Pasadas las 20.30 horas del viernes, se subieron en el autobús tres mujeres, cada una con su velita y una protección de papel. A pesar de que las llamas estaban apagadas y de que no eran más que unas señoras con velas, su presencia provocó curiosidad a algunas pasajeras, así que, una de las mujeres contestó hasta en dos ocasiones que venían de la misa de la iglesia de San Jorge en honor a la virgen de Lourdes, y que se las habían dado.