La Opinión de A Coruña

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Miguel Anxo García Presidente de Dereito a Morrer Dignamente-Galicia

“La contraposición entre eutanasia y cuidados paliativos es una gran mentira”

“El testamento vital refuerza la libertad de decidir cuando se pierde la capacidad de hacerlo”

Miguel Anxo García, presidente de Dereito a Morrer Dignamente-Galicia. | // CARLOS PARDELLAS

El presidente de Dereito a Morrer Dignamente, Miguel Anxo García, habló ayer en el Circo de Artesáns sobre la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia y el testamento vital. Repasa las claves del derecho y su aplicación en esta entrevista.

La Ley de la Eutanasia suscita debate desde su aprobación. ¿Cuáles son los mitos, o mentiras, que giran en torno a su aplicación?

Se prolonga a veces una idea, que parcialmente se refleja en la modificación que la Consellería hizo del impreso para registrar las instrucciones previas, que es la de que la eutanasia podría ser aplicada a personas que no la hubieran solicitado. Es la primera idea que hay que rechazar. La eutanasia es accesible como prestación en los supuestos previstos en la ley, previa solicitud expresa y reiterada en condiciones de plena capacidad por la persona, ya sea en el momento en el que realiza un documento de instrucciones previas, y prevea la posibilidad de encontrarse en una situación así. Para acceder a la prestación de la eutanasia hay que ser mayor de edad y estar en condiciones de plena capacidad para expresar libremente la voluntad.

¿Una persona que tenga una enfermedad grave e incurable no puede recibir la eutanasia si se encuentra incapacitado cognitivamente o inconsciente?

Si no estuviese en condiciones de plena capacidad y plena libertad no podría optar a la prestación. Hay que tener en cuenta que podemos sufrir pérdida de capacidad como consecuencia de accidentes o evolución de enfermedades. Para ello, está previsto que dejemos esta solicitud planteada en el documento de instrucciones previas. En el documento no hay que dejar explicitado que uno no quiere la eutanasia, como se planteó desde determinados sectores integristas, con la intención malévola de meter miedo e inquietud en las personas.

¿Hizo daño la campaña de miedo e inquietud a la que alude a la hora de solicitar esta prestación?

No. Cuando hablamos de eutanasia, hablamos de personas en situaciones que viven como límite y que piden una ayuda para finalizar sin tener que pasar por acontecimientos muy traumáticos y graves. Así ha ocurrido con el suicidio provocado de formas duras para lograr con eficacia el fin pretendido, de aquellos que querían poner fin a sus vidas por los motivos con los que hoy se prevé que se les ayude médicamente a morir. Está pendiente un recurso de inconstitucionalidad presentado por el PP y Vox. Veremos cuál es su recorrido. Creo que la mayoría social veía con claridad el derecho a morir dignamente. El debate sobre la eutanasia había sido prometido muchas veces. En el día a día, cada persona tomará su decisión, pero que exista la posibilidad es lo mínimo que podemos hacer en una sociedad democrática y abierta.

Los detractores de la ley aducen que es una “salida fácil” para no invertir en cuidados paliativos y ayudas a la dependencia.

Se han cocido mentiras. Una de ellas es la contraposición entre eutanasia y cuidados paliativos. Son dos realidades de ayuda diferentes, no incompatibles. En ocasiones, la eutanasia está al final de un proceso de cuidados paliativos. En Bélgica, la ley de cuidados paliativos y la ley de eutanasia se promulgaron a la vez. Eso no significó un aumento de muertes frente a las eutanasias que se conocía que eran practicadas clandestinamente. Desde hacía tiempo, los médicos cuidaban de las personas ayudándolas a morir. Esto forma parte de la historia de la medicina. La eutanasia encubierta no era un buen método porque dejaba fuera de control esa práctica y cómo se tomaban esas decisiones y, en particular, el grado de autonomía que tenía la persona para tomarlas. Cuando se regularon las dos, creció la dotación y el acceso a los cuidados paliativos, al tiempo que se estabilizaba el porcentaje de personas que optaban por poner fin a sus vidas conforme lo previsto en la ley. La contraposición entre paliativos y eutanasia es una gran mentira.

¿Sirve la eutanasia a eso que entienden como “morir dignamente”, evitando que el enfermo pase por el trance en soledad?

Exacto. Evita morir solo y vivir una vida que considera indigna para sí mismo, con una calidad de vida perdida y un sufrimiento intolerable, y que, por tanto, debe finalizar. No se le puede obligar a seguir en esas circunstancias, que es lo que ha ocurrido con muchas personas, causando tanto dolor cuando tenían trascendencia pública, empezando con Ramón Sampedro. A todos nos removía la necesidad de hacer algo por ayudar, y estaba siempre el impedimento legal. Hoy no hay impedimento, pero queda la utilización política del sufrimiento.

¿Por qué es importante la figura del testamento vital?

El testamento vital, o instrucciones previas, es un derecho reconocido en la Ley de Autonomía del Paciente, que garantiza que las personas puedan tomar decisiones que consideren oportunas en condiciones de plena capacidad y plena libertad sobre los tratamientos médicos, incluida la retirada de los mismos. El documento de instrucciones previas deja una previsión para el supuesto de que perdamos la capacidad, y nos encontremos en determinado tipo de situaciones en las que podamos no querer prologar la vida. Es un instrumento que refuerza la libertad de las personas para tomar decisiones cuando han perdido la capacidad para hacerlo.

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