La Fábrica de Tabacos cerró hace casi veinte años, dejando atrás más de siglo y medio de una factoría por la que pasaron generaciones de familias y en la que se construyeron muchos lazos de la sociedad coruñesa. La semana se efectuó un homenaje a las últimas mujeres cigarreras de la ciudad en el que la historiadora Ana Romero y Xulia Santiso, conservadora de la Casa-Museo de Emilia Pardo Bazán, presentaron el libro A voz das últimas cigarreiras. Lembranzas dun tempo ido.
La obra repasa la historia de la Fábrica de Tabacos, en línea con las anteriores investigaciones de una de las autoras, Ana Romero. En esta ocasión, el protagonismo se lo llevas las mujeres que cargaron con los últimos cuarenta años de la fábrica, desde finales de los años cincuenta hasta el cierre definitivo en diciembre de 2002. Cuenta con los testimonios de diez mujeres que estuvieron ligadas a la factoría hasta el último día: Camocha, Mariceli, Rosalía, Lolecha, Elena, Elvira, Cani, Matucha, Pilar y Rosi.
Todas entraron a la fábrica entre 1957 y 1965. Las primeras lo hicieron para hacer frente a la nueva producción de cigarros Celtas. Las últimas se unieron a la nueva sección de trabajo de la marca Ducados. A lo largo de las páginas, todas entrelazan sus recuerdos de toda una vida trabajando juntas. “Las cigarreras dibujaron A Coruña” afirma Xulia Santiso. La coautora del libro añade que “la ciudad es lo que es porque esas mujeres manejaban la fábrica”. Una parte de las preguntas formuladas a las protagonistas compara la realidad que vivieron ellas con la que describe Emilia Pardo Bazán en sus novelas. “Ellas son conscientes de que tienen un referente literario” apunta Ana Romero. Aun hoy en día, las cigarreras siguen rindiendo homenaje a Pardo Bazán y a Amparo, la protagonista de la novela. “Recitan de memoria párrafos enteros de La Tribuna” , se sorprende Santiso.
El libro presentado la semana pasada, en coincidencia con el Día de las Mujeres busca ensalzar estas figuras femeninas de la ciudad. Las cigarreras cuentan hoy con una calle en su honor, en la que se encuentra precisamente lo que actualmente la Audiencia Provincial. Sin embargo, sabe a poco una calle tan corta y con un solo número.
Las autoras reivindican que las cigarreras “bien merecen una calle más larga o que la plaza de la Fábrica de Tabacos lleve su nombre”. Precisamente en esa plaza surgió la idea de esta publicación, a partir de una reunión de varias cigarreras el año 2020 que recopilaron todos sus recuerdos y objetos guardados en casa que estaban relacionados con la fábrica.
