Miriam Campos Leirós es, además de profesora, coordinadora de Teachers for Future Spain, desde la que trabaja por una educación ambiental que educa en el cuidado del medio ambiente y la sostenibilidad. Esas fueron las claves de su charla, ayer, en el Foro Educación A Coruña 2022.

¿A qué se refiere con educación ecosocial?

Es esa educación que tiene en cuenta la dimensión ecológica, en cuanto al cuidado del planeta, y como esto repercute directamente sobre la sociedad, para bien o para mal.

¿Hay una falta de concienciación social sobre el medio ambiente?

Sí, pero, sobre todo, falta entender que cuando hablamos de cambio climático o de atentados medioambientales repercute directamente sobre las personas. Muchas veces se habla de cambio climático y lo vemos como una afectación al planeta sin tener en cuenta que también afecta a la sociedad.

¿Cuáles son los mayores daños a los que se enfrentan las personas?

Desde catástrofes por inundaciones, las personas de las zonas costeras tendrán que migrar si alcanzamos los 2 grados de temperatura por los cambios físicos que se producirán, hasta movimientos de tierras. Nos enfrentamos a hambrunas porque las tierras fértiles por la sequía serán cada vez más pequeñas y habrá menos capacidad de producir alimentos para todo el mundo. También se está destruyendo mucha pesca y hay muchas zonas costeras que viven de ello. Nos enfrentamos a un peligro para la salud porque las elevadas temperaturas hacen que lleguen a España, por ejemplo, insectos como el mosquito del zika o dengue que hasta ahora eran especies que no habitaban aquí. Son riesgos que implican migraciones climáticas buscando nuevos lugares que aseguren la supervivencia de las personas.

Como docente, ¿cree que esa lucha contra el cambio climático debe empezar en las edades más tempranas?

No solo empieza en las edades más tempranas, tenemos que educar a niños y niñas y jóvenes en que ellos pueden ser partícipes de una transformación. No podemos esperar a que los niños que están en Primaria lleguen a formar parte de una sociedad adulta para hacer cambios. Sería demasiado tarde y encima que les dejamos el problema, no vamos a hacerlos responsables de la solución. Hay que empezar a educar de otra manera, enseñándolos a formar parte del cambio. No es algo que diga yo como docente o como coordinadora de Teachers for Future Spain, Unicef y la propia Unión Europea están hablando ya de educación transformadora y educación con poder participativo de la infancia para abordar retos del siglo XXI.

¿Una educación que va más allá de la teoría?

Por supuesto. Estas clases magistrales en las que los docentes hablaban y los niños y niñas escuchaban están totalmente obsoletas. Tenemos una nueva ley educativa e incluso la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD), el organismo que elabora las pruebas Pisa, habla de la necesidad de un giro hacia una educación en la que los niños y niñas sean parte activa de la sociedad, agentes de aprendizaje, y seamos los docentes los que los acompañamos en esa educación transformadora.

¿La educación medioambiental tiene su parte en la nueva ley educativa o queda camino por recorrer?

Bueno, se incorporan muchas novedades y sí que marca un antes y un después. Podría ser más ambiciosa, pero creo que no ha habido antes una ley que pusiese tanto hincapié en esto, incluso integrando conceptos como los limites del planeta, la sostenibilidad y hablando de esa necesidad de cambio y de respeto.

¿Se han notado cambios en la ultima década gracias a movimientos como el de Greta Thunberg?

Sí, han ayudado a que los niños tomen más conciencia y es verdad que ha habido una gran difusión en este aspecto. También tenemos que ser conscientes de que los niños y niñas llegan hasta donde llegan. Ha habido una visión de que serían los niños y niñas del futuro los que tendrían que salvar el planeta o buscar soluciones, pero no podemos cargarles con esa responsabilidad. Hay una mayor concienciación, pero esto es una responsabilidad compartida de la sociedad, las diferentes instituciones y políticas que tienen las herramientas para promover los cambios y, otra parte, las empresas, que tienen que hacer esa transformación.

¿Qué países sirven de ejemplo?

Pues, por desgracia, hay ejemplos en positivo y en negativo. En cuanto a educación, España está dando un cambio importante. Tenemos Alemania con una gran controversia, porque sigue dependiendo mucho del gas de Rusia, pero, sin embargo, es una gran punta de lanza en la instalación de placas solares. El pasado 12 de abril, Holanda consumió todos los recursos naturales que se suponía tenían que durarle hasta el 31 de diciembre. Están incumpliendo totalmente la sostenibilidad y consumiendo recursos que corresponden a años venideros y, por lo tanto, a generaciones venideras.

En general, ¿la sociedad consume recursos por encima de sus posibilidades?

Pues sí, muchísimos más. El día de sobrecapacidad de la Tierra, que es la herramienta que nos sirve para medir qué día alcanzamos el número de recursos tope que nos llegaría por año, está adelantando cada vez más su fecha. El año pasado fue en julio. El único año que hubo un pequeño retroceso fue en 2020, pero fue por el confinamiento. De seguir así, tenemos que entender que estamos viviendo medio año a costa de recursos que pertenecen a otras generaciones. Tenemos un tipo de vida totalmente insostenible.

¿Qué papel juega Teachers for Future Spain?

Una llamada a la acción transformando esta educación, haciendo participes a diferentes agentes sociales, a los ayuntamientos e instituciones, y que se escuche a los niños y que sean agentes partícipes de la sociedad, no solo como un elemento pasivo. Vivir en una sociedad democrática implica no solo votar cada cuatro años sino ser agentes de transformación y de participación social.