“La gente quiere naturalizar sus negocios, es una tendencia que ya está aquí y tenemos muchos encargos, estamos trabajando mucho más que antes de la pandemia”, asegura Paula Roibal, de la floristería Flora&Co. Es una de las expertas del sector que constata la pasión por flores y plantas que se ha despertado en ciudades como A Coruña, donde el dintel y las jambas y a veces incluso todo el techo de librerías, tiendas de ropa, obradores de chocolate, bares, cafeterías, restaurantes y hasta locales de coctelería, se llenan de ramas de eucalipto, paniculata, acacias, limonium, craspedia, amaranto, lavanda, lagurus, pampas.

Obrador de chocolate en San Andrés. | // I.R. M. Villar

El confinamiento y las restricciones por la pandemia y el miedo a volver a estar mucho tiempo encerrados en casa no solo ha incrementado exponencialmente la compraventa de casas en zonas rurales sino que los que se tienen que quedar en la ciudad quieren traerse el bosque al asfalto, que los clientes se sientan como en un refugio confortable, en una isla llena de olores y colores, un espacio agradable donde no nos importe permanecer durante horas.

En A Coruña, el techo de librerías, tiendas de ropa, obradores de chocolate, bares, cafeterías, restaurantes y hasta locales de coctelería, se llenan de ramas de eucalipto, paniculata, acacias o lavanda

“Desde la pandemia nació un movimiento de naturaleza en lo urbano, está de moda lo verde, llenar de flores y plantas naturales las ciudades, y se adornan más los negocios. Hay más demanda, mucho eucalipto que seca bien y dura mucho tiempo. Nos viene el jueves y muchas veces ya ni llega al fin de semana. Esta Navidad ha habido mucha mimosa, por ejemplo, a la gente le gusta mucho”, señala Tania Alonso, copropietaria de Floristería Calo.

“La flor hace mucho más acogedor un negocio. La gente valora mucho más tener plantas no solo en casa sino en negocios. Durante la pandemia tuve muchísimos envíos de flores porque la gente, al no poder salir, quería hacer envíos a familiares o amigos, demostrar su cariño. Fue muy emocionante. El trabajo se multiplicó. Ahora la gente ya no puede vivir sin flores en casa”, subraya Paula Roibal, que acaba de decorar un gastro bar en Mera con plantas y flores secas, además de adornar la fachada de negocios en A Coruña como la librería Bulubú o la bombonería Praliné.

Techo de Ostería en la calle Picavia M. Villar

El sector de la flor está en pleno auge y no se avista que baje la demanda. Ya no solo llega con plantas en macetas y jarrones con flores frescas. Se quiere exhibir la Naturaleza ya desde la calle, adornando las puertas de los locales con un tipo de plantas y flores muy concretas, que secan bien y duran mucho tiempo.

“Se puso de moda este tipo de adornos con flor que puede ser más cara pero aguanta más. Hay flor seca y flor preservada que es flor natural pero tratada aunque no lo parece. Los negocios ahora usan mucho la flor seca porque dura mucho y les supone un ahorro. Existe esta tendencia de flor seca incluso en los ramos de novia. Desde la pandemia queremos más verde en casa, queremos engañarnos, quizá. Hay un gusto por lo natural, lo silvestre. Aunque a mí me gusta más la flor natural, es más alegre y colorida”, subraya Ana Vázquez de la floristería Follas Novas.

Tienda de ropa en la estrecha de San Andrés M. Villar

En A Coruña existe un bar de cócteles en Riego de Agua que tiene en la entrada enormes plantas naturales en macetas que también llenan el interior, todo el techo y sobre la barra está decorado con multitud de plantas y flores secas. Por si no llegase, una pared entera tiene un papel estampado con palmeras. Y también los cojines.

Otro negocio en la zona de la plaza de Lugo sorprende cuando levantas los ojos al techo de la puerta: es un auténtico bosque, como nebulosas de musgo blanco con toques de color, casi un jardín encantado que si no levantas la vista resulta invisible. Algunos establecimientos encargan su ornamentación a floristerías, a expertos, otros hacen ellos mismos la decoración, a veces de forma casera, recolectando en el monte mimosas, hojas de carballo, castaño y de pino, incluso con piñas.

La tienda de restauración Patrice Art M. Villar

En varios de estos locales se combinan las flores y plantas secas con pequeñas luces LED blancas, como de Navidad, que aumentan esa sensación de refugio acogedor.

Todo lo relacionado con la flor es apasionante y global. Y con tan grandes sorpresas como que Galicia, reina en producción de eucalipto, importa eucalipto. El que se produce en la comunidad autónoma, sobre todo el globulus y el nitens, es para celulosa, pero el ornamental, el que tiene demanda para decorar, es de otra especie y viene sobre todo de Nueva Zelanda. Es, por ejemplo, la variedad baby, la de hoja pequeña y redondeada, que seca muy bien, conservando durante mucho tiempo el color y la textura.

Las flores, además, se subastan antes de partir para todo el mundo, viajan en aviones exclusivos para ellas y pueden producirse en España, ir a Holanda para la venta y regresar de nuevo a España.

La librería Bululú, en la calle Real M. Villar

“Hace unos años en las floristerías tenías claveles, gladiolos y margaritas. Ahora vienen flores de Sudáfrica, sobre todo de Ecuador y Colombia que son los mayores productores, van a Holanda que es la referencia internacional y de ahí vienen a España en aviones específicos para ellas, con una temperatura adecuada, y aguantan mucho tiempo. Una flor de difuntos por ejemplo llega aquí un mes después de ser cortada”, señala Paula de Flora&Co.

“A mí me encantan las flores y las plantas, encargué la decoración de la fachada de la librería pero dentro tengo muchas plantas y jarrones también. Para mí crea un espacio más acogedor. Y según la estación, vas cambiando la flor. Los locales con estas flores tienen más espíritu, están más vivos. Las flores relajan. Espero que esta tendencia no sea solo una moda y se quede”, destaca Luisa Ortigosa de la librería Bululú. Una de estas tiendas con decoración de vegetación seca también inaugura otra tendencia tras la pandemia: un taller de macramé.