El Gobierno de Xulio Ferreiro convocó en 2018 un concurso de ideas sobre el futuro de la fachada marítima y las cinco propuestas finalistas hicieron referencia a la Medusa y sus posibles usos. Cuatro años después de aquello, la concesión a Naturgy ha finalizado y la infraestructura tendrá que desaparecer de su ubicación actual. Pero, ¿qué proponían entonces? Desde un auditorio a una estación marítima pasando por un hotel.

La idea más votada, Porsuporto, señalaba que la cúpula de la Medusa sería el “único espacio desafectado de usos portuarios”. Le encontraron otra utilidad y propusieron reconvertirla en parte de la red de espacios públicos de la ciudad. Así, esta enorme infraestructura, que calificaban de “espacio espectacular desde la perspectiva arquitectónica, geográfica y paisajística”, podría ser escenario de eventos multitudinarios. Para llegar a ella, ya que se encuentra en el Muelle del Centenario, los autores —diez arquitectos de las cooperativas Hábitat Social y Partidarios da Cidade y de la sociedad Flu-or, además de un biólogo— planteaban crear una “red peatonal segregada” que permitiese la convivencia entre las actividades portuarias y la nueva vida urbana en la zona.

El estudio coruñés de los arquitectos Juan Creus y Covadonga Carrasco, que presentó el proyecto Nósfíos, quería convertir la Medusa en un centro multiusos o fórum, aunque sin concretar qué actividades se realizarían en él.

Ciudad Puerto, dirigido por el arquitecto Jordi Henrich, apostaba por la rehabilitación para convertir la cúpula “en un espacio fantástico polivalente”, que podría servir como auditorio, sala de exposiciones, museo del puerto de A Coruña o Escuela de Artes Circenses y Artes Escénicas.

La propuesta Growing Together, del ingeniero de Caminos Enrique Urcola Telleira, tiraba hacia otra dirección. Nada de usos culturales. Relacionaba la estación Intermodal con este proyecto, por lo que proponía acondiciona la Medusa para convertirla en estación marítima y así conectar con núcleos próximos de la ría de A Coruña, como Santa Cruz o Mera. Por último, Porto Metropolitano, que trataba de buscar solución a los problemas de movilidad, veía el futuro de la enorme infraestructura como “equipamiento público y hotel, dada su situación envidiable dentro de la bahía coruñesa”. También abría una puerta a desarrollar actividades deportivas del centro de tecnificación deportiva que formaba parte de la propuesta.

Un año para el adiós de la cúpula

Según la Ley de Puertos, la Autoridad Portuaria es la que decide si, al finalizar un acuerdo de concesión, una infraestructura, en este caso la Medusa, se mantiene o debe desaparecer. El Puerto asegura que es “inviable” cualquier otro uso portuario o ciudadano en la ubicación actual, por lo que la empresa tendrá que retirar la cúpula en el plazo de un año, según marca la normativa. De todos modos, Concello, Puerto y Naturgy —hasta ahora concesionaria— negocian sobre el futuro de la Medusa, según han confirmado las tres partes. Si no se puede quedar en ese lugar, ¿qué va a ocurrir? En un principio, el Concello se mostró interesado en instalarla en otro lugar y destinarla a recinto de grandes eventos. Ahora, la alcaldesa, Inés Rey, se muestra más precavida y asegura que “no se puede poner en cualquier sitio y, además, el espacio en la ciudad es limitado”. Avanza que se van a hacer “estudios” para ver si es viable desmontarla y volver a montarla y su impacto a las arcas municipales. “Determinar sus usos va a llevar un tiempo”, avisa.