La Opinión de A Coruña

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Una tómbola para alegrar un planeta triste

La Grande Obra reúne fondos para Ucrania y La Palma con objetos donados por tiendas

Alumnos de la Grande Obra de Atocha recaudan artículos para la tómbola en los comercios del barrio LOC

El CPR Plurilingüe La Grande Obra de Atocha celebra la próxima semana una tómbola solidaria. El lunes 20 y el martes 21 serán dos jornadas festivas de cierre de curso. El objetivo es recaudar fondos para repartir entre Ucrania y los afectados por el volcán de La Palma. En torno a 500 escolares, desde Infantil a cuarto de Primaria, han participado en las últimas semanas en una campaña que ha reunido juguetes y productos donados por las propias familias y por medio centenar de negocios del centro y el barrio de Monte Alto.

Alumnos del CPR Plurilingüe La Grande Obra de Atocha delante de Óptica Lázaro LOC

“La idea inicial era hacer un proyecto sobre La Palma. Lo íbamos a llamar La tierra se está muriendo”, explica Ricardo Rey, director pedagógico de Infantil y Primaria del colegio. Utilizaron ese punto de partida para reforzar “la educación ambiental y la solidaridad hacia las personas necesitadas”, comenta Rey. Aunque el plan se originó a comienzos de curso, tenían previsto llevarlo a cabo en el último trimestre del año escolar. “Cuando estábamos preparados para empezar, surgió la guerra de Ucrania y cambiamos la idea. En lugar de decir que la Tierra se esta muriendo, decimos que la Tierra está triste”, cuenta el coordinador de la iniciativa.

Con este nuevo título y la solidaridad como punto común, decidieron organizar una tómbola con toda la comunidad educativa y donar lo recaudado a las dos causas, mitad y mitad, a través de Cáritas. Todo el mundo se volcó con esta iniciativa solidaria. Los alumnos y sus familias donaron juguetes para la tómbola. Los propios estudiantes se dividieron en grupos, supervisados por los docentes, para conseguir el apoyo de los comercios.

Unos cincuenta negocios recibieron a los jóvenes, explicándoles parte de su oficio, y donaron productos que algunos agraciados tendrán la suerte de ganar. Estas colaboraciones estaban apalabradas por los profesores del centro “sin ningún compromiso”, como el bar Rogelio, la confitería París, La Casa de las Zapatillas o las Farmacias Castro y León. Carmen Lázaro, propietaria de Óptica Lázaro, recibió a los niños del colegio. “Tuve la agradable visita de dos grupos de niños. Les explicamos qué era la óptica y donamos un par de gafas de sol”, comenta la dueña del establecimiento de la calle Bailén.

Son más de 1.800 los objetos que se sortearán el lunes y el martes en un acto abierto al público. La lista de donaciones incluye un altavoz inteligente Alexa. Al margen de los premios, los jóvenes están consiguiendo las felicitaciones de todos los vecinos del barrio. “Los de cuatro años quizá no son conscientes de lo que supone una guerra o lo que es un volcán, pero algo les va quedando”, opina Lázaro. Solo resta culminar el proyecto la próxima semana con una forma solidaria de celebrar el final de curso.

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