Da igual hasta donde haya llegado uno cuando se trata de raíces. La tierra tira, y mucho; da igual si eres el seleccionador argentino, un hincha de barrio o uno de los mejores futbolistas de la historia cuando se trata de amor a los colores. Lo demostró el pasado fin de semana el actual técnico de la selección argentina, Lionel Scaloni, que se dejó ver por el estadio de Riazor, que tantas veces fue su casa, animando al equipo de sus días de gloria, el Dépor (hoy en horas bajas), contra el Dux Internacional. Lo volvió a reiterar, estos días, quien, hasta que Alexia Putellas se hizo con el título el pasado año, era el único Balón de Oro español de la historia del fútbol, Luisito Suárez, coruñés que inició su carrera vestido de blanquiazul y que nunca olvidó sus orígenes. Suárez aprovechó una conexión en directo en Teledeporte para comentar su anhelo más ansiado: “Lo único que me falta es que retorne mi Deportiviño a Primera División”. Solo queda desear que la plantilla actual haga honor a la encomienda del maestro.