Un año después del inicio de la tercera y definitiva fase de pruebas para la puesta en funcionamiento de la aplicación Millennium Próxima, con la que se podrá pagar el bus urbano a través de un teléfono móvil, el Concello todavía carece de una fecha concreta para su lanzamiento, pese a que el objetivo era que estuviese lista en 2021, y tan solo informa que estará disponible dentro de poco tiempo, cuando esta iniciativa comenzó a gestarse hace más de tres años. Tampoco explicó el Gobierno local si durante esta fase de pruebas se introdujo alguna novedad con relación al diseño inicial.
Fue a mediados de mayo de 2021 cuando se admitió la participación de otras 500 personas en las pruebas de la app, en las que hasta entonces estaban presentes 253 usuarios. La última fase permitió además el pago con el móvil en todas la líneas de la Compañía de Tranvías, ya que en las primeras estaba restringido a unas determinadas. Pero durante este periodo solo se puede abonar la tarifa general, de forma que la universitaria, escolar y la de jubilados no pueden ser aplicadas con el móvil.
El Concello anunció que la aplicación podrá ser utilizada con móviles con los sistemas operativos Android e IOS, pero durante la fase de pruebas solo pueden utilizarse los primeros, por lo que los propietarios de teléfonos iPhone están excluidos por el momento de esta modalidad de pago.
Una de las ventajas de la app es que evitará la necesidad de acudir a un cajero automático de Abanca para recargarla, aunque las personas que no sean clientas de esa entidad financiera deberán abonar una comisión de siete céntimos por cada operación de ese tipo, al margen de la cantidad que transfieran a la aplicación. Otras funciones que se podrán realizar, al igual que con la tarjeta Millennium física, será retirar las bicicletas de BiciCoruña, solicitar préstamos en las bibliotecas municipales y acceder a los museos municipales.
La aplicación fue una de las propuestas seleccionadas en los Presupuestos Participativos del Concello en el mandato de Marea Atlántica. Su puesta en marcha no implicará la desaparición de las tarjetas físicas, aunque serán sustituidas por otras que eviten los frecuentes fallos de las actuales.
