El Fondo Europeo Marítimo de Pesca y Acuicultura (Fempa) destinará 366 millones al sector en Galicia hasta 2027, pero gran parte de la patronal espera que las ayudas les sirvan de finiquito. Según señala Torcuato Teixeira, secretario general de la patronal Pescagalicia y vicepresidente de la lonja de A Coruña, “muchísimos armadores” están esperando como “agua de mayo” que se den ayudas para cierres definitivos. Aún sin datos concretos de cuántos propietarios desean parar en la ciudad, Teixeira señala que la “sensación” es que “cuando salga la convocatoria se va a acudir masivamente”.
Además de los problemas históricos que arrastra el sector, como la carencia de relevo generacional o la “falta de cuotas”, el “principal” factor” que influye actualmente para mover al paro es el alza del combustible. El diésel “ha subido un 140% con respecto a hace un año”, explica Teixeira, y supone en torno a un tercio de los costes de explotación de un barco. De acuerdo con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el diesel estaba ayer a 1,025 euros el litro en el poste marítimo de la dársena de Oza.
Los pescadores tienen un descuento de veinte céntimos, “como el resto de los mortales”, señala Teixeira, que considera “un error” no aumentar las bonificaciones al combustible para pesca y la agricultura. “Hay que tomar medidas excepcionales en esta situación bélica”, afirma, “pues si no ponemos en riesgo actividades fundamentales para la supervivencia de la ciudadanía y la soberanía y seguridad alimentaria”. Desde A Coruña propusieron, sin éxito, poner un precio máximo, pues la actual alza, afirma Teixeira, está “engordando los bolsillos de los accionistas” de las empresas de hidrocarburos “a costa de los sectores primarios”.
En la situación actual, señala Teixeira, “hay muchos barcos de A Coruña que están parando los viernes”, pues los precios del sábado “son un poco menores y no compensan los gastos mínimos de salir al mar”. Los precios del pescado en la lonja han aumentado con respecto al año pasado, pero “no está compensando”, y la propia lonja, afirma Teixeira, está sufriendo un “sobrecoste brutal” por el aumento de los precios de la electricidad, pues tiene que mantener siete salas refrigeradas.
Teixeira no tiene datos de qué número de barcos que trabajan en el puerto coruñés irían para el desguace si se ofreciesen ayudas al cierre, pero desde la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga), con sede en Sada, aunque no tienen datos desglosados por puertos, calculan que pararían 27 de los de sus socios, una docena en la provincia de A Coruña. Esto es, más de la cuarta parte de los 121 buques que actualmente están en la agrupación.
El portavoz de Acerga, Andrés García, considera que si se abriera una convocatoria de ayudas para el paro definitivo de los barcos “aparecerían más”. El sector, explica, tiene pocas perspectivas de mejora, y pese a que hay algunos emprendedores jóvenes, “hoy en día un armador en edad de jubilación, lo que menos quiere para su hijo es que se dedique al mar”.
Aparte del problema del combustible, para García la flota del cerco de la comarca coruñesa sufre por la escasez de cuotas en las “especies principales”, como el jurelo, la sardina y la caballa.
Cierre de zonas pesqueras
Para Teixeira, el alza del diésel está “aderezada” por la propuesta europea de prohibir las capturas en 94 zonas marítimas, que, si bien no consiguió la mayoría suficiente para su aprobación en la Comisión Europea, sigue en el aire y se tratará en la reunión de la Comisión de Pesca del Parlamento Europeo el próximo martes.
Entre los caladeros prohibidos, situados en España, Portugal, Francia e Irlanda, hay varios frente a la costa gallega, y el secretario general de Pescagalicia defiende que afectará a la actividad de los barcos que descargan en la lonja coruñesa. “Influye en relación a la merluza, rape, la cigala”, indica Teixeira, que explica que “son zonas en que faenan barcos no solo del Cantábrico Noroeste” sino otros del Gran Sol que descargan el pescado en la lonja coruñesa, incluyendo algunos de banderas de otros países.
Para el secretario de Pescagalicia, esta iniciativa es una “barbaridad”, pues considera que no va a mejorar la ecología y biodiversidad de las áreas que se cierren. “Son zonas en las que se lleva trabajando muchos años y con gran riqueza biológica, y esto es el dato más objetivo de que la pesca no está afectando a los ecosistemas”.
Teixeira señala que en los puertos gallegos la sensación es de “total abatimiento” y acusa a la Comisión de Pesca de estar “intentando acabar con la pesca europea, de la que ya no queda mucho”. “O cambian las administraciones con competencias en la materia o nos vamos a encontrar con un sector muy menguado. Las lonjas van a convertirse en museos de lo que fueron, y no centros de descarga, como tendrían que ser”.
