La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb, conocida también como banco malo) promovió a comienzos del año pasado la subasta por 11,5 millones de euros de la cantera de Mesejo, una parcela en la zona de Penamoa donde en la primera década de este siglo una constructora proyectaba la construcción de 139 viviendas. Aquel plan urbanístico, impulsado por la sociedad Obras y Construcciones Alén, con sede en Vigo, no tuvo recorrido y el terreno mantiene la vegetación que siempre hubo. La finca, hoy, está en “proceso de adjudicación” a la propia Sareb, que reclamaba a la propietaria de la cantera 9,7 millones —casi dos menos del valor en que el solar fue tasado para salir a subasta— y que ahora impulsa la recuperación del proyecto.
La adjudicación de la cantera de Mesejo al banco malo aparece reflejada en un estudio de detalle remitido por Servihabitat al Ayuntamiento, en el que justifica que, al no haberse desarrollado en la zona ningún proyecto de urbanización, “se ve la oportunidad de cambio de la formalización y un rediseño de la edificación resultante para adaptarse a la normativa actualizada y a estéticas más actuales”. Servihabitat es la inmobiliaria que se encarga de la administración, gestión y comercialización de los activos inmobiliarios que son propiedad de la Sareb.
El documento enviado al Concello señala que aunque existe un plan especial de reforma interior de 2004 y un proyecto de equidistribución que data de 2008 y no llegó a realizarse con la parcelación en el Catastro, el terreno mantiene en la actualidad la condición de finca única de la que la Sareb será su propietaria. Se trata de una superficie de casi 14.000 metros cuadrados con la calificación de suelo urbano no consolidado que se encuentra entre el lugar de Penamoa, A Silva, O Ventorrillo y la tercera ronda.
La propuesta que recoge el estudio de detalle, “fuertemente condicionada por la topografía existente”, dibuja dos bloques residenciales ubicados en una de las dos plataformas a distinta altura en que se divide la parcela. Son construcciones de siete alturas y bajo cubierta con dos sótanos para aparcamiento. El ámbito incluye otros dos bloques de seis alturas y bajo cubierta, uno de uso dotacional y otro terciario.
El plan especial de este ámbito, refundido en 2004, preveía construir tres edificios de siete plantas y bajo cubierta en semicírculo, adaptados al desnivel de 12,5 metros de la ladera del terreno, además de una torre enfrente, también residencial a 93 metros de cota, dejando en medio una plaza urbana. En total se preveían 139 viviendas, cifra que el estudio de detalle con el que cuenta ahora el Ayuntamiento no precisa.
Aquel documento incluía además un aparcamiento subterráneo con 363 plazas de las que 150 serían garajes privados para los residentes. Habría además uso comercial en los bajos y se fijaba una cesión al Concello de 3.000 metros cuadrados para vial.
El espacio sobre las plantas destinadas a aparcamiento se plantea como una zona de titularidad privada y acceso público con la mayor parte de su superficie ajardinada, de tal manera que dé continuidad a un espacio verde central. La configuración elegida para los espacios libres del ámbito es la de paseo peatonal.
Solo contactos “informales”
La urbanización de la antigua cantera de extracción de mineral de la familia Mesejo sigue hoy vigente en el actual planeamiento urbanístico con el nombre de API L25, un Área de Planeamiento Incorporado —ya estaba en el plan general de 1998— con la calificación de suelo urbano no consolidado.
Fuentes del Gobierno actual admitían en febrero de 2021, cuando la cantera salió a subasta a instancia de la Sareb, que había habido “conversaciones informales” en diferentes mandatos sobre el desarrollo, pero que desde 2008, cuando se realizó el proyecto de equidistribución, no se realizaron trámites con el fin de llevar a cabo su ejecución. El ámbito está dentro de la zona de ordenación del Plan do Litoral y está afectado por las servidumbres de la instalación de la refinería.
