La Opinión de A Coruña

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Fin de las mascarillas en A Coruña

“Sentido común” para guardar la mascarilla

El fin del uso obligado del cubrebocas suscita dudas en la administración, las empresas y sectores de atención al público, que apelan a la prudencia de trabajadores y clientes y apuestan por seguir tapando la cara

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La mascarilla ya no es obligatoria en interiores Carlos Pardellas

En el gimnasio Saúde Training, en Os Mallos, los monitores y entrenadores usarán este miércoles mascarilla, aunque sus clientes y alumnos puedan ya hacer ejercicio sin ella puesta. En Florent Suárez, en la avenida Fisterra, las peluqueras se cubrirán la boca toda la jornada ante usuarios que quizá se sienten ante ellos con la cara totalmente descubierta. Estos dos negocios con servicios de cara al público representan la prudencia, el “sentido común”, que parece imponerse en la población el día en el que el Gobierno estatal levanta el fin de la obligatoriedad de las mascarillas para protegerse del COVID-19, 700 días después de imponerla.

Una usuaria y una monitora del gimnasio Saúde Training.

Esta disposición a la cautela se instala también en otros sectores, incluida la administración local, en los que las decisiones respecto al uso del cubrebocas en los empleados se aplazan a lo que refleje “la letra pequeña” del decreto aprobado el martes por el Consejo de Ministros que deja de hacer obligatorias las mascarillas y que este miércoles publica el Boletín Oficial del Estado (BOE). Así piensan los colegios, museos y teatros públicos, la Cámara de Comercio y la Confederación de Empresarios de A Coruña, que además se amparan en las recomendaciones que hagan las autoridades sanitarias.

Otros sectores consultados por este periódico señalan que seguir cubriéndose la boca o no para atender a los clientes en locales, recintos o establecimientos dependerá de lo que aconsejen los respectivos servicios de prevención de riesgos laborales. Los hoteles coruñeses se ciñen a este dictamen. Mientras que el comercio de proximidad y la hostelería apelan a la “responsabilidad personal” de cada trabajador que a partir de hoy tendrá la libertad de descubrir la cara en espacios interiores para llevar a cabo su actividad.

Trabajadores del hotel NH Finisterre. | // CARLOS PARDELLAS

La sensación de prudencia es general. “Como tenemos dudas, creemos que lo correcto es llevar la mascarilla puesta, y más después de la Semana Santa. Si la mayoría de clientes vienen ahora sin ella, nosotros seguiremos llevándola”, asegura José Suárez, responsable de Florent Suárez Peluqueros. “Por respeto a quienes se entrenen con ella, los monitores las vamos a mantener. No sabemos si es lo correcto o no, pero inicialmente vamos a seguir con mascarilla aunque nuestros clientes no la usen”, añade Diego Fariña, socio de Saúde Training, gimnasio en el que continuará la separación de zonas. En otro gimnasio, el del Club del Mar de San Amaro, así como en las zonas comunes, se recomienda seguir utilizando cubrebocas, informaba el martes la entidad deportiva en sus redes sociales.

Por la misma cautela apuestan los comerciantes, que apelan al “sentido común” de los trabajadores y de los clientes. “Pedimos a la gente que sea prudente. Quien tenga un catarro que entre en los locales con la mascarilla o quien vaya a estornudar o tenga algún problema de salud que se cubra”, recomienda el presidente de Federación Unión Comercial Coruñesa, quien celebra que con la retirada de los tapabocas “la gente va a empatizar más”.

Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Hostelería de A Coruña, señala que el fin del uso obligatorio de la mascarilla supone “un alivio” para el sector por las medidas restrictivas que “ha sufrido” durante la pandemia. “Entendemos que ahora llevar puesta o no la mascarilla es una decisión personal de quien consume y de quien sirve”, dice.

Empresarios y Concello analizarán el decreto antes de tomar decisiones

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La línea conservadora la adoptan también los hoteles, que vinculan sus próximos pasos a las disposiciones de las administraciones o a las conclusiones sobre la prevención de riesgos. “Hasta que no tengamos claro si podemos quitar la protección para atender a los clientes según lo que diga el BOE y Riesgos Laborales, la vamos a mantener”, confirma Agustín Collazos, presidente de la Asociación Empresarial de Hospedaxe da Coruña (Hospeco) y director del hotel NH Finisterre.

Los colegios públicos prevén que, como hasta ahora, será mayor el número de alumnos que sigan acudiendo a los centros con las mascarillas para usarlas tanto en las aulas como en el patio. “No tenemos mucho margen de maniobra. Si Sanidade recomienda seguir llevándola, nosotros también lo haremos, tanto a los alumnos como a los maestros”, comenta Antonio Leonardo Pastor, presidente de la Asociación de Colegios Públicos de A Coruña y director del CEIP Curros Enríquez.

La “letra pequeña” oficial —la del decreto que publicará hoy el BOE— es la garantía que busca el Concello para determinar si en los teatros y museos o en dependencias municipales los trabajadores podrán descubrirse la cara a partir de ahora para atender a los usuarios. “A partir de ahí —apunta la Cámara de Comercio en sintonía con la administración local— se aconsejará a las empresas seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias y consultar con sus correspondientes departamentos de riesgos laborales las pautas de comportamiento más adecuadas, en cada caso, sobre el uso de la mascarilla en los centros de trabajo”.

El sindicalista de la CIG Roberto Pérez cree que el decreto “no va a aclarar nada” a las empresas sobre el uso de la mascarilla en los centros de trabajo, por lo que tendrán que apoyarse en sus servicios de prevención de riesgos para decidir una medida que considera que será voluntaria.

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