La Opinión de A Coruña

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Alta tensión en las filas socialistas

La dimisión de Villoslada y el conflicto con Acón reflejan la división interna del PSOE coruñés desde la pérdida de la Alcaldía en 2011 y pese a su recuperación en 2019

Inés Rey y Eva Martínez Acón, el pasado día 6, tras la elección de la primera como secretaria general del PSOE coruñés. | // CARLOS PARDELLAS

Una vieja máxima política dice que el poder une y si se analiza la historia del PSOE en el municipio coruñés puede comprobarse que se cumplió durante el largo mandato de Francisco Vázquez, ya que en sus 23 años de Alcaldía tan solo se produjeron dos crisis que el entonces regidor afrontó sin problemas gracias a las amplias mayorías de que disponía en la Corporación. Pero ahora que los socialistas han recuperado el Gobierno local tras ocho años de travesía del desierto, el poder aún no ha servido para cerrar las grietas abiertas en el pasado, como revela la reciente dimisión del concejal Juan Díaz Villoslada y, previamente, la destitución de Eva Martínez Acón.

Inés Rey y Eva Martínez Acón, el pasado día 6, tras la elección de la primera como secretaria general del PSOE coruñés. | // CARLOS PARDELLAS jOSÉ mANUEL gUTIÉRREZ

El primer cisma en las filas socialistas en la historia municipal democrática ocurrió en 1984. Vázquez gozaba de mayoría absoluta en el pleno, pero tres de sus ediles —Segundo Pardo, Enrique Carreira y Pedro Ariasse posicionaron en contra de algunas de sus decisiones, por lo que se vio obligado a apoyarse en los votos de la entonces Alianza Popular, cuyo líder, era José González Dopeso. Los díscolos reprocharon al alcalde irregularidades en el concurso para construir ocho aparcamientos subterráneos, en la permuta de la parcela donde se construiría El Corte Inglés y en la tramitación del nuevo plan general.

Finalmente, Vázquez destituyó de sus cargos a los tres concejales y prescindió de ellos en las siguientes elecciones, por lo que el grupo municipal recuperó la tranquilidad. La siguiente crisis se produjo en el año 2000 por el enfrentamiento con la concejala Marián Ferreiro, a la que despojó de sus competencias en el Gobierno local, por diferencias políticas.

Pero los problemas más graves comenzaron efectivamente con la pérdida del poder y fruto de las discrepancias ideológicas, pero sobre todo, de las aspiraciones personales y de control. Ya antes de las elecciones de 2011, Javier Losada —que había sucedido en 2006 a Vázquez tras su marcha al Vaticano— decidió prescindir en su candidatura de Carlos González-Garcés, quien reaccionó de forma airada a esa decisión. Cuando los comicios dieron la victoria al PP, Losada optó por abandonar el Concello y un mes después presidió una tensa asamblea del partido en la que varios miembros de la ejecutiva local dimitieron y en la que se reclamó la marcha del entonces responsable provincial socialista, Salvador Fernández Moreda, quien se resistió a hacerlo y continuó además en el palacio de María Pita durante todo el mandato.

Mar Barcón se hizo con las riendas del grupo municipal, que además de Losada, perdió a Carmen Marón y a Esteban Lareo por su negativa a continuar en el Concello. Dos de los nuevos ediles, Gloria del Valle y Jesús Fernández (hoy alto cargo de Medio Ambiente), se convirtieron en los protagonistas de la nueva crisis interna de los socialistas, ya que en 2013 se les abrió un expediente por apoyar una moción del BNG que solicitaba una investigación sobre la gestión urbanística del caso Someso y al año siguiente reclamaron la dimisión de los concejales implicados en la operación Pokemon, entre los que se encontraba el socialista José Nogueira.

Ambos quedaron marginados en el grupo municipal durante ese mandato y quedaron excluidos de la candidatura en las siguientes elecciones, en las que la inesperada victoria de Marea Atlántica frustró las aspiraciones socialistas de regresar a la Alcaldía. La número uno de la lista, Mar Barcón, se enfrentó a peticiones de dimisión desde el primer momento, aunque no lo hizo hasta mitad del mandato, meses después de haber dejado la dirección local del partido.

