamente caracterizada, algo que no se da en este caso”, según explica la secretaria de Petón do Lobo, Ana Varela.

El Ministerio para la Transición Ecológica todavía no ha definido cuáles serán las áreas en las que se pueden instalar molinos eólicos en el mar. Esta reivindicación la mantienen también otras entidades a las que el propio ministerio pidió posicionamiento, como Adega o la SEO Birdlife.

En Petón do Lobo inciden también en que tiene que darse un proceso de concurrencia competitiva entre las empresas que quieran instalar parques eólicos en la zona. “Aquí, este principio de concurrencia no se respeta. Lo que vemos es que hay tres solicitudes: la del parque eólico Nordés, la de San Cibrao —frente a a cabo Ortegal— y la de San Brandán —entre cabo Ortegal y Cedeira—, cuando todo está sin hacer aún, ya que no hay una reserva de zona ni la caracterización de la zona eólica marina”, relata Varela. Para la entidad es importante que se cumplan todos los pasos acorde a la legislación vigente. Comentan que, en caso de que se presentasen varias ofertas, tendría que reunirse un comité para evaluar las propuestas y resolver el concurso.

“Una vez que se reconozca la reserva de la zona, aún se tiene que hacer la tramitación del procedimiento de autorización, que sería la última etapa y que es en la fase en la que están actualmente, estamos viendo que los promotores empiezan por aquí”, relata. Es por ello por lo que han redactado un modelo de alegaciones para que, quien quiera, lo pueda descargar y completar según sus conocimientos e intereses.

Explica la entidad, además, que en Galicia existe ya una zona experimental de aprovechamiento de energía eólica marina, que está en punta Langosteira. “En el año 2019 se publicó un anuncio de Demarcación de Costas donde se abría una información pública sobre la solicitud de concepción para la ocupación del dominio público-marítimo en punta Langosteira como zona experimental. Es un área de ensayo y es un proyecto que aún no acabó. A día de hoy aún no existe consenso sobre cuáles de las tecnologías aplicadas son las óptimas para la eólica marina”, comenta Varela. Para la entidad, es importante saber primero si es viable o no la eólica marina en esta zona y también cuáles son las tecnologías a aplicar antes de darle el visto bueno a un parque como el proyectado. Plantea, además, dudas como, ¿por qué esta zona y no otra? ¿por qué no se hace en la zona experimental? y alerta, además, de que la situación es “caótica”, ya que hay tres proyectos que casi se solapan.

Su intención es que ninguno de estos proyectos salga adelante, ya que consideran que es necesario estudiar antes el impacto de las estelas de sedimentos suspendidos en el mar, ya que si la luz del sol no penetra en el mar, se reduce la biodiversidad. Petón do Lobo invoca el principio de la “precaución” para evitar que se pongan en marcha estos proyectos.