La Opinión de A Coruña

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El Mareógrafo pasa por quirófano

El edificio del muelle de Calvo Sotelo se someterá a obras de rehabilitación, ya que sufre grietas y daños estructurales por el degradado de la zona en la que se asienta

Pablo Carballo, en el interior del Mareógrafo. Carlos Pardellas

El Mareógrafo de A Coruña, ese edificio cuadrado con una torreta que está en el muelle Calvo Sotelo, sufre daños en su estructura y también en sus tabiques y baldosas, es por ello por lo que la Dirección General del Instituto Geográfico Nacional ha sacado a concurso las obras para repararlo. El importe de los trabajos es de 24.637 euros y su plazo de ejecución, de cuatro meses. El director del Mareógrafo coruñés, Pablo Carballo, explica que los trabajadores podrán seguir en las instalaciones mientras se realizan las obras en este edificio que se acabó de construir en 1948.

Fachada del Mareógrafo. | // CARLOS PARDELLAS

El informe del estado del inmueble, realizado por el Grupo de Construcción de la Escuela de Caminos de la Universidade da Coruña en noviembre de 2019, concluye que “la causa más probable de los daños es la presencia de asientos diferenciales en la losa que sirve de apoyo a solera y muros” y que, debido a la consolidación del terreno y también a su ligadura con el pozo del Mareógrafo —que se apoya sobre la escollera enterrada y no sobre rellenos— “ha descendido más en el perímetro de la estructura, bajo los muros, que en las proximidades” de esta estructura. Para rehabilitarlo, el redactor del informe propone reparar los daños utilizando micropilotes y descarta, por el tipo de terreno en el que se asienta, procedimientos de consolidación de este suelo. En el informe consta también que hubo un choque de un barco en 1978 contra el cantil, aunque esa no es la causa del deterioro de la estructura.

Escalera de caracol, dentro del edificio. | // CARLOS PARDELLAS

Pablo Carballo explica que, desde que se realizó el informe, la situación ha empeorado en el edificio. “Lo que hemos detectado es que, en una parte, la que está más pegada a la punta del muelle es donde tenemos más problemas, tenemos grietas en las paredes. Colocamos unos testigos y lo que vamos viendo es que van a más. Esas grietas no afectan al funcionamiento de los equipos de medición que tenemos allí, pero sí afecta al edificio”, relata Carballo, que aboga por reparar el inmueble para frenar su deterioro.

Pero, ¿qué se hace en ese edificio pintado de blanco y con unas antenas en la torre? “El Mareógrafo se acabó de construir en 1948, el objetivo fundamental es establecer una medida de la marea respecto a una referencia simétrica. En España está fijada esa referencia en Alicante. Los Mareógrafos cumplen una función geodésica y proporciona una serie continua de datos, que tiene aplicaciones para el control de procesos dinámicos costeros, cambio climático, navegación marítima, obras en puertos, aplicaciones geodésicas, control de tsunamis o volcanes”, contesta Carballo, que apunta que, a pesar de que en A Coruña, no hay riesgo de que se produzcan estos dos fenómenos, sí que lo hay en otras zonas de la red.

Una vez que finalicen las obras y que los muelles se liberen, Carballo prevé que la institución pueda abrir sus puertas al público y hacer actividades para dar a conocer su labor a los vecinos de la ciudad y para que conozcan no solo el trabajo que desarrollan tomando datos en este muelle de Calvo Sotelo, sino también en la dársena exterior de punta Langosteira.

Las obras, según comenta Carballo, no afectarán a la actividad del Mareógrafo, porque el pozo de hormigón, que es donde se desarrollan las mediciones, es independiente de los daños que está sufriendo el inmueble.

“El edificio está catalogado, tiene cierto valor patrimonial, y de lo que se trata básicamente es de frenar ese deterioro. Nosotros medimos permanentemente las mareas y esa medición la tenemos que hacer con respecto a una referencia, que es un clavo que tenemos, ese clavo está conectado con nuestras redes de nivelación de alta precisión. Hoy en día tenemos antenas GPS, encima del edificio tenemos una de estas antenas colocada ya, y es, en cierto modo, lo que nos ha permitido detectar estos movimientos en el asentamiento que ha sufrido el edificio y que no se está produciendo igual por todas las partes. Se está inclinando y las grietas están apareciendo, sobre todo en la fachada este”, relata Carballo, que hace hincapié en la importancia de salvar el inmueble, ya que eso les permite seguir aumentando la base de datos de las mareas que recopilan desde 1948 y completar la serie histórica.

“Para estudios sobre la subida del nivel del mar, por ejemplo, el hecho de disponer de mediciones durante un periodo tan largo de tiempo nos permite monitorizar estos procesos”, explica. Efectivamente, el Mareógrafo podría trasladarse a otro lugar, porque la condición que debe cumplir es estar en un sitio de costa, pero los nuevos datos no se podrían incluir en esta serie histórica iniciada a mediados del siglo pasado.

Aunque el Mareógrafo coruñés no se dedica a estudiar el cambio climático, Carballo explica que los datos recopilados se ponen a disposición de la comunidad científica para que pueda acceder a ellos y realizar esta y otras investigaciones. Son datos que se suben en tiempo real y que se unen a los de más de 300 Mareógrafos que hay a nivel mundial.

Sobre cuánto y cómo se está comportando el mar en la ciudad, Carballo dice que la tendencia es de 1,9 milímetros de subida del nivel del mar al año. “Es una tendencia lineal, si en algún momento registrásemos que dejase de ser de 1,9 milímetros al año y fuese de tres milímetros un año y otro de 3,4 podríamos decir que se está produciendo un cambio en la subida del nivel del mar”, concluye.

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