Alumnos de institutos de toda Galicia participaron este viernes en la jornada de exhibición de la Liga Maker Drone. Se trata de la primera competición autonómica en toda España, organizada por la Fundación Barrié y el Instituto Tecnológico de Galicia que retó a los centros educativos a construir su propio dron con el fin de superar un reto en competición. En esta primera edición, el desafío consistió en apagar una serie de incendios simulados en la fachada de un edificio.
Los alumnos de 3º de secundaria del CPR Santa María del Mar fueron los campeones inaugurales al derrotar en la final a Nuestra Señora del Carmen, de Betanzos. En total participaron 18 centros y cerca de 200 alumnos. A Coruña estuvo representada, además de los ganadores, por estudiantes del Liceo La Paz, Franciscanas del Sagrado Corazón, Montespiño y Salesianos, que obtuvo el premio al mejor diseño.
Cada equipo estuvo compuesto por diez miembros. Bajo la coordinación de un profesor, se han encargado de diseñar, construir, programar y pilotar un dron capacitado para lanzar agua. El concurso premió la cantidad de fuegos apagados en los tres minutos de duración de la ronda, que enfrentó a los institutos en partidas de tres. Cada equipo contó con su propio edificio en llamas y con nueve fuegos como máximo que apagar.
El reto estaba servido para todos los participantes. La competición y la gente en las gradas puso a prueba los nervios de pilotos y copilotos. En algunos casos era la primera vez que se ponían a los mandos de su aeronave. La pericia de los participantes aumentó rápidamente. Los equipos que pasaron las semifinales y en la final demostraron mucha más precisión en el manejo de los aparatos que al comienzo.
Más allá del resultado de la competición, tanto alumnos como profesores coinciden en el éxito del evento organizado en el Coliseum. “Todo lo que sea llevar al aula proyectos reales le da un plus al aprendizaje y al compromiso de los alumnos” comenta Nacho Carou, profesor de tecnología del Santa María del Mar. Concibe la competición como “un premio al esfuerzo de los alumnos”, independientemente del resultado obtenido.
Tanto el equipo ganador como sus compañeros desplazados hasta el Coliseum celebraron el buen papel de Pablo Marfany y Astrid Martínez, piloto y copiloto. La habilidad y la estrategia fue decisiva en el duelo final. El prototipo de Nuestra Señora del Carmen tuvo que detenerse en medio de la prueba para recargar agua con la que disparar a los objetivos. Esto permitió al centro coruñés remontar para imponerse finalmente con siete fuegos sofocados. La competición contó, además, con un jurado de expertos en el mundo de los drones y la aeronáutica. Otorgaron premios especiales como el de mayor destreza de vuelo, que se llevó Nuestra Señora del Carmen.
Entre los jueces se encontraba el piloto de drones de carreras, Iván Merino. “Es una mezcla entre tecnología y habilidad”, asegura el campeón de España. Merino celebra este tipo de competiciones que permiten hacer cantera en el mundillo. Pone un paralelismo con las carreras de otras disciplinas como la Fórmula 1. Merino resaltó la presión como un aspecto a valorar por parte de los pilotos que se estrenaron este viernes. “Les recomendé que tomasen aire, que lo aguantasen un par de segundos y lo soltasen antes de empezar”, relata Merino. La organización prometen “nuevos retos” en futuras ediciones.