Aunque tras los comicios cedió la portavocía del grupo municipal a José Manuel Dapena, la inestabilidad marcó la actividad de los socialistas durante ese periodo, ya que Dapena dimitió en 2017 por las injerencias de Barcón en su labor y fue sustituido por José Manuel García, quien también dejó el cargo tras fracasar en su objetivo de ser el candidato a la Alcaldía. La obtención de ese puesto por parte de Inés Rey hizo que Yoya Neira, hasta ese momento relegada en el grupo, fuese la portavoz hasta las siguientes elecciones.

Las continuas convulsiones sufridas por los socialistas no tuvieron su reflejo en los resultados electorales de 2019, aupados por el triunfo de Pedro Sánchez en las generales solo un mes antes. Pero su presencia en la Corporación se limitó a nueve concejales, lo que obligó a la alcaldesa, Inés Rey, a buscar apoyos en los grupos de Marea Atlántica y el BNG.

Ya antes de que se gestara la candidatura del PSOE había habido tensiones internas.

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Pero ya antes de que se gestara la candidatura del PSOE había habido tensiones internas. A las primarias concurrieron cuatro aspirantes a ser cabeza de lista: Inés Rey, Rafael Arangüena, Juan Ignacio Borrego y José Manuel García, pero fueron la primera y el último quienes obtuvieron más apoyos en la primera ronda. Para la segunda, Borrego se alió con Rey y esta logró la victoria.

Pero la Agrupación Socialista Coruñesa, dirigida entonces por Eva Martínez Acón, estaba ya dividida en dos sectores, uno liderado por ella y otro por la propia Rey. Aunque la secretaria general del partido fue la más votada por la militancia para formar parte de la lista que acompañaría a la aspirante a regidora, ocupó el número cinco, mientras que a Juan Díaz Villoslada, que se había barajado incluso como candidato a la Alcaldía, se le colocó en el ocho. La dirección nacional obligó a que se le subiera al número cuatro.

Tras su llegada a la Alcaldía, Rey optó por apoyarse en un estrecho círculo de colaboradores que no forman parte de la Corporación a excepción del portavoz del Gobierno local, José Manuel Lage, de forma que el resto de concejales quedaron en un segundo plano. La incorporación al Ejecutivo de Mónica Martínez tras su salida de Ciudadanos fue la primera decisión que causó malestar en las filas socialistas, seguida de la destitución de Acón por un supuesto bajo rendimiento en su cargo. La afectada achacó su relevo del Gobierno local, del que continúa apartada, a la exigencia a los ediles socialistas de las contribuciones al partido que deben hacer en función de los salarios que perciben, lo que reveló las serias discrepancias que existían en el seno de la agrupación coruñesa.

La crisis permaneció larvada hasta las elecciones internas del pasado día 6, en las que Acón y Rey se disputaron la secretaría general del partido, mientras que en otras ciudades hubo una candidatura de consenso. Aunque la alcaldesa triunfó, el resultado reflejó que un 37% de los militantes prefieren a la antigua secretaria general. El proceso supuso además la presentación de la renuncia esta semana como concejal de Juan Díaz Villoslada, quien interpretó su exclusión de todos los cargos internos como un paso más en la marginación que según él padecía en el seno del Gobierno local, con un núcleo duro que, a día de hoy, manifiesta que no hay pérdida de estabilidad y considera que se trata de una etapa de transición camino de dominar y cohesionar al fin la agrupación y el grupo municipal y repetir mandato en 2023.

Villoslada declaró a este periódico que era partidario de la reintegración en el Ejecutivo de Acón, que pretende continuar en el Concello hasta el final del mandato. Esa actitud hizo que el pasado martes miembros del Gobierno exigiesen de nuevo a la concejala que entregase su acta, a lo que se negó. La difusión del incidente y los comentarios que generó en el pleno del jueves, así como las arremetidas de José Manuel Lage contra el resto de grupos municipales salvo Marea abocaron a una de las sesiones con mayor dureza del mandato. La tensión que se vive entre los socialistas no parece, por el momento, amainada y su intensidad puede dar lugar a nuevos acontecimientos en los próximos días.

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