La Opinión de A Coruña

La Opinión de A Coruña

Imparte un monólogo el sábado en A Coruña

Irantzu Varela, periodista y activista: “Peleamos por un Orgullo que no incluya solo lo que es menos incómodo para el sistema”

“Las personas LGBT de mi edad se enfrentaron a un contexto que las consideraba enfermas”

La periodista y activista Irantzu Varela. | // LOC

La activista y periodista Irantzu Varela le gusta definirse como “periodista/vasca/bollera/gorda”. Este sábado visitará la ciudad de la mano de la asociación Les Coruña en el marco de los actos del Orgullo LGBT, con un monólogo que impartirá en la fundación Seoane a las 20.30 horas.

Recibió ayer, de manos de la ministra de Igualdad, el premio Orgullo de país. Parece que, desde hace unos años, la G no monopoliza tanto las celebraciones del Orgullo.

Sí. Creo que eso ha sido fruto de la lucha. Por eso se habla tanto de la visibilidad. Uno de los problemas es que a veces no se nos ve, o son disidencias sexuales que se pueden disfrazar de normalidad porque lo quieren las protagonistas o porque la gente prefiere pensar que somos amigas. Hace tiempo hay una lucha para que sea un movimiento organizado y visible de todas las disidencias. Las que empezaron todo esto en Stonewall fueron una lesbiana butch y dos mujeres trans, trabajadoras sexuales y racializadas. Esto siempre fue de la L y de la T también.

Y, sin embargo, las mujeres trans y las mujeres lesbianas no normativas se han quedado fuera, históricamente.

Así es como funcionan las opresiones en una sociedad heteronormativa y patriarcal, y cuanto más te alejas de la norma, más te odian. A los hombres gays normativos, jóvenes, guapos y musculados con poca pluma, blancos y con dinero, no tanto. El resto de disidencias no han sido visibles. Hace mucho que estamos peleando por un Orgullo y una representación que sea real, y que no solo incluya a lo que le es menos incómodo al sistema.

En su discurso de orgullo de País, se dirige a su madre. “¿Ves, ama, cómo era necesario decir todo el rato que soy bollera?”. ¿Por qué es necesario, en términos de visibilidad?

Es que esto no va solo de sexo ni de amor. Una de las manifestaciones de la violencia del sistema es la presunción de heterosexualidad. De una persona como yo, que tiene passing de hetero, nadie piensa que soy bollera si me ven por la calle. La presunción de heterosexualidad te pone en un sitio de privilegio, pero también es una constante negación de lo que eres. Es dar a entender que eres una rara, que te sales de la norma o que no existes. Para mí es importante decir que soy bollera porque forma parte de lo que soy. Cuando dices “tengo pareja” la gente siempre piensa que es una pareja heterosexual. Creo que es importante que yo lo diga, porque yo he tenido unas relaciones sexoafectivas lésbicas siendo adulta, con una formación y un recorrido feminista y con un contexto muy politizado, con un entorno que estaba preparada para la disidencia. Mi familia respondió diciendo que lo que querían era que fuese feliz, que es una respuesta muy real. Mi entorno igual, lo vivió con mucha naturalidad, pero no es lo habitual. Las personas de mi edad se han enfrentado a un contexto que las consideraba enfermas o foco de burla, y en la sociedad hay menos heteronormatividad de lo que parece. Por eso es importante decirlo.

Muchas personas defienden que las lesbianas gozan de ciertas ventajas. ¿Se cree que la fetichización que sufre la L es menos violenta que la agresión física que sufren los gays?

El problema detrás de casi todas las violencias es la masculinidad, construida sobre ese relato de lo que tiene que ser un hombre, en el cual hay que demostrar hombría, que vete tú a saber qué es eso. Una de las formas de demostrarlo es ser violento. Los hombres cishetero se han tragado ese cuento de la masculinidad, que además esconde una fragilidad y un miedo importantes. Los hombres homosexuales les dan rabia y asco porque cuestionan su masculinidad, porque resulta que se puede ser un tío y pintarte el ojo de purpurina o tener pluma o hacer lo que te de la gana, o tener relaciones sexoafectivas con otros hombres, entonces se les cae su relato de la masculinidad. Siento que ejercen una violencia más directa contra los hombres gays, porque la masculinidad ha construido el mantra de que a nada que un hombre tenga un gesto de cariño con otro, ya es un maricón, en cambio una de las cosas buenas que tiene la feminidad, que no son muchas, es que podemos ser tiernas y cuidadoras con otras mujeres. A nosotras nos hipersexualizan, pero tampoco nos toleran. Prefieren excitarse que darnos una paliza. Hay países en los que la homosexualidad masculina está penada y la femenina no porque piensan que lo nuestro no es sexo. Me da la risa.

Compartir el artículo

stats