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La dificultad de una ruta marítima estable de A Coruña con Ucrania por el Báltico: complicada logística y alto coste

El grupo Nogar, mayoritario en el tráfico agroalimentario, señala que la descarga de maíz fue “puntual” y no hay más previstas

Descarga de maíz ucraniano del 'Alppila'. carlos pardellas

El buque de bandera finlandesa Alppila, que este martes descargó el grueso de su carga de 18.000 toneladas de grano ucraniano en el puerto de A Coruña, fue un hito en la ciudad. Primero, porque traía el primer grano de este país que llega a Galicia desde el comienzo de la invasión rusa, pero también porque ante el bloqueo debido a la guerra de la ruta tradicional, por el Mar Negro, el barco optó por la novedosa fórmula de recogerlo en un puerto polaco en el Báltico, adonde había sido llevado previamente por tierra. La consignataria, el grupo Nogar, descarta que esta operación suponga el inicio de una ruta regular. “Ha sido algo muy, muy puntual”, señalan fuentes de la empresa, que se encargó también de la estiba: “Ojalá se hubiese abierto una nueva ruta, pero no creemos que se convierta en algo rutinario”.

El grupo gestiona en torno al 75% de las importaciones de productos agroalimentarios que llegan a Galicia por mar, pero no les consta que vayan a venir más buques con grano ucraniano, como tampoco a la patronal gallega de fabricantes de piensos, Agafac, que agrupa a los mayores consumidores de un maíz que se destinará sobre todo al consumo animal.

Y esto es un golpe para el sector gallego, que antes de la guerra traía el 40% de las 1,1 millones de toneladas de maíz importado de Ucrania al año. Su ausencia ha obligado a emplear mercados sustitutivos. “Desde marzo, casi todo lo que se importa es desde Canadá”, indica la consignataria “con algo de Estados Unidos y de países europeos”.

La importancia de Ucrania era aún mayor entre noviembre y junio, las fechas en las que están disponibles las cosechas del Hemisferio Norte pero no las del Sur. Entre enero y mayo del año pasado, señalan fuentes del grupo Nogar, entraron por el puerto de A Coruña unas 440.000 toneladas de maíz, de las que cuatro quintas partes procedían del Mar Negro, mayoritariamente de Ucrania.

Este mar es la salida natural del país, y el único al que tiene acceso directo, y, según señala el grupo Nogar, “nos consta que hay barcos cargados en los muelles ucranianos, y puertos con stock de cereal” que tanto a las empresas locales como al Gobierno le interesa exportar, por no hablar del resto de países, interesados en evitar una crisis alimentaria global.

Pero las rutas marítimas las controla la Marina rusa y han sido boicoteadas por los propios ucranianos para que no las usen los invasores. “En los alrededores de Nikolayev y Odessa, los principales puertos, hay un riesgo muy alto, sobre todo por minas de la propia Ucrania”, señalan desde la empresa.

Para evitarlo, el Gobierno ucraniano está apostando por los envíos a través de Rumanía y de Polonia, a los que el material llega por vía terrestre. Pero, según admitió la semana pasada el viceministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Senik, “estas rutas no son perfectas porque crean ciertos cuellos de botella”. Los ferrocarriles ucranianos tienen diferente ancho que otros europeos, y llevar el grano a Rumanía implica llevarlo por vía terrestre hasta el Danubio y luego en barca hasta el puerto de Constanza, además de los transportes en camión cuando estas alternativas no son posibles.

En conjunto, Nogar considera que todos estos problemas logísticos implican que el transporte vía Polonia no vaya a ser “recurrente” y considera que el envío se ha dado “por alguna oportunidad” puntual a nivel de precio que hizo que a una de las grandes multinacionales que se dedican al transporte de estos productos le pareciese interesante fletar grano ucraniano que ya estaba en el país. Pero la mayor parte del grano que salga de Ucrania por vía terrestre, considera la empresa, se quedará en países limítrofes.

Escasas cantidades

El presidente del Puerto, Martín Fernández Prado, celebró ayer como una “alegría” la llegada de un carguero con grano ucraniano desde Polonia, pero Agafac, que también lo celebra, señala que es más bien un “acto simbólico” por la escasa cantidad que trae: la patronal consume unas 100.000 toneladas mensuales, y un barco cargado con maíz brasileño que llegó casi simultáneamente al muelle coruñés llevaba 48.000.

En Ucrania, según su Gobierno, se acumulan actualmente unos 30 millones de toneladas de grano en espera de salida. Senik señaló en sus declaraciones a Reuters, la semana pasada, que el país trataría de abrir una nueva ruta a través de otro país báltico diferente a Polonia, que también podría llegar a A Coruña, pero desde el grupo Nogar señalan que se encontrarían con problemas parecidos a los que por ahora ahogan la ruta polaca.

Una posibilidad “más factible”, explican fuentes de la empresa, aunque muy lejos de estar asegurada, es que se llegue a un acuerdo entre Ucrania y Rusia para crear un corredor seguro para el tránsito marítimo. Y que los barcos con el cereal de Ucrania, tradicionalmente granero de Europa, bendito con el fértil suelo chernozem, vuelvan a alimentar a Galicia y al mundo.

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