La Opinión de A Coruña

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Los guardianes del comercio y la tecnología de siempre en A Coruña

Los negocios tradicionales de electrónica de los barrios sobreviven ante las grandes cadenas gracias a la confianza de sus clientes de toda la vida

José Ángel Gajino y su hija, María, con dos radiocasetes en Comercial Lagares. Víctor Echave

Los hábitos de consumo han cambiado en las últimas décadas. Lo han hecho en muchos sentidos: dónde se compra, qué producto se adquiere, cuánto tiempo durará la interacción con el vendedor. La tecnología ha asistido en primera persona a la evolución de las rutinas de consumo. A ello han contribuido durante todo este tiempo los negocios locales dedicados a la venta de productos tecnológicos.

Algunos abrieron en A Coruña cuando internet no existía, cuando las televisiones y los relojes digitales eran un artículo de lujo que mostrar a las visitas en el salón de la casa y a los compañeros de trabajo en la hora del almuerzo. E incluso algunos establecimientos de la ciudad han superado su jubileo de diamante y se aproximan a su centenario. Hoy, haciendo referencia a la introducción de El Equipo A, sobreviven como soldados de fortuna a los que recurren sus clientes de toda la vida para resolver sus problemas relacionados con algún artilugio electrónico de su vida cotidiana.

Dependientes de Comercial Electrónica Coruñesa Víctor Echave

En la ciudad quedan pocos locales al pie del cañón, pero los que siguen lo hacen con el cariño y la fidelidad de los vecinos del barrio. El más antiguo es el bazar La Luna, en la calle Juan Flórez. Más de 80 años lleva este negocio abierto. Se adaptó según la época. Nació como ultramarinos y, tres generaciones después, los herederos decidieron venderle el negocio al actual propietario, Eduardo Díaz, con la condición de mantener la filosofía: ser la tienda de barrio de toda la vida y cuidar la atención al cliente.

Escaparate del bazar La Luna repleto de artículos de electrónica Daniel Abelenda Lado

Así lo demuestra, despachando con atención y dedicación a las personas que acuden a su mostrador. Una clienta pregunta por un reloj barato para su marido. En menos de un minuto ya ha mostrado y explicado las virtudes de modelo más asequible que tiene. Con la misma celeridad atiende a las personas que acuden a cambiar una pila. Tiene infinidad de modelos y acepta venderlas por unidades. “Si una clienta necesita solo dos pilas para un mando y no las cuatro del paquete, yo se las vendo”, señala Eduardo Díaz. El servicio cara a cara es la ventaja de la que presumen las tiendas de electrónica de barrio. “No puedo competir en precios, pero si el cliente lo necesita me paro media hora a enseñarle cómo funciona esta radio”, comenta el gerente de La Luna.

En esta línea, está orgulloso de centrar una parte importante de sus productos en satisfacer las necesidades de las personas mayores, con radios y teléfonos móviles más accesibles para este segmento. Cuenta que le encanta sorprender a los clientes que llegan preguntando por casetes y cadenas y le muestra su gran variedad de su escaparate.

Surtido de relojes del bazar La Luna Víctor Echave

Subiendo hacia el mercado de Santa Lucía, Puerto Libre sigue siendo uno de los supervivientes de la zona gracias a la fidelidad de los vecinos. Es un negocio familiar que lleva casi 40 años abierto en la calle Doctor Fleming. Habitualmente está en el número 4, pero debido a unas reformas se han trasladado al 10 de forma temporal. La tienda recuerda la época en la que el mercado de Santa Lucía agitaba las billeteras en el barrio. Este bazar vendía de todo, desde ropa y menaje del hogar hasta los aparatos tecnológicos más novedosos.

Soraya Aller, propietaria de Puerto Libre, con dos consolas Atari Carlos Pardellas

Conservan la filosofía de ventas como verdaderos supervivientes en una zona en la que se pueden contar con los dedos de las manos los comercios que se mantienen abierto desde el siglo pasado. En la comodidad de su mostrador se consultan diferentes tipos de despertadores. La dependienta, Soraya Aller, muestra un par de ellos de aguja continua y de distintos tamaños y colores. Aunque no vendió el dispositivo, asume que este es el trato correcto que se merece la clientela. “Hay gente que lo valora mucho. Y también gente que no, que le vale ir a un centro comercial, coger un producto sin que se lo expliquen y que ni siquiera le miren”, relata Aller.

En este negocio también se lanzaron en los últimos tiempos al mercado digital. En su web venden los productos de siempre, pero también cobran valor otros más exclusivos. Como joyas sin estrenar del pasado, presumen de vender walkman de primera mano. También tienen en venta dos consolas Atari: la 7.800 por 195 euros y la Funivisión 2.600, a 99,50. “Son nuevas, a estrenar”, jura la propietaria. A través de su tienda digital agotaron las existencias de juegos de la Sega Mega Drive o la Nintendo NES. Lo clásico no opaca lo actual, ya que venden también videojuegos y consolas modernas.

La consola Atari 7800 a la venta en Puerto Libre Carlos Pardellas

No se compra igual hoy que hace cincuenta años. Eso lo saben bien en Comercial Electrónica Coruñesa, en la avenida de Finisterre. Jesús Barbeito fundó la tienda con un socio replicando un negocio que él mismo había tenido en Venezuela. Vendía de todo, pero se especializó en componentes y recambios para artículos tecnológicos como televisores. Hoy mantienen este servicio, pero la demanda no es la misma. “La gente joven reclama productos terminados”, explica el gerente actual, Santiago Barbeito.

Los dependientes de Comercial Electrónica Coruñesa con productos de su negocio Víctor Echave

La clientela es mayor, de aquella que recuerda el inicio del negocio, en el que se montaban televisiones clónicas y en el que se despachaban unos recambios que ya no tienen tantos compradores ahora. Se están adaptado a la demanda. “En el tema de electricidad y decoración de casa, hemos explorado los cables textiles y las tiras de diodos led. Nosotros ya le damos el producto terminado al cliente para que lo coloque”, apunta Santiago Barbeito.

El letrero de Central Electrónica Coruñesa iluminado con tiras de diodos led que se venden en la tienda Víctor Echave

José Ángel Gajino atiende en Comercial Lagares junto a su hija, María, y su perro, Murphy. La tienda de Rúa Nova es una referencia en el centro de la ciudad a la hora de cambiar la pila de un reloj o buscar la afeitadora más práctica para la barba. Delante de sus escaparates han desfilado todos los estrenos de electrónica: radiocasetes, walkman, discman, cadenas de sonido, vídeos, grabadoras y radios digitales. “Si nosotros duramos, es por la gente, que valora lo que les aportamos”, afirma Gajino. Espera que negocios como el suyo vivan mientras el cliente siga queriendo un trato personal y una atención detallada.

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